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Depósito ruso en llamas Ucrania

El depósito ruso atacado por helicópteros ucranianos en BelgorodAFP

65 días de guerra

El ejército ucraniano causa el pánico entre la población rusa

Los diques de contención que evitaban que las hostilidades se extendieran hacia territorio ruso comienzan a resquebrajarse ante los ataques aéreos ucranianos

La guerra de Putin llega al territorio ruso. Los ataques puntuales, pero audaces, que el ejército ucraniano ejecuta con éxito contra objetivos militares en Rusia, empiezan a ser habituales.

Como suele suceder en estos casos, los más perjudicados son los civiles. Los habitantes de ciudades como Belgorod, Kursk, Bryansk o Voronezh, donde se han producido ataques en los últimos días, han entrado en pánico.

Los civiles rusos, que hasta ahora miraban sin demasiado interés lo que sucedía al otro lado de la frontera, como si fuera algo lejano, velado bajo la propaganda rusa de la «desnazificación» de Ucrania, sufren ahora el mismo terror que los civiles ucranianos bajo las bombas rusas por decisiones tomadas en despachos de lejanas capitales.

Rusia ha empezado a sentirse vulnerable. Sus ciudadanos han empezado a sentirse vulnerables y el discurso del Kremlin comienza a desmoronarse.

Pocos son, sin embargo, los que responsabilizan públicamente a los gerifaltes del Kremlin por llevar a sus hogares una guerra que no es ni de ellos ni de los ucranianos, sólo el presidente Putin y sus asesores políticos y militares son los responsables.

Mientras tanto, los órganos de propaganda del Kremlin hacen su trabajo y echan más leña al fuego. La editora de Russia Today, Margarita Simonyan, responsabilizó en un tuit recogido por Washington Post a Reino Unido y Estados Unidos de estos ataques.

«Están pidiendo públicamente a Ucrania que traslade las hostilidades al territorio ruso y les proporcionan los medios necesarios para ejecutar sus planes. Son idiotas, ¿qué opciones nos dan? ¿Destruir por completo lo que queda de Ucrania? ¿Un ataque nuclear?», reflexionó amenazante como si la responsabilidad de la guerra no fuera de Rusia.

En un vídeo difundido por la agencia oficialista rusa RIA Novosti se ve a la periodista ucraniana prorrusa, firme partidaria de Putin y de las políticas del Kremlin, Alena Berezovskaya, gritar en medio de un bombardeo contra un convoy militar ruso en el que se encontraba: «¡Estamos tratando de escapar! ¡Dios, ten piedad! Esto es terrorífico».

Un nuevo revés

La capacidad de los helicópteros y drones ucranianos de golpear objetivos en suelo ruso supone un nuevo revés para Putin.

Si al inicio de la guerra se confiaba en una ofensiva veloz y limpia que descabezara al gobierno de Kiev en pocos días sin apenas bajas, el Kremlin comprueba ahora pasmada cómo su ejército se encuentra en un atolladero.

Los casos de crímenes de guerra contra civiles ucranianos se multiplican, las bajas en el ejército ruso se cuentan por decenas de miles, la pérdida de material militar es insoportable y, ahora, las bombas caen sobre las ciudades rusas.

Lo último que se podía imaginar Putin el 24 de febrero, cuando el ejército ruso comenzó la invasión a Ucrania, es que iba a iniciar una guerra con combates en su propio territorio. Y, sin embargo, esa impensable circunstancia es ya una realidad.

La situación podría empeorar en los próximos días. En una absoluta incompetencia a la hora de controlar los cielos de Ucrania, las incursiones ucranianas van en aumento.

Sin ir más lejos, Rusia logró interceptar dos drones artillados a comienzos de esta semana, pero otros han alcanzado su objetivo.

En total, se han registrado hasta 11 bombardeos contra objetivos rusos, pero los números podrían incrementarse hasta producirse a diario.

Si Rusia sigue sin ser capaz de controlar el cielo, otros muchos drones y helicópteros lograrán hacer blanco y llevar el infierno de la guerra a las regiones rusas fronterizas.

La situación empieza a ser grave. Las autoridades locales han realizado evacuaciones e intensificado la propaganda con llamamientos a la venganza.

En la región de Belgorod, el presidente, Vyacheslav Gladkov, anunció que se cancelaba el desfile del 9 de mayo, fiesta en que Rusia conmemora la victoria de la Unión Soviética sobre Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.

El gobierno ucraniano, por el momento, se niega a confirmar o desmentir los ataques, aunque su atribución no es difícil.

El salto de capacidad ofensiva del ejército ucraniano se debe, en gran medida, a la ayuda militar proporcionada por occidente con moderno material fabricado en países de la OTAN y equipos de origen soviético actualizados en países del este de Europa.

Ucrania también ha logrado recuperar parte de su capacidad aérea con la llegada de repuestos para reparar varios aviones de combate que han podido reintegrar al servicio.

La estrategia de Ucrania de golpear a Rusia para mandar el mensaje al Kremlin de que no son inexpugnables recibió el apoyo directo de Estados Unidos.

El secretario de Estados, Antony Blinken, defendió que, según el derecho internacional, es legítimo que Ucrania ataque «la estructura logística del ejército ruso».

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