La vía de Johnson para camuflar sus problemas: romper el acuerdo con la UE en Irlanda del Norte
El primer ministro británico podría eliminar el Protocolo de Irlanda del Norte, y despojar a la Unión Europea de su autoridad sobre la frontera irlandesa, a través de un proyecto de ley unilateral
Como siempre que se ve acorralado, el Partido Conservador saca la carta del Brexit. Boris Johnson acaba de superar, por los pelos, una moción de censura traída por sus excesos y el escándalo del Partygate, y no ha tardado ni 48 horas en anunciar cambios al Protocolo de Irlanda del Norte.
Bajo la nueva legislación que propone Johnson, se establecerán «carriles verdes» entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, por los cuales los productos importados y exportados desde la península inglesa circularán con casi total libertad. Sin embargo, los productos destinados a la Unión Europea, o provenientes de ella, atravesarán un «carril rojo» colmado de controles e inspecciones.
La decisión otorgaría al Gobierno británico primacía sobre el Protocolo de Irlanda del Norte, y eliminaría por completo la autoridad de la Corte de Justicia Europea. Evidentemente, se trata de un proyecto unilateral, que Londres ha ideado independientemente.
Este órdago de Johnson tiene por objetivo seducir al sector más euroescéptico del pueblo británico. Tanto el Partido Democrático Unionista irlandés como el Grupo de Investigación Europea ejercen presión sobre el gabinete para que Gran Bretaña elimine el Protocolo y tome el control de las fronteras irlandesas.
Pero este proyecto de ley podría ser ilegal bajo la ley internacional.
En las últimas semanas se han visto episodios en los que la Unión recrudecía su posición contra Londres. Entre ellos destacan las declaraciones del primer ministro británico irlandés.
Según Micheál Martin, eliminar el Protocolo llevaría a «un punto bajo histórico» en las relaciones entre Reino Unido y la Unión. Citó la guerra en Ucrania como una razón más por la cual la ley internacional debía respetarse.
Durante un discurso en el parlamento europeo, Martin declaró que romper el protocolo traería un mundo menos seguro. Johnson debe, según el primer ministro irlandés, «tomarse en serio» la paz de la isla de Irlanda.
También el mismo bando tory, de por si dividido desde hace meses, está tenso al respecto del Protocolo. La antigua tesorera del Partido, Jesse Norman, se sumó a las advertencias de que la decisión unilateral era probablemente ilegal.
Sin embargo, hay quién busca calmar el ambiente hasta que se tomen las decisiones. Conor Burns, diputado en Irlanda del Norte y aliado de Johnson, explicó al periódico The Guardian que el Gobierno estaba «recalibrando, y no deshaciendo» el Protocolo.