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Los manifestantes sostienen pancartas que representan al primer ministro británico, Boris Johnson, frente a la Cámara del Parlamento, en Londres

Los manifestantes sostienen pancartas que representan al primer ministro británico, Boris Johnson, frente a la Cámara del Parlamento, en LondresAFP

Reino Unido

Boris Johnson sobrevive a la moción de censura de su partido y sigue de momento en Downing Street

Johnson respira por primera vez en mucho tiempo. El asunto de las fiestas en Downing Street le viene pisando los talones desde diciembre, pero su partido ha refrendado este lunes su apoyo al premier

Boris Johnson sigue siendo, por poco, primer ministro de Reino Unido. El Conservador se asomaba desde hacía meses a un abismo de su propia creación. El primer ministro británico ha salvado su posición en el partido gracias a los 211 votos a favor de que se quede, frente a los 148 votos a favor de que se vaya.

Por si su mala gestión de la pandemia no fuera suficiente, su propio partido se le revolvió cuando salió a la luz la verdad sobre el Número 10 de Downing Street: mientras el resto de Inglaterra cumplía un duro confinamiento por coronavirus, el gabinete de Johnson celebraba fiesta tras fiesta en la sede de su Gobierno.

Finalmente, los 359 miembros del Partido Conservador se vieron las caras en la votación. Fueron dos horas de tensión para Johnson, pero con final feliz: 211 diputados demostraron serle fieles, y votaron para darle una segunda oportunidad al frente del Gobierno. Frente a los 148 que votaron en oposición a que Johnson mantuviera su posición.

Johnson respira por primera vez en mucho tiempo. El asunto le viene pisando los talones desde diciembre. Mientras se publicaban anécdotas y fotografías del premier alcoholizándose en supuestos «eventos de trabajo», el premier de cabellera alocada logró salir relativamente ileso de una investigación de Scotland Yard, que concluyó con una multa.

Pero tras publicarse el informe de la funcionaria Sue Gray, el líder del Partido Conservador se vio en un callejón sin salida. Y fueron sus propios tories los que dijeron basta: un 15 % del partido (por lo menos) pidió por escrito una votación sobre el liderazgo de Johnson.

Aquello activó el mecanismo del temido ‘Comité de 1922’, entidad interna que coordina y administra quién liderará el Partido Conservador. Se celebró una votación de moción de censura en la que cada miembro del partido expresó su voto. Y Johnson mantuvo, por los pelos, esa mayoría que le permitirá ocupar el cargo hasta las próximas elecciones generales, en 2025.

Ha sido, sin embargo, una velada humillante para Boris Johnson, que asumió el cargo en 2019. Fue el primer líder británico en ser multado mientras ocupaba el puesto, pero el cuarto en protagonizar una votación a manos del Comité de 1922.

En el año 2018, Theresa May estuvo en la misma situación a causa de su gestión del Brexit. La mujer sobrevivió a duras penas; la mayoría del Partido optó por darle una segunda oportunidad. Pero dimitió igualmente, tan solo seis meses más tarde, sobrepasada por la presión y las críticas.

Antes, en 2003, el líder Iain Duncan Smith perdió su moción de censura, y tuvo que abandonar el cargo. Y en 1990, al dimitir Margaret Thatcher, el Comité llevó a cabo una votación para determinar a su sucesor.

¿Y ahora qué pasa?

Pues que, una vez más, Boris Johnson esquiva, por los pelos (despeinados) la tragedia. Seguirá siendo primer ministro y líder del Partido Conservador.

Y lo que es más: disfrutará de cierta inmunidad. El resultado positivo de la votación implica que no podrá haber otra moción de censura hasta dentro de un año por lo menos.

Sin embargo, es posible que las reglas cambien en vista de la situación. Según la BBC británica, existe cierta especulación. Cuando preguntaron al diputado tory Graham Brady si habría posibilidades de votar de nuevo antes de tiempo, el Conservador respondió: «técnicamente, es posible».

Además, como Johnson ha ganado por un margen tan estrecho, no sería extraño que él mismo decidiese abandonar el cargo, en vista de la humillación.

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