La opinión pública rusa no experimenta fatiga y apoyaría extender la guerra más allá de Ucrania
El Kremlin está desarrollando una agresiva campaña de desinformación para transformar su invasión a Ucrania en una campaña de pacificación
Las imágenes de la represión en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades rusas de los manifestantes contrarios a la invasión a Ucrania transmiten el mensaje de una agotada población rusa a la que las sanciones económicas internacionales comienzan a hacer mella.
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Según ese mismo discurso, ampliamente difundido por analistas en la prensa europea y estadounidense, la sociedad rusa estaría experimentando un giro. Habría pasado de un respaldo monolítico al inquilino del Kremlin, el presidente Vladimir Putin, a una oposición feroz.
La opinión pública rusa, siempre de acuerdo con este argumentario, habría retirado su apoyo al hombre que, con promesas de un futuro imperial, arrastró a Rusia a una guerra que no puede ganar y que ha causado entre 7.000 y 15.000 soldados muertos, dependiendo de la fuente.
Sin embargo, ese supuesto rechazo a la guerra entre una sociedad rusa horrorizada por las imágenes de los ciudadanos ucranianos despedazados por las bombas rusas podría no ser real.
Según una encuesta publicada por el periódico polaco Rzeczpospolita, realizada por Active Group, el 85,6% de los rusos aprueba la invasión militar y apoyaría continuar la guerra más allá de las fronteras ucranianas.
Según la encuesta del diario polaco, la mayor parte de los encuestados favorables a continuar la guerra con una invasión a países extranjeros cree que Rusia debería invadir Polonia como evolución lógica de la actual ofensiva en Ucrania.
Tras Polonia, los países preferidos por los rusos para invadir son Estonia, Lituania, Letonia, Bulgaria, la República Checa, Eslovaquia y Hungría. Siempre países que, en su día, pertenecieron a la Unión Soviética o a su órbita y que, hoy, son miembros de la Unión Europea y de la OTAN.
La presencia de Hungría en este siniestro ranking no deja de llamar la atención. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, es el gran aliado de Putin dentro de la Unión Europea y siempre se ha mostrado muy crítico con las sanciones impuestas a Rusia por la invasión.
El 46 % de los encuestados se muestra «absolutamente convencido» de la necesidad de que Rusia invada la Unión Europea. Sólo el 13,4 % tiene una opinión negativa de una hipotética invasión a países de la Unión.
Aún más preocupante es el dato revelado por esta encuesta según el cual el 75 % de los encuestados tolera el uso de armas nucleares «en diversos grados».
No es representativo, porque se trataba de un acto propagandístico, pero no deja de llamar la atención que la práctica totalidad de los asistentes al evento en el estadio de Moscú para conmemorar la anexión de Crimea en 2014, donde Putin dio un discurso, eran muy jóvenes.
Se trataba de un acto programado y escenificado, pero, en cualquier caso, el presidente ruso parece tener un fuerte respaldo muy sólido entre la población joven de Rusia.
Estrategia de propaganda
Según Rzeczpospolita, Rusia está aplicando una agresiva estrategia de propaganda con altas dosis de cinismo y un absoluto desprecio por la verdad. El objetivo es mantener prietas las filas entre los ciudadanos rusos. A la luz de la encuesta citada, parece que, de momento, lo está logrando.
Los mensajes que se emiten desde los aparatos de propaganda del Kremlin, y que repiten de forma insistente los medios de comunicación afines a Putin, van desde describir a Ucrania como un estado nazi que aterroriza a su población, hasta alertar de un inminente ataque nuclear contra Rusia desde territorio ucraniano.
Otros mensajes difundidos por Moscú afirman que los ataques rusos se dirigen sólo contra objetivos militares, o que la intención de Rusia es proteger a los ucranianos de habla rusa. Quizás la proclama más cínica es la que dice que «las tropas rusas son recibidas en Ucrania con entusiasmo y gratitud».
El Kremlin no sólo dirige su propaganda contra Ucrania. Polonia también es objeto de los dardos de desinformación lanzados desde Moscú: «Polonia es rusófoba»; «Polonia quiere invadir Rusia»; «Polonia pone en peligro a los polacos al aceptar refugiados ucranianos», etcétera.
Según análisis de los servicios de inteligencia polacos, la propaganda del Kremlin pretende presentar a Rusia como un país que lleva la paz a pueblos oprimidos por sus gobiernos. Por medio de la desinformación, Moscú intenta esquivar la imagen de agresor y revestirse del papel de pacificador.