Políticos y ciudadanos británicos denuncian la «atrocidad» del nuevo escándalo de Johnson
Cada vez son más los británicos que piden la dimisión de su primer ministro
El Partido Conservador que gobierna en Reino Unido estrena el año envuelto en un nuevo escándalo. Se ha hecho pública una invitación enviada en mayo del 2020, anunciando una fiesta en el jardín del número 10 de Downing Street. En ella, los organizadores piden a las 100 personas convidadas que «traigan su propia bebida».
En verano de 2020, las restricciones por coronavirus estaban vigentes y aquellos que las incumplieran podrían recibir sanciones. La normativa solo permitía salir al exterior para hacer ejercicio, y prohibía reuniones de más de dos personas. Testigos cuentan que a la fiesta de Downing Street asistieron 30 –entre ellos, el primer ministro Boris Johnson y su mujer Carrie–.
La noticia ha enfurecido al pueblo inglés, obligado en aquel momento a cumplir las estrictas restricciones sanitarias. Líderes políticos ya han denunciado el comportamiento de Johnson.
«Nadie necesita que un oficial les cuente que estaba en una fiesta de borrachos en su propio jardín», tuiteó la líder Conservadora en Escocia, Ruth Davidson. Comentó que el público estaba «debidamente enfurecido» después de todos sus sacrificios. «¿Que estaba pensando esta gente?», lamentó.
La reputación de Johnson ya está por los suelos. En el último año, se ha enfrentado a escándalos por otras tres fiestas clandestinas, la remodelación turbiamente financiada de su residencia, y la nula gestión de la pandemia del coronavirus. Sus relaciones con Francia y la Unión Europea están peor que nunca, y su papel en la cumbre climática COP26 fue tachado de hipócrita por la comunidad internacional. Una reciente encuesta revela que ha caído ocho puntos por debajo de sus rivales del Partido Laborista, lo cual podría hacer peligrar su posición en el Gobierno.
Sin embargo, Boris Johnson «no va a irse a ninguna parte». Así lo anuncia su gobierno en un comunicado de urgencia.
Ausencia en la cámara de los comunes
«El primer ministro no va a irse a ninguna parte. Aún tiene la confianza de la gente de este país, y la obtuvo hace dos años con la más amplia mayoría electoral de las últimas décadas», defiende Michael Ellis, fiscal general del Partido Conservador. Mantiene que la posición de su premier no está amenazada.
Johnson aún no ha confirmado si asistió o no al evento. Durante una reunión en la cámara de los comunes, en la que no estuvo presente, los parlamentarios compartieron sus impresiones y quejas ante el nuevo escándalo.
«Cuando le preguntaron por las fiestas, el primer ministro soltó risitas. Debería estar hoy aquí […] y disculparse ante las familias que han perdido seres queridos por la tristeza, pena y decepción que causa no solo al organizar estas fiestas si también al seguir mintiendo sobre ellas», denuncia el ministro laborista Afzal Khan.
No veo como puede continuar de esta manera. [...] Con tal atrocidad, no veo como puede sobrevivir
Por su parte Anthony Mullen, líder Conservador en el distrito de Sunderland, describió la fiesta como una «atrocidad». Opina que Johnson debería dimitir.
«No veo como puede continuar de esta manera. Me parece bastante obvio que el reportaje de Sue Gray revelará que mintió a la cámara de los comunes. Con tal atrocidad, no veo como puede sobrevivir», argumenta, refiriéndose a la investigación sobre las infracciones en Downing Street que lidera Gray.
El pueblo pide su dimisión
También el pueblo inglés hace eco de esta decepción hacia su primer ministro.
«Tantas personas estábamos solas y sufriendo, pero obedecíamos su reglas», lamenta Frances, estudiante en Londres. «Pero ellos ni siquiera lo intentaron. Deberían dimitir todos, por que son unos inútiles».
Vergonzoso, predecible, desmoralizador. Cumplir las reglas era su trabajo
Charlie, cantante de ópera en la región de Surrey, también se queja: «Necesita dimitir. Tendría que haber dimitido ya. Está hiriendo al Partido Conservador».
Por otra parte Tom, periodista de origen londinense, se resigna a lidiar con los excesos de Johnson durante dos años más. «Vergonzoso es poco. Pero sobrevivirá a este escándalo».
«Ya ha cruzado el umbral de lo que supone el comportamiento inaceptable demasiadas veces como para que esta cambie algo», lamenta.
Otros lo pintan incluso peor.
«Vergonzoso, predecible, desmoralizador. Cumplir las reglas era su trabajo», sentencia Becca, estudiante de Oxford.