‘Ganadería de insectos’, la solución que propone Reino Unido a los países con más hambruna
Según dos proyectos africanos, en el Congo y en Zimbabwe, los bichos son una fuente de proteína fácil de criar y muy eficiente
Liderados por el Ministerio de Relaciones Exteriores y del Commonwealth, dos proyectos humanitarios británicos insisten en haber encontrado la solución a la hambruna en África: los insectos, de cría fácil y mucha proteína, como fuente de alimento.
Un 20% de la población del continente africano, o alrededor de 287 millones de personas, sufren de hambruna crónica e inseguridad alimenticia. La situación no ha hecho más que empeorar en los últimos años, a raíz de la pandemia del coronavirus, y por culpa de la invasión de Rusia a Ucrania, que bloqueó el suministro global de grano. Somalia, el Congo, y Madagascar son algunos de los países más afectados.
Frente a la impotencia de la hambruna en zonas desfavorecidas, los proyectos británicos proponen recurrir a los insectos, tanto para alimentar a las personas, como para servir de sustento a los animales que crían. Según estudios realizados como parte de la iniciativa, los bichos son una supuesta fuente eficiente de proteína, y su crianza no resulta complicada: requieren menos terreno que otros animales, y menos agua y alimento, recursos limitados en las comunidades más vulnerables.
En ese caso, ¿por qué no forman parte del menú en los países desarrollados? El periódico británico The Guardian culpan a su sabor, y a la resistencia cultural, de la repugnancia suscita la idea de comer insectos en muchas partes del mundo.
23 especies de insecto comestible
Para aliviar el asco, y promover la ganadería de una fuente alimenticia supuestamente eficiente, un proyecto destinó 50.000 libras (más de 58.300 euros) a la República Democrática del Congo para animar a que se críen orugas africanas, langostas migratorias y moscas negras como si fueran vacas o bueyes.
La iniciativa, financiada por la organización Católica de Desarrollo Internacional en Inglaterra y Gales (CAFOD), pretende sobre todo servir de alimento para el ganado convencional y para enriquecer el pescado.
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La práctica ya se ha instaurado en las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur, donde la ganadería es de las industrias más importantes. A medida que crece la población en las regiones, el espacio para criar animales mengua, y el suministro de agua se reduce. Por eso, la cría de animales grandes cada vez está más limitada.
Incluso desde antes del inicio del proyecto, los congoleños de la zona habían identificado 23 especies de insecto comestible. Sin embargo, en vez de criarlos, los recolectaban esporádicamente según la estación: gorgojos, escarabajos, termitas, y grillos.
Gusanos y gachas de avena
Por otra parte, un proyecto similar se está desarrollando en Zimbabwe, con un presupuesto de 300.000 libras (casi 35.000 euros) en ayudas. Allí, la idea es criar gusanos ‘mopane’ y servirlos como almuerzo en los colegios, en platos de gachas de avena. Se trata de orugas verdes y babosas, que asoman entre la vegetación durante las estaciones más lluviosas del Zimbabwe rural.
El Dr Alberto Fiore, profesor de química alimenticia en la Universidad de Dundee, y líder del programa, explicó que estos bichos, que comerán niños de entre siete y 11 años de edad, son ricos en fósforo, potasio, hierro, sodio, y vitaminas B1 y B2, entre otros.
Según Fiore, su equipo logró crear una formula que combina a estos gusanos con cereales y frutos locales. Es un beneficio, ya que el plato no depende del trigo importado, pero el equipo, que probó su sabor desde Escocia, no quiso compartir la receta. Se medirá el peso de los niños alimentados por los gusanos mopone, y su rendimiento escolar, antes de ampliar el experimento.