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Farinelli; el más famoso de los «castrati», cantantes de ópera que se amputaban los genitales para conservar la voz aguda en el siglo XVIII. La imagen es de la adaptación cinematográfica de 1994Getty Images via AFP

Historia de un crimen

El «culto de eunucos» que castraba a voluntarios en directo en un canal de pago

La Policía de Londres ha detenido a siete hombres sospechosos de llevar a cabo mutilaciones «online»

Los vecinos de Finsbury Park, barrio del norte de Londres, se sorprendieron al ver a la Policía vigilar un pequeño piso subterráneo durante cuatro días. Aunque tampoco es una zona tranquila, nadie sospechaba del discreto apartamento, situado en una calle residencial. Pero los oficiales que registraron la propiedad atendían a un soplo de lo más estremecedor. Desde allí, un grupo de fanáticos realizaba amputaciones en directo a través de un canal de pago. Promovían el canal por Twitter, y permitían a su audiencia ver castraciones en directo.

La operación policial resultó en la detención de siete hombres y, entre ellos, del líder del grupo, un noruego de 44 años. Pero no se trata de gente cualquiera; son fanáticos de la cultura nullo, término que se refiere a la «nulificación genital». Las castraciones por vídeo alimentaban una popular corriente en ciertos círculos de internet, en la que hombres que se identifican como «castrati voluntarios» se seccionan los genitales voluntariamente.

El supuesto cabecilla, dueño de la propiedad, se bautizó a sí mismo como «El Fabricante de Eunucos». Su fanatismo no tiene límites, ya que él mismo se sometió a una de estas castraciones.

«Fue todo muy raro», contó un vecino al tabloide británico The Sun. «La policía rodeó el piso durante varios días. Puso el instrumental para las intervenciones en bolsas de plástico, con especial interés en ordenadores de mesa y portátiles», explicó. Otra fuente se quejó, al mismo medio, de lo repugnante del suceso. «Los alegatos son asquerosos. Dicen que estos hombres se grabaron a sí mismos cortándose sus partes bajas. Retransmitían las operaciones en un canal de pago para adultos».

El culto «nullo» y su popularidad

La práctica no es nueva. En 2014, un artista japonés de nombre Mao Sugiyama anunció que subastaría sus genitales al mejor postor, cocinados y listos para comer. El artista, que utiliza el pseudónimo Ham Cybele, explicó que la pieza buscaba concienciar a la población sobre «las minorías sexuales y las personas asexuales». Pero el proyecto no tuvo mucho éxito; es más, el artista terminó con una multa por exhibicionismo. Aún así, pudo subastar sus genitales por 250 dólares y se libró de los cargos por canibalismo, que no se considera delito en Japón. Quizás, si hubiera tenido conocimientos de gastronomía española, la receta de criadillas le hubiera resultado de gran utilidad.

El movimiento nullo ganó popularidad en las últimos años, sin duda gracias a las redes sociales. Se estima que hay entre 10.000 y 15.000 castrati voluntarios en todo el mundo, aunque realmente es imposible conocer la cifra exacta: según un estudio de 2014, dos tercios de los seguidores del culto mantiene el secreto de lo que ocultan sus calzoncillos.

Más de la mitad de nullos recurren a «castradores amateur», ya sean médicos o veterinarios. Muchos también se castran a sí mismos. Existen casos extremos en los que estas personas se castran por motivos sexuales o de canibalismo, pero la gran mayoría lo hace porque no se identifica ni como hombre ni como mujer.