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AFP

Reino Unido destapa «la mayor red de tráfico sexual de menores» de su historia

Seducían a las niñas a base de regalos y simpatía. Luego, las explotaban sexualmente. Así es cómo las redes de traficantes prostituyeron a más de 1.000 menores durante 30 años

Reino Unido ha destapado la que podría ser la «mayor red de tráfico de menores» de su historia. En la pequeña ciudad de Telford, localidad cercana a Birmingham, más de 1.000 niños sufrieron abusos sexuales y fueron víctimas de prostitución durante tres décadas en las que la Policía hizo poco o nada.

La investigación, recientemente cerrada por la concejalía de Telford y Wrekin, reveló 30 años de abusos sexuales y explotación de menores, en una truculenta historia marcada por los asesinatos de las víctimas que se negaban a prostituirse, y, sobre todo, los fracasos de un equipo policial con miedo a la corrección política.

Regalos y favores

Los niños de Telford sufrieron durante años. Los hombres que buscaban traficar con ellos utilizaban el método del 'amante' para ganarse su confianza, es decir: fomentar su relación a través de regalos, amabilidad, y promesas. Una vez creado el vínculo de cercanía con el menor, los manipulaban para que se dejasen prostituir, a menudo en circunstancias repugnantes y violentas.

Las niñas más jóvenes y vulnerables se convertían en el objetivo de hombres que conocían en la calle, conductores de taxis, o repartidores de comida. Los individuos las seducían, y las convencían de que eran 'novios', según el informe policial.

El plan más típico del traficante consistía en presentarse a tantas niñas como les fuera posible. A menudo, elegían a aquellas que parecían más marginadas socialmente, o las que buscaban más atención.

Entonces empezaban los regalos y los favores: las llevaban en coche, les compraban comida basura, cigarrillos, alcohol, les aumentaban el saldo del móvil, y las convencían de que la suya era una relación de amor.

Cuando la menor ya confiaba en el traficante, podía ser manipulada: los hombres las animaban a involucrarse en actos sexuales, y empezaban a controlarlas.

«Estos crímenes a menudo involucraban un 'lavado de cerebro' de los menores, para convencerles de que estaban en relaciones recíprocas de amor, incluso si aquella reciprocidad incluía actos que, en el fondo, no querían llevar a cabo. En algunas ocasiones, estos niños se quejaron a psicólogos o profesores de sus situaciones, pero nadie vio que estas 'relaciones' eran de explotación», explicó Tom Crowther, juez en la región de South Wales, al tabloide The Daily Mail.

La investigación reveló que, a menudo, las víctimas no sabían como escapar de los abusos. Muchas de ellas ni siquiera se identificaban a si mismas como víctimas, ya que la prostitución se había convertido en «una forma de vivir a la que se habían acostumbrado».

«Esto explica el poder de manipulación que los abusadores y responsable de la explotación infantil ejercían sobre las víctimas de Telford. Era la mayor red de tráfico sexual de menores de Reino Unido», afirmó el juez Crowther.

La prostitución de estos menores solía llevarse a cabo en lugares públicos de la zona –restaurantes, discotecas, y establecimientos de comida para llevar–. Los niños eran conducidos a habitaciones privadas, para su explotación.

Crowther describió que uno de los lugares clave en los abusos fue «una especie de 'casa de la violación' en Wellington, que claramente llevaba años operando». En muchos de los casos, las niñas recibían amenazas de muerte si trataban de escapar, o se negaban a participar en los abusos.

Miedo a las acusaciones de racismo

Hubo una razón primordial detrás de los fracasos policiales que permitieron tantas décadas de abusos a menores: la corrección política. Según demostró el informe más reciente, las investigaciones policiales de entonces no apuntaban a hombres de procedencia asiática, por miedo a las acusaciones de racismo.

Según el testimonio de un testigo, recogido por el periódico británico The Times, los agentes «tenían miedo de interrogar o investigar» a personas de distinta etnia. Como resultado, el informe de la investigación de la concejalía de Telford señala que la muerte y sufrimiento de muchos niños se habría evitado si la Policía de West Mercia «hubiese hecho su trabajo».

Durante más de 30 años, el tráfico sexual de menores «floreció» en Telford, «sin vigilancia». Según Tom Crowther, los fracasos de la Policía «animaron» a los criminales.

«Es imposible imaginar como de diferentes habrían sido las vidas de estas víctimas de explotación sexual, si la Policía de West Mercia hubiese obrado correctamente», señaló el juez.

Frente a las pruebas de su inacción, John Campion, comisario de la Policía de West Mercia, se disculpó con todas las víctimas del tráfico de Telford.

«Víctimas y supervivientes, junto a sus seres queridos, han sufrido, y lamento que esto haya sucedido», expresó el policía públicamente.

'Operación Cáliz'

En 2012, se llevó a cabo la denominada 'Operación Cáliz', una investigación policial centrada en la prostitución infantil en la zona. Las pesquisas provocaron la detención de una banda de siete personas, liderada por los hermanos Ahdel y Mubaraj Ali.

Fueron declarados culpables de crímenes contra cuatro niñas de entre 13 y 17 años, incluyendo violación, relaciones sexuales con menores, prostitución infantil y tráfico sexual de menores.

La suya es una de las muchas bandas que operaban en Telford. Según la investigación, en algunos casos se amenazaba de muerte a las niñas que no cooperaban. Sus abusadores ponían por ejemplo el caso de Lucy Lowe, que, junto a su madre, su hermana, y el bebé que esperaba, murió en agosto del año 2000.