Chantaje de Putin en Azovstal: permitirá salir a 200 civiles atrapados si la defensa ucraniana se rinde

La situación se recrudece en la planta siderúrgica Azovstal, al sureste de Ucrania.

El ministerio de Defensa británico informó de que, lejos de desfallecer tras dos meses de guerra, la ofensiva rusa aumenta sus esfuerzos en la zona, ya que es el último punto pendiente de toma antes de anunciar la captura total de Mariúpol.

Este ímpetu por hacerse con la planta lo más rápido posible está probablemente vinculado con las celebraciones del próximo 9 de mayo, «Día de la Victoria» en toda Rusia.

Las prisas se deben a que el presidente Vladimir Putin quiere, dentro de tres días, hacer oficial la toma de Mariúpol durante los festejos. Un éxito simbólico en Ucrania durante una guerra que no está saliendo bien.

Pero esta ofensiva está costando cara a las fuerzas militares rusas, cuyas cifras de personal, y reservas de armamento, y municiones no dejan de menguar. Mientras la resistencia de Ucrania continúa en el Azovstal, las pérdidas de Rusia aumentan, frustrando sus planes para el sur del Donbás.

Durante un discurso televisado, el presidente Volodimir Zelenski quiso ilustrar la realidad de aquellas personas, sometidas a los ataques del ejército ruso. «Imaginad ese infierno. ¡Y hay muchísimos niños! Más de dos meses de bombas incesantes, la constante amenaza de la muerte a la vuelta de la esquina», narró acongojado.

El batallón Azov, facción extremista que lucha en el bando de Ucrania, compartió grabaciones de drones que mostraban explosiones en la planta.

Uno de sus comandantes, Sviatoslav Palamar, explicó que la defensa ucraniana peleaba «batallas difíciles y sangrientas» contra las tropas rusas infiltradas en el complejo.

Pasaje seguro a cambio de rendición

Gran parte de los esfuerzos de las Naciones Unidas y del Gobierno de Ucrania se están concentrando en evacuar a los civiles, aunque de momento solo suman intentos torpes o fallidos bloqueados por los ataques de Rusia.

Pero el presidente ruso, Vladimir Putin, dejó muy claras sus imposibles condiciones: declaró que su ejército «aún estaba dispuesto» a permitir un pasaje seguro a los civiles atrapados bajo la planta siderúrgica a condición de que las fuerzas ucranianas bajen las armas y dejen de defenderse.

«Las tropas rusas aún están dispuestas a asegurar una salida segura de los civiles. En cuanto a los militantes de Avostal, las autoridades de Kiev deben darles la orden de rendirse», expuso Putin a su homólogo israelí, Naftali Bennett, según informó el Kremlin.

Compromiso de dudosa fiabilidad. A mediados de esta semana, Rusia anunció un alto el fuego en el complejo para permitir una evacuación de civiles. Pero Svyatoslav Palamar, presente en el lugar, los acusó de violar la promesa e ignorar la breve tregua.

La operación de la ONU, en marcha

Mientras se desarrolla la «sangrienta batalla» en la superficie, los civiles refugiados, o atrapados en las entrañas de la planta, temen por su vida: saben que sus bunkers no resistirían a un ataque directo.

La Organización de las Naciones Unidas no sabe por dónde abordar la situación. Su primer intento de establecer un corredor humanitario falló, en el segundo sólo pudieron huir 69 personas. Ahora, inician una tercera tentativa con miedo, ya que la fecha límite del 9 de mayo se aproxima.

Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, prometió que haría todo lo posible «para sacar a la gente de estos infiernos». Avisó de que la tercera operación de evacuación ya estaba en marcha, y llegaría a la ciudad antes del fin de semana. La viceministra ucraniana, Iryina Vereshchuk, anunció que sucedería a mediodía del viernes.

Es crucial que se lleve a cabo lo antes posible: hay al menos 20 niños dentro de los túneles de la planta, y los suministros de agua y comida se agotan con rapidez.