Fundado en 1910

Máximo Kirchner en la Cámara de DiputadosAgencias

Argentina

El portazo de Máximo Kirchner complica el Gobierno de Alberto Fernández

El hijo de Cristina Fernández deja la presidencia del bloque oficialista en el Congreso como gesto de repudio al acuerdo con el FMI

Parecía que las aguas turbulentas de la eterna crisis argentina, podían volver a su cauce con el preacuerdo suscrito con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero, no. Máximo Kirchner, el hijo todopoderoso de la vicepresidenta, Cristina Fernández, dio el portazo y renunció como jefe de bloque del oficialista Frente de Todos, en la Cámara de Diputados. Su retirada, por estar en contra de las condiciones del acuerdo con el principal organismo financiero del mundo, hizo temblar los cimientos de la Casa Rosada.

Máximo, de 44 años y diputado desde 2019, explicó las razones de su salida en una extensa carta: «Esta decisión nace de no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el FMI, llevada adelante exclusivamente por el gabinete económico y el grupo negociador que responde y cuenta con la absoluta confianza del presidente». En este párrafo se concentran los motivos de la dimisión, del elegido por su madre, para reconquistar en el futuro el sillón de Rivadavia (butaca del presidente) que ocuparon sus dos progenitores.

«Nunca dejé de decirle mi visión (al presidente) para no llegar a este resultado», escribió en la misiva el único hijo varón de Cristina Fernández. «Es mejor dar un paso al costado para que, de esa manera, él (presidente) pueda elegir a alguien que crea en este programa del FMI, no solo en lo inmediato, sino también mirando más allá del 10 de diciembre del 2023», en alusión a las próximas elecciones presidenciales.

Alberto Fernández desconocía la decisión de su hasta ahora principal espada en el Congreso. Desconcertado, salió al paso antes de que pudiera producirse una sangría de dimisiones que pusieran su Ejecutivo en jaque. «Un default (cesación de pagos) era un problema enorme, era salir del partido» justificó en la cadena pro gubernamental C5N. Este acuerdo, «es el mejor que se podía lograr», insistió.

Lanzada la bomba de la renuncia, faltaba por saber si la verdadera jefa, la que tiene el control del partido, Cristina Fernández, estaba de acuerdo con una decisión que podía hacer saltar por los aires el Gobierno. Por fortuna para Alberto Fernández, su vicepresidenta, en esta ocasión, no apoyaba a su hijo, pero el presidente aguarda una manifestación o gesto público que lo ratifique.

«Era un paso necesario. No hay nada que festejar. Simplemente me eligieron presidente para que resolviera problemas, y éste era el mayor», siguió Alberto Fernández. La reivindicación de poder era una respuesta a la pregunta no formulada que flota en el ambiente desde hace dos años, el tiempo transcurrido de legislatura: ¿Quién manda en Argentina? La viuda de Néstor Kirchner le ha reprochado en varias ocasiones que ocupa su cargo gracias a ella y su hijo, como ha dejado por escrito,  y siente que tiene derecho a intervenir en las decisiones de Estado aunque no esté al frente de ningún ministerio.

La salida de Máximo Kirchner del Congreso no incluye la renuncia a su escaño. Su abandono deja un espacio libre de poder en un puesto determinante, como es ser jefe de bloque. A partir de ahora se abren diferentes incógnitas. La primera, y más importante, es si el FMI tendrá reticencias a continuar con un acuerdo que tiene la resistencia del hombre al que responde el grupo parlamentario oficialista. Dicho de otro modo, ¿si la oposición está en el mismo Gobierno con el que ha negociado, como creer que va a cumplir sus compromisos?

El Gobierno de Alberto Fernández  se comprometió el viernes pasado con el FMI, a aplicar una reducción progresiva del déficit fiscal, controlar la inflación y desarrollar una política monetaria y cambiaria consistente con su realidad. Para Máximo Kirchner esto es, sencillamente, el ajuste que no puede tolerar.