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Un voluntario trabaja en un campo convertido en centro de defensa donde se fabrican chalecos antibalas, barricadas y erizos checos antitanque para los soldados ucranianos en Zaporizhzhia.

Un voluntario trabaja en un campo convertido en centro de defensa donde se fabrican chalecos antibalas, barricadas y erizos checos antitanque.AFP

Guerra Ucrania

Testimonio desde Kiev: «Hay colas de mujeres y hombres para ir al frente, pero no hay armas»

Cuando se cumplen 11 días desde el inicio de la guerra en Ucrania, Svitlana, una ucraniana residente en Kiev relata a El Debate que «todos los días suenan las sirenas de aviso de bombardeo en la ciudad de 5 a 7 veces». El toque de queda actual es de 19 a 8 horas, pero no importa. Los civiles apenas salen a la calle. Los refugios se han convertido en sus «nuevas casas» donde pasar las noches. Duermen en el suelo sobre una manta. «Es realidad en la que vive todo mi país», lamenta. Las mañanas son algo mejores. «Nos vamos a casa, nos duchamos rápido, cocinamos y comemos, hasta que suenan de nuevo las sirenas y toca volver al refugio», explica.

Testimonio desde Kiev: «Hay colas de gente para ir al frente, pero no hay armas»

Pero los ucranianos no temen. Al revés. «Hay colas de miles de personas, mujeres y hombres, que quieren apuntarse para ir a luchar y defender nuestro país», asegura Svitlana, quien comenta que su hermano, de 43 años, está ya apuntado y esperando a que le llamen para vestirse de soldado. El problema es la falta de equipos ofensivos. «Sólo le han tomado los datos porque faltan armas y están esperando a que les lleguen más». Junto a otros países, España envió a Ucrania esta semana cuatro aviones con material ofensivo.

Svitlana asegura que los ánimos en Kiev están fuertes. Saben que la capital está siendo un ejemplo de resistencia al asedio. «Nuestro gobierno nos va informando del avance de la guerra y sabemos que nuestros soldados lo están haciendo muy bien. Estamos muy orgullosos», manifiesta, aunque lamenta: «Sabemos que en otras ciudades como Maúripol o Jarkiv lo están pasando muy mal. Son ciudades hoy por hoy prácticamente arrasadas, en las que no dejan entrar y salir medicinas ni comida. Kiev está siendo muy protegida y por ahora no estamos viviendo momentos pánico. Todos nos ayudamos y apoyamos y eso nos da fuerza y ánimo», expresa.

Una barra de pan por persona y niños que nacen en refugios

Svitlana señala que compra «lo básico» para cocinar como la pasta; el agua la ofrecen ya gratis en todos los supermercados y para encontrar pan hay colas muy largas, «pero acabas consiguiéndolo», asegura. La ración es de una barra por persona, al menos en los barrios más pequeños. «Si vas a calles más céntricas hay panaderías que no tienen cupo y puedes comprar más de una barra por persona que te ayuda para después congelarla y tener provisiones en casa», apunta. Los motivos de la escasez de ciertos alimentos es, principalmente, «que los camiones con alimentos frescos no pueden pasar o lo tienen muy difícil por todas las barricadas que hay repartidas para evitar la entrada de los rusos», explica. Aún así, tratan de que «en casi todas las tiendas a diario entren 400 barras de pan y siempre puedas comprar algo de carne que la van trayendo de a poco», señala. No obstante, los ciudadanos están optando por adquirir alimentos precocinados y no perecederos. «La gente ahora mismo prefiere comprar más latas de conservas por si hay que ir al refugio. Como allí no hay cocina, son una buena opción junto con los bocadillos», cuenta.

La capital ucraniana, además, cuenta con una red de voluntarios que acercan medicinas y comida a las personas mayores o con movilidad reducida que no pueden acercarse a la farmacia o los supermercados. «Llamas y te apuntas a una lista. No es un servicio inmediato pero sí está sirviendo de mucha ayuda, sobre todo para los abuelos», comenta. Los hospitales también cuentan con sus propios refugios subterráneos. «El alcalde de Kiev ha informado que en los cinco primeros días de guerra nacieron en los refugios de los hospitales unos 600 niños. En toda Ucrania aproximadamente 4.500», recuerda. Son niños nacidos en plena guerra.

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