Reino Unido
Fin de fiesta para Boris Johnson: el primer ministro británico dimitirá hoy como líder del partido
La cascada de dimisiones de ministros, secretarios de Estado y asesores preludió su dimisión. El comité mixto del Parlamento le dio la puntilla
Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, dejará de serlo en unas horas. Tras resistir con uñas y dientes a los acontecimientos de estas últimas semanas, se rinde, y anunciará su dimisión en una comparecencia pública.
Cinco de sus 20 ministros presentaron la dimisión, y todos compartían la misma excusa: pedían a su Gobierno más integridad, competencia, y, sobre todo, honestidad. La estacada final se la dio Nadhim Zahawi, recientemente nombrado ministro de Hacienda.
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Ahora lo que está en juego son los márgenes de tiempo. Johnson anunciará su dimisión, pero afirmará también que se queda hasta el otoño, hasta que terminen las elecciones internas que decidirán quién será su sucesor.
Sin embargo, su Gobierno y la oposición claman por que parta ya: el antiguo secretario de Empresa, Kwasi Kwarteng, afirmó que era necesario imponer un nuevo líder «lo antes posible», mientras que la antigua líder de los Conservadores en Escocia, Ruth Davidson, fue mucho más dura.
«Es imposible que se quede hasta octubre. Es absurdo», tuiteó.
Si el gabinete se sale con la suya y expulsa a Johnson de Downing Street de inmediato, su vice, Dominic Raab, hará de primer ministro interino.
No tuvo oportunidad de salir adelante. La presión le hizo daño desde todos los flancos, incluido el de su partido. Un comité de altos cargos se reunió con Johnson en Westminster, después de que superara la batería de preguntas, en forma de reproche, para que renunciara. Llegaron, en pandilla, a exigir la dimisión de un primer ministro que, como le espetó una diputada, ha perdido el respeto de todos.
Las conversaciones de anoche con sus ministros le hicieron darse cuenta de que «lo mejor para el Partido» iba a ser su dimisión, decisión que tomó durante la mañana.
Tras superar la pandemia con la tasa de vacunación más rápida de Europa, vivió un año duro y plagado de escándalos: primero, las fiestas en Downing Street durante la pandemia, por las que recibió una multa. Después, la moción de censura de su partido, a la que sobrevivió, y por último, la revelación de que ascendió a ciertos diputados a sabiendas de que habían sido acusados de acoso sexual.
El principio del fin de la historia de Boris Johnson en Downing Street fue el 'caso Pincher'. El detonante de esta bomba, que le ha estallado cuando menos lo esperaba al sucesor de Theresa May, se produjo la semana pasada. Dos hombres acusaron al diputado Christopher Pincher de tener la mano demasiado larga en sus partes íntimas cuando el grupo compartía unas copas en un club privado de Londres.
Pronto se demostró que Pincher, vicepresidente del comité disciplinario del Partido Conservador, no era un novato en estas aproximaciones impropias, de carácter sexual.
Boris Johnson conocía los sucesos cuando, en febrero de 2022, ascendió a Pincher al puesto de whip. Al destaparse el escándalo, Johnson, en su línea, mintió. Empeñó su palabra a quien le quiso creer y no se cansó de repetir que desconocía los hechos y la reputación del diputado.
Buena parte de sus leales le creyeron y lo defendieron. La fe en el premier les duró poco. Un comunicado de Downing Street desmintió a Johnson. Es decir, Johnson se desmintió a sí mismo y admitió que era consciente de su comportamiento lascivo.
Fue la gota que colmó el vaso para muchos de los ministros que le apoyaron incluso en sus momentos más oscuros.
Rishi Sunak, un peso pesado del Ejecutivo y ministro de Hacienda, comunicó su dimisión a través de una carta en la que afirmaba: «El pueblo británico espera integridad de su Gobierno. Debe comportarse de forma apropiada, ser serios y competentes. Yo debo luchar por mis valores, y por eso dimito».
Sajid Javid, ministro de Sanidad, antes le había abierto el camino al exigir a su exjefe «integridad» en su Gobierno y presentó su dimisión junto con las palabras: «Ya no puedo confiar en Johnson, ni seguir sirviendo a este Gobierno con la conciencia tranquila».
A las dimisiones de Sunak y Javid siguieron las de tres ministros más: Michelle Donelan, ministra de Educación, y Brandon Lewis y Simon Hart, ministros de Irlanda del Norte y de Gales, respectivamente.
Tras ministros de Johnson, más de 30 diputados abandonaron sus cargos, uno a uno: secretarios de Estado, miembros del Parlamento y asesores de diferentes ámbitos. Entre ellos destacó Will Quince, ministro de la Infancia, que confesó estar «arrepentido» de haber creído y defendido las afirmaciones de Johnson sobre Pincher, que luego resultaron ser falsas.