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El presidente estadounidense Joe BidenDrew Angerer / Getty Images via AFP

Día 27 de la guerra de Ucrania

Biden viaja a Europa con el temor de que Putin use armas biológicas y químicas en Ucrania

EE.UU. descarta que Biden vaya a Kiev y Zelenski podría intervenir por videoconferencia en la cumbre de la UE y la OTAN

Los bombardeos por tierra, mar y aire no cesan. La guerra se recrudece, los muertos comienzan a poblar las calles y las cámaras olvidan la autocensura y enfocan sus cuerpos o lo que queda de ellos. Un primer plano, dos, tres… Ahora es el turno de las fosas comunes para los que cayeron y de las trincheras para los que siguen vivos. Vladimir Putin da un ultimátum -que se vence- para que Mariúpol se rinda y los ucranianos y el mundo, se preguntan qué significa porque su país ya, cada día que pasa, es más tierra quemada, arrasada por los misiles hipersónicos (10 veces más veloces que la luz), las bombas de vacío, las de racimo y las ráfagas de la artillería pesada.

El escenario de guerra está en el corazón de Europa, esa Europa que visita mañana Joe Biden para encabezar las reuniones de las grandes potencias del mundo. El presidente de Estados Unidos está convencido de que todo va a peor. Tiene «claro» que Rusia tiene en cartera el uso de «armas biológicas y químicas» en Ucrania.

Putin «está contra la pared», aseguró Biden para explicar que esa misma acusación es la que le hizo el Kremlin a Estados Unidos estos días. «Simplemente -empeñó su palabra- no es cierto, les garantizo» que EE.UU. no almacena arsenales de ese tipo. El sucesor de Donald Trump en la Casa Blanca se explicó ante un grupo de empresarios: «También sugiere (Rusia) que Ucrania tiene armas químicas y biológicas. Esto, es una señal clara de que (Putin) considera usar ambas», les confió.

La mesa del poder en la cita europea tiene tres patas: la reunión de la OTAN, la de la Unión Europea y la del G-7. «El viaje se centrará en el apoyo al pueblo ucraniano frente a la invasión de Vladimir Putin pero no hay planes para un viaje a Ucrania». Jen Psake, portavoz de la Casa Blanca quiso despejar las dudas sobre una posible escala del presidente de Estados Unidos sobre el teatro de guerra.

La idea resultaría demasiado arriesgada y el desafío descomunal pero hay un precedente inmediato, los primeros ministros de Polonia, Eslovenia y República Checa. Mateusz Morawiecki, Janez Jansa y Petr Fiala lo hicieron, discretamente, el pasado martes. Viajaron en tren hasta Kiev y se entrevistaron con Volodimir Zelenski. El coraje de los países pequeños está lejos de asumirse en los grandes.

Joe Biden podría hacerlo aunque visto el desmentido de la Casa Blanca, parecería descartado. El simbolismo de la visita sería extraordinario pero Vladimir Putin podría interpretarlo como una declaración de guerra, de la III Guerra Mundial. Biden, aunque vaya a Bruselas y previsiblemente a Polonia, viaja, como es habitual, con su propio vehículo blindado: «la bestia», como se conoce al Cadillac one de acero y titanio. Capaz de resistir disparos de cohetes, las ventanas tienen un grosor de 12,7 centímetros y las puertas de más de 25.

La Casa Blanca no se fía de nada ni de nadie pero mucho menos de Putin. La tentación de creer que hay probabilidades de llegar a un acuerdo, para poner fin a la guerra, no está en la agenda del presidente de Estados Unidos. Los famosos quince puntos que publicó el Finantial Times parecen haberse reducido a seis y de esos seis, la renuncia de la península de Crimea, invadida por Rusia en 2014 y reconocer la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, en la región separatista del Donbás y en manos de Moscú, resultan, de momento, inasumibles para Zelenski pese a que hace pocas horas volvió a insistir en hablar directamente con Putin, «sin líneas rojas» El presidente de Ucrania se pregunta qué sentido tendrían entonces «nuestros muertos» y advirtió que su Gobierno «no asumiría ningún compromiso que afecte a la integridad territorial y a la soberanía» de su país.

En vísperas de la visita de Biden, y con la participación en la UE, salvo sorpresa, por videollamada del presidente de Ucrania, la desconfianza de Estados Unidos choca con la de Turquía. El Gobierno de Recep Tayyip Erdogan insiste en que Moscú y Kiev están «casi de acuerdo». La afirmación no convencen a Washington ni a su embajadora en la ONU. Linda Thomas-Greenfield, en declaraciones a CNN, censuró a Moscú: «Los rusos no se han inclinado por ninguna posibilidad para lograr una solución negociada». Dicho en pocas palabras, las negociaciones, aseguró «parecen unilaterales».

Creer o no creer y saber a quién es el dilema mientras Mariúpol sigue bajo el fuego enemigo, Kiev resiste los bombardeos y Odessa intenta algo parecido a un blindaje de un enemigo que la tiene en el objetivo. Biden recibe información en tiempo real de lo que sucede y prepara con su Gobierno, la estrategia conjunta a desarrollar con los aliados.

La ausencia de Pedro Sánchez

La segunda visita de Biden a la cumbre de Bruselas en la OTAN, desde el 14 de junio, no parece que logre dar satisfacción a las demandas de Zelenski de cerrar el espacio aéreo. Jen Stoltenberg explica la negativa con honestidad brutal: «proteger a los 1.000 millones de personas que viven en los 30 países de la OTAN», es la prioridad. Entre otras razones, porque hay que «prevenir un conflicto directo entre la OTAN y Rusia».

En marcha la cuenta trás para que Joe Biden aterrice en Europa, los líderes de Francia, Reino Unido, Italia y Alemania acordaron hoy en videoconferencia con Washington continuar la presión sobre Putin y reforzar su apoyo a Ucrania. El presidente Pedro Sánchez, como ya es habitual, no estaba invitado a esta conversación, ni lo estará en la próxima.