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Hlib Stryzhko, soldado ucraniano capturado por los rusos, se recupera en un hospital de Ucrania

Hlib Stryzhko, soldado ucraniano capturado por los rusos, se recupera en un hospital de UcraniaTwitter / @OlenaHalushka

17 días con el cuerpo roto y sin tratamientos: el suplicio de un prisionero ucraniano en manos de los rusos

Un tanque ruso disparó, y el impacto provocó que el joven, de 25 años, cayese desde una altura de tres pisos de alto

Desde que empezó su invasión a Ucrania, hace tres meses, Rusia se ha hecho con cientos de prisioneros de guerra: soldados ucranianos capturados y a su completa merced, sometidos a torturas, humillación, y pronto incluso a juicios por «nazismo» y «crímenes de guerra».

Bajo el control de las fuerzas rusas, estos prisioneros se enfrentan a abusos y a condiciones de vida nefastas. Así lo denunció el medio de noticias local Ukrinform, que explicó el horrible proceso de las interrogaciones a manos de los rusos.

«Durante las interrogaciones, obligan a los prisioneros de guerra a arrodillarse. Les golpean con la parte trasera del rifle, en los dedos de los pies y en las heridas abiertas, atan cuerdas alrededor de sus cuellos y amenazan con estrangularles. También los electrocutan con pequeñas descargas de electricidad, y algunos soldados dijeron haber sido inyectados con una sustancia desconocida, que les hizo desmayarse y perder la memoria», denunció Liudmyla Denisova, defensora de los derechos humanos de Ucrania.

Hlib Stryzhko fue uno de estos prisioneros. El joven se enfrentó a torturas psicológicas bajo el control de los rusos, y a pesar de tener rotas la pelvis y la mandíbula, no recibió ningún tipo de tratamiento médico. Logró volver a casa, y se dejó entrevistar por la BBC británica desde un hospital de Poltava, ciudad ucraniana.

Despertó en un hospital improvisado, tras ser rescatado por sus compañeros. Pero estaba lejos de estar a salvo; los médicos entregaron su unidad a los rusos, que cada vez controlaban una mayor parte de Mariúpol, «para salvar sus vidas».

Pero Stryzhko no recibió el tratamiento que necesitaba por parte de los rusos. «Algunas enfermeras me traían comida y me alimentaban, ya que mi mandíbula estaba rota. Otros dejaban la comida cerca de mí, y me decían, ‘intenta comer, ucraniano asqueroso’. Después de unas horas, se la llevaban. Yo, sin anestesia, no podía comer solo, y tampoco podía erguirme, pero solo sabía que debía sobrevivir», narró el ucraniano.

El suplicio duró 17 días, en los cuales el herido fue transportado hasta la región de Crimea, anexionada por Rusia en 2014. Allí fue cuando un soldado ruso terminó apiadándose de él.

«Si sigues mis órdenes, estarás de vuelta en Ucrania esta noche», fueron las palabras que, según Stryzhko, pronunció su héroe anónimo. Sin más información, el marine se dejó llevar hasta una ambulancia. Condujeron hasta la ciudad de Zaporiyia, que está bajo el control de Kiev, y después al norte, a un hospital de Poltava, su tierra natal.

Hlib Stryzhko cuenta que lloró al darse cuenta de que estaba en Ucrania. Resultó que formaba parte de un intercambio de prisioneros entre los países enfrentados: por fin estaba a salvo.

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