Ucranianos en Madrid: «Llevamos ocho años en guerra. Esto no es nada nuevo»
Tres ucranianos comparten con El Debate sus temores, frustraciones, y experiencias de cara a la posible invasión de Rusia
Hay 100.000 soldados rusos postrados en la frontera ucraniana, y, en la mesa de negociaciones, su presidente Vladimir Putin amenaza con la invasión. Las organizaciones internacionales confían cada vez menos en la diplomacia para evitar el conflicto que dejaría a Ucrania «desolada», según oficiales del Pentágono. La OTAN se blinda, pero a nivel personal, los ucranianos sienten más frustración que miedo; la guerra contra Rusia no empezó en 2021, sino en 2014, cuando Moscú se anexó Crimea. Ucrania vive desde entonces en constante hostilidad, víctima de una guerra híbrida que no parece tener fin. Tres ucranianos, residentes en Madrid, comparten con El Debate cómo viven el conflicto.
Viktor es mecánico, y emigró a España hace 19 años. Su mayor temor es económico: «Tememos que suban los precios de los alimentos, del gas, y de la electricidad», admitió. «Pero no estamos muertos de miedo por la invasión. Llevamos 8 años viviendo esto, la constante amenaza de que Rusia va a entrar. Los ucranianos ya estamos acostumbrados». La suya es una perspectiva pragmática, que, sin embargo, no borra el recuerdo aún tangible del conflicto en Crimea.
En realidad, «la gente está preocupada desde aquel momento», señaló por su parte Liliya. Trabaja como abogada en Madrid, donde vive desde hace más de 20 años. Liliya sufre desde España el conflicto emocional al que se enfrentan los ucranianos.
«Lloramos muchísimo», confesó. «Después de esos ocho años, seguimos llorando a los fallecidos. Hay muertos cada día. Ahora, la gente está muy preocupada, pero también se han puesto en alerta. Están aceptando que hay un conflicto. Lo han vivido en sus carnes».
La tensión interna entre Rusia y Ucrania no decreció tras la guerra de Crimea. Al contrario; a base de opresión mediática y hostilidad, Rusia siguió desestabilizando el territorio ucraniano. «Mueren soldados todos los días, y todas las ciudades tienen sus días de luto», nos comentó Lida, profesora en un colegio. Vive en España desde hace 22 años, y adquirió la nacionalidad española hace un par. «Nos acostamos con muchísimo miedo, porque no sabemos qué puede pasar por la noche. Una vez vimos paracaídas, ya que el ejército ruso estaba haciendo maniobras».
Eterno conflicto
«La gente ya está acostumbrada a vivir en tiempos de guerra, desde 2014», relató Lida en la redacción de El Debate. «Hay enfrentamientos todos los días. El ejército sufre bajas constantes, la gente está acostumbrada a que ocurra cualquier provocación».
«Recuerdo lo que contaban mis abuelos. Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1939, el ejército ruso entró en Ucrania. En las ciudades cogían a personas inocentes, y las torturaban por ser ucranianas, por hablar la lengua ucraniana. Yo provengo de una región donde siempre se ha hablado ucraniano. Y la gente recuerda toda esta barbarie. Tememos esto».
Durante estos años, como ucranianos, llegamos a sentir lo que era estar en guerra con un país vecino
A través de su primo, que es militar, la abogada Liliya conoce de cerca la experiencia: «Mi primo ha estado dos años en la guerra, en 2016 y en 2017. Salió herido, lo operaron y ahora está bien», cuenta. «Tengo más primos que han estado en el frente, y que lo estuvieron en 2014. Lo primero que les enviamos entonces fue ropa térmica, porque estaban tan mal preparados que no les daban lo básico ni para protegerse del frío».
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«Durante estos años, como ucranianos, llegamos a sentir lo que era estar en guerra con un país vecino», prosiguió Liliya. «Las consecuencias más inmediatas y graves las hemos tenido ya. En 2014, el ejército ucraniano no estaba preparado para la guerra. Nadie se la esperaba. El Gobierno ucraniano no estaba en condiciones para enfrentarse a ello, y el ejército no tenía ni personal ni material suficiente para combatir». En febrero y marzo del 2014, el ejército ruso de Putin invadió y se anexó la península de Crimea, al sur de Ucrania. Sus habitantes son étnicamente rusos, con una importante minoría ucraniana. Según Liliya fue entonces cuando Ucrania sufrió las agresiones más graves: «Muchísimas personas han estado en las filas, han vivido batallas muy crueles y han tenido que combatir para defender su territorio».
«Hablando con mi primo, el militar, le pregunté si los habían llamado ya para ir a la frontera», explicó la abogada. «Me dijo: Liliya, el ejército ucraniano siempre está allí».
La guerra híbrida
Se habla mucho de «guerra híbrida». Es una expresión que Occidente pareció estrenar en 2021, pero Ucrania sabe desde hace casi una década que las guerras no se luchan solo con armas. «La principal herramienta de Putin es la propaganda rusa de desinformación», acusó Lida. «Es importante para difundir mentiras, para provocar a los vecinos y a la comunidad internacional. Le gusta llamar fascistas y nacionalistas al Gobierno de Ucrania».
Viktor compartió su perspectiva. «Rusia ha utilizado su propaganda para colonizar el territorio ucraniano. La propaganda se basa en vender la idea de que vivir en Rusia es mejor que hacerlo en Ucrania, los sueldos son mejores, igual que las pagas de jubilación».
Por fin, la comunidad internacional entiende lo que realmente está pasando en Ucrania
Sin embargo, Lida distinguió la situación actual del conflicto en 2014. «Durante las últimas semanas, las noticias publican información verdadera. La desinformación ha cambiado totalmente. Por fin, la comunidad internacional entiende lo que realmente está pasando en Ucrania».
Pero superar la desinformación a nivel internacional no basta; «[La] otra herramienta [de Putin] es la religión. La mayor parte del este de Ucrania es ortodoxa, y la influencia de la Iglesia Ortodoxa rusa es muy potente», recordó Lida. En 2019, se firmó la creación de la Iglesia Ortodoxa autocéfala de Ucrania, lo que suponía la independencia de los ucranianos ortodoxos del Patriarcado de Moscú. Aquello hizo supuso una gran pérdida de control para Rusia.
La pistola bajo la mesa
Es imposible negociar con Rusia. Así lo explicaron tanto Liliya como Lida.
«Con Putin no se puede negociar. Tú no puedes negociar con alguien para quien no existes. ¿Putin cree que Ucrania es un estado soberano? No, no, para él no existe. La nación ucraniana no existe. Es Rusia», lamentó Lida, que recordó el tratado de 1994. Tras firmar un acuerdo, Ucrania entregó su armamento nuclear a Moscú. A cambio, recibió la garantía de que jamás sufriría una invasión. Rusia violó el tratado en 2014.
Liliya comparó la situación con el chantaje de Putin a la OTAN. «Es como si Rusia estuviese sacando una pistola en la mesa de negociaciones», ilustró la ucraniana. «Las negociaciones no pueden llevarse de esta forma. El ataque o no a un país no debería ser nunca una condición».
El apoyo internacional que llegó tarde
La comunidad internacional occidental se ha dedicado en las últimas semanas a demostrar un apoyo tanto diplomático como militar a Ucrania. «Hay que reconocer que ahora la sociedad internacional está muy pendiente de Ucrania. En 2014 no lo estuvo», señaló Viktor. Percibe detrás de la atención occidental un aliciente egoísta: «Su interés por Ucrania es económico; temen que se desestabilice la paz en Europa, y el encarecimiento del gas y demás. Todo eso puede provocar una caída de la economía mundial y una recesión a largo tiempo», opinó el ucraniano.
A pesar de reconocer el compromiso de la OTAN con su defensa, los tres entrevistados subrayaron la incertidumbre en la que se encuentra Ucrania. «[La OTAN] tiene que decidirse», pidió Liliya. «O bien acepta a Ucrania rotundamente, o no. Lo que no puede es seguir con esta incertidumbre. Así Putin siempre podrá chantajearnos».
Lida compartió la opinión de Liliya: «La solución para salir de este conflicto es apoyar a Ucrania, acoger a Ucrania en la Unión Europea. Entonces podrá enfrentarse al oso ruso. Así apoyarán y protegerán a Ucrania», explicó.
¿Habrá invasión?
Liliya y Viktor dudan de que Putin vaya a intentar invadir Ucrania. «Rusia no va a invadir Ucrania. Solo busca afianzar su dominio sobre Crimea, y tener material para chantajear a la OTAN», interpretó Liliya.
Viktor señaló incluso que existía un peligro para el propio territorio ruso si Putin invadía a su vecino: «El ejército ucraniano no es como antes; ahora, con la ayuda internacional, Ucrania está preparada, y no le falta nada. Quizás no pueda ganar la guerra en abierto contra Rusia, pero puede resistir. Miles de rusos volverían a su país en ataúdes. Eso provocaría un malestar en la población rusa, y podría causar incluso una revolución».
Pero Lida no fue tan optimista, y dudó: «No sé si Putin se atreve a invadir Ucrania. Hay que recordar que atacó Chechenia, Georgia, y se quedó con nuestra Crimea». Sin embargo, de la boca de Lida, salió un último soplo de esperanza agridulce: «Si nos invade se va a encontrar con una resistencia muy fuerte. No se puede comparar con el ejército de Rusia, pero la gente, el pueblo, va a resistir».