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Soldado ucraniano Kiev

Un soldado ucraniano camina frente a un camión militar ruso destruidoAFP

Día 35 de guerra en Ucrania

Repliegue fantasma: Rusia pone el ojo y la bala en el Donbás

La guerra en Ucrania está dejando una siniestra colección de eufemismo esgrimidos por los estrategas del Kremlin para maquillar su agresión al país vecino y transformarla en una operación humanitaria.

La ocupación de las tropas rusas de territorios ucranianos se transforma en «operación militar especial». El intento de golpe de Estado para poner un gobierno títere en Kiev afín a Moscú es un proceso de «desnazificación».

La anexión de territorios y ciudades ucranianas a Rusia es una labor de «desmilitarización». Ahora, la retirada de las tropas rusas en los cercos de Kiev y Chernígov ante el empuje de la resistencia ucraniana se denomina «reducción radical» de la actividad militar.

Mapa Ucrania 30-3

Situación de la guerra en los frentes del norte de UcraniaKindelán

Rusia anunció ayer, de forma unilateral, un repliegue de sus tropas en torno a esas dos ciudades del norte de Ucrania como una manera de «aumentar la confianza» y facilitar las negociaciones entre ambas partes.

Sin embargo, la desconfianza en la parte ucraniana es enorme. De hecho, a pesar del anuncio, Kiev ha sufrido nuevos bombardeos esta noche. En la región de Chernígov, el gobernador Viacheslav Chaus, negó que se estuviera produciendo una disminución de los ataques rusos e informó de bombardeos en la ciudad de Nizhyn.

El gobierno ucraniano recibió la noticia con cautela, una cautela mostrada también por Estados Unidos y el Reino Unido. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, aseguró que «los ucranianos no somos ingenuos. Las señales son positivas, pero las bombas y los proyectiles rusos no se acallan».

Por su parte, el portavoz del Pentágono, John Kirby, confirmó que se ha producido un repliegue de tropas rusas que comienzan a alejarse de Kiev, «pero es un pequeño grupo de soldados».

Kirby pidió no bajar la guardia y llamó a estar «preparados para una gran ofensiva en otras áreas de Ucrania».

En su informe diario, el ministerio de Defensa británico apuntó a que el repliegue ruso podría deberse más a razones operativas que a una desescalada real. Se asegura en el informe que «las tropas rusas han sufrido grandes pérdidas por lo que se han visto obligadas a replegarse hacia Bielorrusia y Rusia para reorganizarse y reabastecerse».

Se señala que, a pesar de ese repliegue, «es probable que Rusia continúe supliendo su reducida capacidad terrestre con ataques masivos de artillería y misiles» y se anuncia «una ofensiva en Donetsk y Lugansk».

Una ofensiva que, según el ministerio de Defensa ucraniano, podría iniciar el 1 de abril. Las fuentes ucranianas apuntan, no obstante, a serias dificultades con las que se está encontrando el Kremlin para fortalecer el frente este y sur.

Las tropas del norte están muy erosionadas tras meses de infructuoso asedio a Kiev y Chernígov, las nuevas incorporaciones al ejército no avanzan al ritmo esperado y el Kremlin tiene que recurrir a unidades desplegadas en los territorios georgianos ocupados de Abjasia y Osetia del Sur y a grupos de voluntarios procedentes de Siria y Chechenia.

En ese sentido, el ministerio británico de Defensa informó de la llegada de 1.000 nuevos mercenarios del grupo Wagner para reforzar la ofensiva en el Donbás.

El ejército ucraniano confirmó que se han detectado movimientos de tropas en el este que apuntarían a los planes de Putin en el Donbás. Un avance territorial contundente en la región de las autoproclamadas repúblicas populares independientes sería la victoria que el mandatario ruso necesitaría para justificar una operación que dura ya más de un mes, ha causado más de 10.000 muertos entre las tropas rusas y la destrucción de una enorme cantidad de material ruso.

El fracaso de Rusia en Ucrania ha desnudado al ejército ruso al dejar al descubierto ante los ojos del mundo sus puntos débiles y flaquezas. Estados Unidos y los aliados de la OTAN sobrestimaron las capacidades del ejército ruso y la subestimaron las capacidades de la resistencia ucraniana.

Rusia no quiere transmitir la imagen de rendición o derrota. Tras el anuncio ayer de la «reducción radical» de actividad militar, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, enfrió las expectativas de una solución inmediata al conflicto.

Sobre las negociaciones entre Rusia y Ucrania celebradas ayer en Estambul, subrayó ante los medios de comunicación que «no se ha producido ningún avance prometedor. Hay mucho trabajo que hacer».

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