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Boris Johnson, primer ministro británico

Boris Johnson, primer ministro británicoAFP

Boris Johnson recurre al nacionalismo del Brexit para distraer del 'Partygate'

El primer ministro británico propone finalizar el Protocolo de Irlanda del Norte, y permitir que el sistema de subvenciones de viviendas sirva para comprar casas

Boris Johnson está, políticamente hablando, herido de muerte. Su propio partido le propinó una estacada en la espalda cuando, a principios de semana, activaron la votación de moción de censura que podría haberlo expulsado del Gobierno.

Intento fallido por parte de los rebeldes del Partido Conservador, que solo convencieron a 148 diputados de votar contra Johnson. Por suerte para el premier, 211 fieles optaron por darle una segunda oportunidad.

Pero no fue, de ningún modo, una victoria que celebrar a base de copas en Downing Street. En todo caso, la votación indicó que la tolerancia para las chapuzas de Johnson ya ha llegado a su límite, y ahora el premier sufre por demostrar que quiere dejar el escándalo del ‘Partygate’ en el pasado.

¿Su nueva estrategia? Apretar el botón del Brexit, desde siempre el recurso más desesperado del Partido Conservador.

Apenas 48 horas después de la votación de la moción, firmó su nuevo tratado, que cambiará la normativa fronteriza entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte,

La legislación permitirá al Gobierno británico anular ciertas partes del Protocolo de Irlanda del Norte, y sustituirlas por sus propias soluciones. Estas incluyen la implementación de un «carril verde» despejado que permitirá a los bienes británicos entrar en Irlanda del Norte libremente. Pero los productos destinados a la Unión Europea circularán por un «carril rojo» lleno de controles e inspecciones.

La «subvención del ladrillo»

Una vez seducido el bando nacionalista con la actualización del Brexit, Boris Johnson se gira hacia un sector de la población que no tiende a votar por el Partido Conservador: los trabajadores peor pagados, receptores de ayudas sociales.

El primer ministro está cocinando un proyecto de ley a través del cual las subvenciones de alojamiento podrán utilizarse para comprar hogares. A través de un discurso, Johnson anunciará que quiere cambiar la normativa actual para que los británicos puedan usar los pagos de la asistencia social para solicitar hipotecas y efectuar pagos mensuales.

Su argumento es que sería mejor dedicar esos 30 billones de libras, anualmente destinados a las subvenciones de vivienda, a ayudar a la gente a convertirse en propietarios.

Según el periódico The Times, un ministro describió la legislación como «subvención de ladrillo», y celebró que ayudaría a que los jóvenes superasen los controles necesarios para solicitar una hipoteca.

Actualmente, más de tres millones de personas dependen de los beneficios sociales de vivienda, y muchos de ellos utilizan también ayudas del Estado para pagar el alquiler.

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