Día 29 de la guerra en Ucrania
Bielorrusia «ni quiere ni está lista» para luchar en Ucrania
El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania promete que sus fuerzas «destruirán» a las tropas bielorrusas que osen entrar en su territorio
Dmytro Kuleba, ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, se pronunció sobre un tema que inquieta a muchos: la hipotética entrada de Bielorrusia, en apoyo a la ofensiva rusa, en el conflicto de Ucrania. Durante una difusión televisada, a través del canal Ukrainian TV, negó que el Gobierno de Lukashenko, que es un gran aliado del Kremlin, quisiera permitir la participación de su ejército en la guerra.
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«Hemos comunicado muy clara y sencillamente al bando bielorruso que, si sus fuerzas armadas entran en el territorio de Ucrania, y dan pie a cualquier hostilidad allí, los destruiremos sin piedad, igual que estamos destruyendo al ejército ruso», advirtió Kuleba frente a las cámaras. «Creo que lo último que quieren los bielorrusos es que sus hijos, hermanos, y maridos, mueran aquí por culpa de las ideas absurdas de Putin y Lukashenko».
Para apoyar sus palabras, y legitimar la que, si no, sería solo una amenaza, el jefe de la diplomacia ucraniano añadió que el ejército de Bielorrusia ni quiere, ni está preparado para luchar contra Ucrania. Así lo afirmaron fuentes que no quiso nombrar.
La agencia de noticias nacional Ukrinform informó de que, según la Dirección General de Inteligencia del Ministerio de Defensa, los servicios especiales rusos están intentando persuadir a las fuerzas militares de Bielorrusia de que se involucren en la guerra contra Ucrania, y ofrecen entre 900 y 1.300 euros mensuales a aquellos que accedan a participar.
A pesar de que Bielorrusia no forma parte de la ofensiva, y parece que no pretende hacerlo, apoya de otras maneras a Rusia, su vecino. Antes de la guerra, Minsk permitió a las fuerzas armadas rusas llevar a cabo ejercicios militares (que duraron semanas) sobre su suelo. Cuando estos terminaron, las tropas permanecieron en Bielorrusia. Lukashenko no se opuso a que entonces utilizasen su territorio como plataforma de lanzamiento para los ataques del 24 de febrero, decisión deliberada dada la proximidad entre la frontera bielorrusa y Kiev. Además, Rusia tiene lanzadores de misiles estacionados en Bielorrusia, desde donde apuntan a objetivos en Ucrania.