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Silvio Berlusconi

Silvio BerlusconiAFP

Presidencia de Italia

Berlusconi: el Ave Fénix que aterroriza a la izquierda italiana con su posible regreso

Años después de dimitir de la presidencia del Consejo de ministros, Silvio Berlusconi regresa a la política italiana como candidato a la presidencia de la República

La imagen de Silvio Berlusconi en estado de shock, sangrando por la boca después de recibir el impacto de un souvenir macizo con forma del Duomo durante un mitin en Milán en 2009, ilustró la caída en desgracia del Cavaliere acosado por un sinfín de polémicas y casos judiciales.

Es cierto que tras el ataque su popularidad se disparó, pero solo dos años después presentó su dimisión como primer ministro y comenzó su descenso a un pozo sin fondo de desprestigio por los escándalos de corrupción, acusaciones de vínculos con la mafia y las impresentables fiestas sexuales con prostitutas menores de edad, celebradas en su mansión milanesa, las famosas fiestas «bunga-bunga».

Berlusconi, que ahora tratará de alcanzar la presidencia de la República Italiana tras el fin de mandato de Sergio Mattarella, presidió el Consejo de ministros en tres períodos: 1994-1995; 2001-2006; y 2008-2011.

Berlusconi tras la agresión que sufrió en Milán en 2009

Berlusconi tras la agresión que sufrió en Milán en 2009Captura de pantalla

Al finalizar cada período, sus oponentes y la prensa lo dieron por amortizado. Era el fin del capricho político de un magnate, dueño de Mediaset, presidente del grupo editorial Mondadori (editora de La Repubblica y de L’Espresso) y presidente del Milan.

Sin embargo, Berlusconi regresó tras su salida del Consejo de ministros en 1995 y en 2006 y podría regresar ahora como Presidente de Italia 12 años después de abandonar la presidencia del Consejo de ministros definitivamente.

Una elección nada fácil

Lograrlo no será nada fácil. En Italia al presidente de la República no lo eligen los ciudadanos, sino 1009 grandes electores: 630 de ellos son diputados, 320 senadores y 58 electores regionales.

Para poder ser elegido presidente, el candidato tiene que trabajar el consenso entre los grandes electores. En la primera votación, convocada para el próximo 24 de enero, el candidato debería obtener el voto de 671 electores. Si no lo logra, la votación se repite otras dos veces. Si a la tercera el candidato tampoco logra los votos necesarios, se convoca una cuarta votación donde se reduce el respaldo necesario a 505 votos.

La candidatura de Berlusconi la respaldan su partido, Forza Italia, y los otros partidos de derecha, la Lega, Fratelli d’Italia y Coraggio Italia.

Los cuatro partidos de derecha formalizaron la candidatura de Silvio Berlusconi en una reunión este viernes 14 de enero y defendieron que «el centroderecha, que representa la mayoría relativa en la asamblea llamada a elegir al nuevo jefe de Estado, tiene el derecho y el deber de proponer la candidatura al vértice máximo de las instituciones».

La candidatura del Cavaliere, sin embargo, estaba cantada desde hacía semanas, y la maquinaria propagandística del entorno del líder de Forza Italia ya llevaba tiempo a toda potencia, a veces de una manera un tanto burda.

Bueno y generoso, un héroe

Prueba de ello es la publicidad aparecida en la prensa italiana hace unos días en la que aparecía un rejuvenecido Berlusconi para explicar «quién es Silvio Berlusconi».

En la respuesta se explicaba que es «una persona buena y generosa», «un amigo de todos», «un ejemplo para todos los italianos», «el líder occidental más apreciado y más aplaudido (8 minutos) en la historia del Congreso Americano», «el italiano más competente en política internacional», «y, sobre todo, el héroe de la libertad que, con gran desprecio del peligro, salió en escena en el 94 para evitarnos a todos un régimen autoritario y antiliberal». La publicidad terminaba con un «entonces, ¿quién mejor que él?».

Los partidos de izquierda, en cambio, no quieren ni oír hablar de un Berlusconi inquilino del Palazzo del Quirinale, sede de la presidencia de la República. Esgrimen que los escándalos y las polémicas del cavaliere durante su período como primer ministro, y su imagen ostentosa son impropias de un presidente de la República, que debe caracterizarse por su respetabilidad y austeridad.

Los dos principales partidos de izquierda, el Partido Democrático y el Movimento 5 Stelle, prefieren al actual primer ministro, Mario Draghi, o incluso un segundo mandato de Sergio Mattarela.

Por lo tanto, en la derecha lo apuestan todo a bloquear las tres primeras votaciones y llegar a la cuarta, donde de verdad podría producirse la sorpresa con la elección de Berlusconi en una votación donde el voto es secreto.

Resurgimiento

Doce años después de la imagen del decadente Berlusconi ensangrentado, otra fotografía muestra una realidad diferente: la del ascenso político, la de su resurgimiento cual Ave Fénix como candidato a presidente de la República Italiana cuando todo el mundo lo daba por amortizado. Algunos, incluso lo llegaron a dar por muerto tras enfermar de COVID-19 durante la presente pandemia y pasarse 24 días ingresado en el hospital.

En esa fotografía, difundida el pasado 25 de diciembre en el perfil oficial del mandatario, de 85 años, en Twitter, aparece Berlusconi con su novia de 31 años, Marta Fascina, junto con un excesivo y barroco árbol de Navidad.

Silvio Berlusconi felicita la Navidad a los italianos junto con su novia Marta Fascina

Silvio Berlusconi felicita la Navidad a los italianos junto con su novia Marta Fascina

La imagen iba acompañada de una escueta felicitación navideña: «¡Ya es de verdad Navidad! Deseo a vuestras familias y a cada uno de vosotros que podáis realizar los sueños que lleváis en la mente y en el corazón».

Este mensaje no es el único de tono presidencial distribuido por Berlusconi. El aspirante a suceder a Sergio Mattarella como presidente de la República ha difundido varios videos desde que trascendió su posible candidatura en el que se dirige a los italianos como si ya fuera el jefe de Estado.

Unos días antes de Navidad, el 23 de diciembre, convocó a la prensa para emitir un mensaje de felicitación a los italianos con una potente carga social: «Mis felicitaciones de Navidad a todos los italianos. Estamos trabajando para que esa parte de italianos que carecen de bienestar puedan recibir asistencia del Estado y puedan pasar estas vacaciones de una manera serena».

«Está el problema de esta Italia que carece de bienestar, que es alrededor del 5 o 6 % de los italianos, un problema que debe afrontarse en profundidad y esto lo haremos a lo largo del próximo año», declaró.

Imagen presidencial

Unos días después, el 31 de diciembre, Berlusconi dio un paso más en su política de imagen presidencial y presumió de cercanía con el presidente ruso Vladimir Putin en pleno pulso entre Rusia y Occidente por la cuestión ucraniana.

«He tenido una larga y cordial llamada telefónica con el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin. Además de las felicitaciones por el inicio del Año Nuevo, hemos intercambiado opiniones sobre los principales temas de política internacional», decía en un mensaje también publicado en Twitter.

Mientras tanto, tensa calma en el Palazzo Chigi, sede del Consejo de ministros. Si finalmente la izquierda se sale con la suya y colocan a Mario Draghi como presidente de la República, la derecha ya ha anunciado que forzaría la celebración de nuevas elecciones.

A su vez, si la candidatura que prospera es la de Silvio Berlusconi, es el Partido Democrático el que ha anunciado que daría por roto el consenso parlamentario y forzaría la convocatoria de urnas.

Ante este panorama de bloqueo y división, no son pocos los analistas, y diputados y senadores, que insisten en que lo más razonable sería repetir la jugada de Giorgio Napolitano, presidente entre 2006 y 2015, y volver a elegir a Sergio Mattarella por un segundo mandato. Hasta ahora, el Presidente no parece muy entusiasmado con la idea, pero, como él mismo dijo, «decide el Parlamento». 

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