Día 39 de guerra en Ucrania
Ucrania experimenta el horror: la retirada rusa revela una carnicería de civiles
La ciudad de Bucha, en la periferia de Kiev, se ha convertido en un símbolo de la brutalidad de las tropas rusas contra la población civil
En las calles de la ciudad ucraniana de Bucha no hay celebraciones. No hay alegría por la libertad recuperada. No hay civiles abrazados a los soldados ucranianos que han expulsado a los ocupantes rusos.
En la ciudad ucraniana de Bucha hay silencio. El silencio del dolor. El silencio de las decenas de cadáveres diseminados por sus calles, entre escombros, junto a las ruinas de los bloques de apartamentos destruidos y los restos de los tanques rusos carbonizados que todavía lucen la denostada Z que los identifica.
Bucha, una localidad dormitorio situada al noroeste de Kiev, se ha convertido en un símbolo del horror de la guerra. Un símbolo de la brutalidad rusa, de los crímenes de guerra cometidos durante la invasión a Ucrania perpetrada por los estrategas del Kremlin.
Los rusos han completado su retirada de toda la región de Kiev, según informó el ministerio de Defensa ucraniano y confirmaron los servicios de inteligencia occidentales, pero han dejado detrás un reguero de destrucción, de sangre y de cuerpos que se pudren a la intemperie.
Hay miedo
Periodistas sobre el terreno señalan que los soldados ucranianos han identificado hasta 20 cuerpos de civiles en las calles de Bucha, otros aumentan la cifra a 40. Todos civiles. Algunos cuerpos están desplomados juntos a las bicicletas en que circulaban cuando los acribillaron a balas.
Otros están maniatados y con un tiro en la nuca. Los testigos apuntan a que entre las víctimas hay al menos un niño de 14 años. A pesar de que los ucranianos ya controlan la ciudad, los cuerpos siguen en la calle. Hay miedo.
Miedo a las trampas dejadas por los soldados rusos en su retirada. Hay bombas trampas en las viviendas, en la chatarra de los tanques rusos. Según el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, incluso hay bombas trampa ocultas en los cadáveres de los civiles.
Por eso sus cuerpos siguen tirados sobre el asfalto a la espera de que los artificieros confirmen que la zona es segura.
El horror no se limita solo a la dantesca escena descubierta en las calles de Bucha. En distintos pueblos y aldeas de la región de Kiev hay vehículos acribillados a balas en cuyo interior aún permanecen familias enteras asesinadas sin piedad. Incluso hay cuerpos de civiles metidos en las bocas de alcantarilla.
En su edición dominical, The Times describe la que tal vez sea la escena más aterradora de la guerra. A las afueras de Kiev, una zona boscosa conocida por ser el lugar de descanso vacacional de las familias más pudientes de la capital, los soldados asaltaron y saquearon chalets y mansiones sin piedad.
«Sólo hacemos nuestro trabajo», fue la respuesta de un soldado ruso cuando una vecina le recriminó sus actos de pillaje.
En una de esas casas, los soldados ucranianos han encontrado en el sótano, maniatados, torturados y acribillados, 18 cuerpos de civiles. Les habían cortado las orejas y arrancado los dientes. Incluso había varios niños mutilados, detalla The Times.
De vuelta a Bucha, las escenas del horror de la guerra siguen hiriendo hasta a los endurecidos corazones de los soldados ucranianos. Uno narra cómo vio a un perro hambriento devorar el cadáver de una mujer.
El alcalde de Bucha, Anatoly Fedoruk, denunció a AFP que los rusos disparaban sin piedad a civiles por la calle.
Se llegaron a acumular tantos muertos que fue imposible identificarlos para enterrarlos con dignidad en un momento en que no paraban de caer misiles rusos sobre la ciudad. 280 cuerpos de civiles asesinados tuvieron que ser enterrados en una fosa común fuera de la ciudad.
Las noticias de la masacre de Bucha son cada vez más detalladas y reflejan la realidad de una guerra que no es épica ni heroica. Es una guerra como la de Siria, como la de los Balcanes, como la de Chechenia, que deja ciudades convertidas en esqueletos de hormigón y charcos de barro y sangre.
Una masacre deliberada
El ministro de Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, en un mensaje publicado en Twitter este domingo y aseguró que «la masacre de Bucha fue deliberada. Los rusos quieren eliminar tantos ucranianos como puedan. Debemos detenerlos y expulsarlos. Exijo nuevas sanciones devastadoras del G7 ahora».
Un horror que se refleja en las calles de Bucha, donde decenas de cuerpos despedazados de civiles han quedado tirados en el suelo, atrapados en sus coches, metidos en alcantarillas o encerrados en los sótanos de sus hogares.