Guerra Ucrania-Rusia De la 'blitzkrieg'... ¿a la guerra de guerrillas?
Rusia no solo se ha estancado en su invasión, sino que Ucrania incluso recupera algunos territorios, lo que aleja la idea de una guerra relámpago
Prácticamente ningún analista supo prever que el despliegue de más de 120.000 soldados en la frontera rusa con Ucrania desembocaría en una invasión y hoy son pocos quienes se atreven a pronosticar cuáles son las verdaderas intenciones de Vladimir Putin en el país vecino.
Lo que está claro es que la idea que pudiera tener, o no, el presidente de Rusia sobre una blitzkrieg –guerra relámpago– con la que hacerse con el control total de Ucrania está ya descartada y algunas voces vislumbran el horizonte con temor a que el conflicto se alargue lo suficiente como para convertirse en una guerra de desgaste protagonizada por un aumento de los bombardeos rusos y una resistencia ucraniana basada en la guerra de guerrillas.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, reconoció ayer en una entrevista con la CNN que los objetivos de la «operación militar especial» todavía no se habían cumplido, aunque aseveró que la misma se estaba produciendo en base a lo planeado por Rusia.
«Se desarrolla estrictamente de acuerdo con los planes y con los propósitos que se establecieron de antemano», afirmó, y agregó que desde el primer momento nadie esperaba que la campaña llevara «un par de días», como publica la agencia estatal rusa Tass.
Ucrania contraataca
El Pentágono, por su parte, afirmó este martes que, según la información de la que dispone, los ucranianos ya han comenzado a contraatacar a los rusos en algunas posiciones, principalmente en el sur de Ucrania.
«Hemos visto señales de que los ucranianos están yendo un poco más hacia la ofensiva, se han estado defendiendo de forma muy inteligente, muy ágil, muy creativa en lugares que creemos que son los correctos para defenderse», indicó el portavoz del Pentágono, John Kirby, en una rueda de prensa. «Los propios ucranianos dijeron hace unos días que estaban planeando contraataques, y creo que hemos visto indicios de que se están movimiento en esa dirección», añadió.
Cuando está a punto de cumplirse un mes del inicio de la guerra, el avance ruso ha quedado supeditado a la franja sureste del país, en aquellas zonas de mayoría rusófona que conectan los territorios en disputa del Donbás con la península de Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014.
Sin haber podido tomar ni Kiev ni Járkov –la segunda ciudad más grande de Ucrania– ni el puerto de Odesa, el mayor éxito militar que puede vender Putin ahora mismo es el control de todas las salidas al mar de Azov, a falta de tomar la castigada ciudad de Mariúpol, cercada pero no conquistada, por ahora.
27 días de guerra en Ucrania
La obsesión de Putin con Mariúpol: ¿por qué su captura es tan importante para Rusia?
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, denunció la madrugada del martes que efectivos militares rusos capturaron una columna humanitaria que se dirigía a la ciudad donde permanecen unas 100.000 personas –de unas 400.000 que había– en condiciones «infrahumanas».
Mariúpol aguanta un asedio en el que a los intensos bombardeos se suman los cortes de electricidad, calefacción y agua. El ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Reznikov, afirmó este martes que la resistencia de Mariúpol está «salvando» a otras ciudades, como Dnipró, Odesa y Kiev del recrudecimiento de una ofensiva contra ellas, según recoge Efe.
Otra de las ciudades que más está siendo castigada por las bombas y la falta de agua, alimentos y suministros básicos desde hace semanas es Chernígov. Un enclave situado a 150 kilómetros al noreste de Kiev, de suma importancia para las tropas rusas de cara a tratar de tomar la capital ucraniana.
«La ciudad de Chernígov está al borde de la supervivencia. Los alrededores de la ciudad están completamente bombardeados y los suburbios, en un 60 %. Además, la mitad de la población salió de Chernígov y entre los que se quedan (alrededor de 130.000 personas) hay muchos enfermos», así describió la situación ayer la comisionada para los Derechos Humanos del Parlamento ucraniano, Liudmyla Denisova.
Kiev resiste ante un cerco parcial
Ayer, las tropas rusas ejecutaron el enésimo intento de avanzar hacia Kiev para hacerse con su control. Algo en lo que fallaron totalmente, según la versión difundida ayer por el jefe del Estado Mayor de la Administración Civil y Militar de Kiev, Sergiy Korniychuk, recogida por la agencia estatal ucraniana Ukrinform.
«El enemigo sufrió grandes pérdidas y fue parado en la orilla del río Irpin, las ciudades de Irpin, Gorenychy, Buzova y Motyzhyn. Actualmente está tomando medidas para restaurar la capacidad de combate, reagruparse y tratar de concentrar suficientes fuerzas para continuar su ofensiva», apuntó Korniychuk.
El alto cargo militar ucraniano también señaló que, como consecuencia del contraataque, nuestras unidades liberaron Makariv, pero la lucha continúa en las afueras de la ciudad. También hay actividad militar rusa en la zona de Moshchun.
Además, Korniychuk subrayó que Kiev está fortaleciendo cada día su defensa y está lista para repeler los ataques del rusos: «Hoy se ha creado una defensa de varios niveles en Kiev, que incluye fronteras preparadas, posiciones, sistemas de fuego, defensa aérea, barreras de ingeniería, incluidas minas y explosivos. Estamos listos para enfrentar al enemigo», zanjó.
¿Optimismo o suicidio?
El coronel retirado Manuel Morato, ex agregado militar en Rusia, señaló ayer en una entrevista con Efe que la toma de Kiev no se había producido por la «resistencia numantina» llevada a cabo. «No es nada fácil; los ucranianos son muy bravos y están resistiendo de una forma increíble. Rusia no quiere de ninguna manera entrar en la ciudad en una guerra de guerrillas, ir conquistando casa por casa; supondría un coste elevadísimo para sus tropas. Lo que va a hacer es machacar con artillería y aviación para obligar a la rendición», aseguró.
Para Morato, esa «bravura» puede durar «hasta la muerte», por lo que cree anima a Ucrania a tratar de llegar a un acuerdo con Rusia. «Llevar a la muerte a un pueblo me parece terrible, solo se puede hacer si se tienen esperanzas de cambiar el curso de la guerra, de poder ganar. No digo que se rinda, pero tiene que valorar si quiere 10.000, 100.000 o un millón de muertos».
Más allá de enfrentamientos concretos, el mensaje que se está lanzando a la población ucraniana –armada por el Estado– es que se va a lograr una victoria sobre Rusia, como declaró, ayer mismo, Igor Zhovkva, el principal asesor Zelenski. ¿Es esto realista o simplemente una estrategia para insuflar ánimo a los combatientes y ganar tiempo y llegar en una posición ventajosa a la conclusión de las negociaciones bilaterales?
Aunque no explícitamente, el presidente de Ucrania ya deja entrever que la cuestión territorial de Crimea y el Donbás, en cuyas zonas adyacentes más énfasis está poniendo el Ejército ruso, podría dirimirse en un referéndum. Según Morato, Rusia podría dar por bueno controlar sobre todo el este del río Dniéper, que divide en dos el país, y evitar, así, que Ucrania tenga acceso al mar: «De momento, parece que con eso se conforma». Pero nadie está dentro de la cabeza de Putin.