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Inmigrantes ilegales cruzando el río Bravo en la frontera sur de Estados Unidos

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La inmigración masiva de cubanos obliga a EE.UU. a reunirse con la dictadura castrista

La Habana, con ayuda del régimen de Daniel Ortega, creó un puente aéreo hasta Nicaragua, desde donde los miles de cubanos que huyen de la isla se dirigen a México para intentar cruzar la frontera sur de EE.UU.

En un formato similar al que Bielorrusia ha usado para presionar con una ola de migrantes a Polonia o la que usa Marruecos para saltar las vallas de Ceuta y Melilla, Cuba ha doblegado a EE.UU. con una ola masiva de migrantes utilizando el puente aéreo que el régimen de Nicaragua le ha facilitado.

La oficina de Aduanas de Estados Unidos, confirmó que desde octubre de 2021 hasta marzo de 2022, más de 78.000 cubanos entraron al país por la frontera con México, cifra que duplica el número de nacionales que abandonó la isla durante la llamada «crisis de los balseros», en 1994.

«Hemos visto un aumento significativo de migrantes cubanos irregulares hacia Estados Unidos, tanto por vía terrestre como marítima», indicó un vocero del Departamento de Estado a AFP advertido a los cubanos que «no se lancen al mar».

Los cubanos ocupan actualmente el segundo grupo más grande que llega a la frontera suroeste de Estados UnidosDepartamento de Estado de EE.UU.

Desde que Nicaragua eliminó el pasado 22 de noviembre la visa para los cubanos, miles de isleños han viajado por diferentes rutas a ese país aliado de La Habana para tratar de alcanzar la frontera de Estados Unidos, donde pueden acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, de 1964, que privilegia a los ciudadanos de la isla con la residencia en un año.

La Habana ha acusado a Washington de presionar a gobiernos latinoamericanos para que exijan visa de tránsito a los cubanos que hacen escala en sus aeropuertos.

También recrimina a Estados Unidos por incumplir el acuerdo migratorio para conceder 20.000 visas anuales a cubanos y al mismo tiempo de alentar la emigración con la Ley de Ajuste Cubano.

Encuentro continental versus bilateral

Mientras el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, aterrizaba en Panamá el pasado martes para participar en un encuentro continental sobre migración, la cancillería cubana anunciaba en su cuenta de Twitter que este «jueves 21 de abril se efectuará en Washington D.C. una nueva Ronda de Conversaciones Migratorias entre delegaciones de Cuba y Estados Unidos».

La creciente entrada en Panamá de migrantes irregulares a través de la peligrosa jungla del Darién, su frontera con Colombia, consolida a Centroamérica como la ruta de miles de personas de todo el mundo que buscan el «sueño americano» en Estados Unidos.

Por esa razón, el martes se instaló en la capital panameña una reunión continental centrada en la migración irregular, que concluyó el miércoles con la participación de representantes de alto nivel de una veintena de países y en los que Cuba no figuró.

Sin embargo, debido a la presión migratoria que ejerce La Habana gracias al apoyo de su aliado en Managua, el régimen castrista logró sentarse bilateralmente este jueves en Washington D.C con una delegación de «alto nivel» del gobierno de Joe Biden siendo la primer de este tipo desde que el líder demócrata llegó al poder.

Un vocero del Departamento de Estado justificó a la AFP que Washington está comprometido «regularmente con funcionarios cubanos en temas de importancia para el gobierno de Estados Unidos, como los derechos humanos y la migración».

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