201 días de guerra en Ucrania
El líder checheno se desespera ante el retroceso ruso en Ucrania: «Se retiraron a la primera»
El líder de Chechenia, Ramzan Kadyrov, montó en colera ante la impotencia mostrada por el Ejército ruso para contener la contraofensiva ucraniana sobre Jarkov y criticó la estrategia seguida por el Kremlin y la incapacidad de los mandos militares rusos para ganar la guerra.
Conocido por su lealtad a Vladimir Putin, su crueldad al eliminar a sus enemigos y rivales y, sobre todo, por su elocuencia en sus vídeos publicados en Telegram, donde difunde toda clase de surrealistas bravuconerías sobre la guerra en Ucrania, Kadyrov dio a entender que el presidente ruso, Vladimir Putin, no es consciente de lo que sucede en el terreno ucraniano.
Lo cierto es que, el pasado sábado, cuando las líneas rusas en el este de Ucrania se desmoronaban y los soldados rusos corrían a la desesperada hacia las fronteras rusas, causó desconcierto en la propaganda nacionalista ver a un despreocupado Vladimir Putin participar en las celebraciones del Día de Moscú e inaugurar un nuevo gimnasio de artes marciales en la capital rusa.
Horrorizado por los fracasos del Ejército ruso registrados en Jarkov en los últimos días, el presidente checheno lanzó una advertencia al mando militar ruso: «O se realizan cambios en la estrategia, o me veré obligado a hablar con el liderazgo del ministerio de Defensa y el liderazgo del país (Putin) para explicarles la situación real sobre el terreno», amenazó convencido de su influencia en el Kremlin.
Kadyrov definió la debacle rusa en el frente oriental como «asombrosa». «Aquellos que tenían que resistir hasta la muerte se retiraron a la primera de cambio y entregaron al enemigo varias localidades, aldeas y tecnología y logística militar», criticó. «Cometieron errores y creo que deberían sacar conclusiones».
Kadyrov, como suele ser habitual en sus discursos, contrapuso el comportamiento de las tropas regulares rusas con las de sus milicianos chechenos: «Nosotros somos guerreros. Lo hemos demostrado en Siria. Cuando llegamos al campo de batalla exterminamos a los enemigos sin contemplaciones. Ese es nuestro trabajo».
En los últimos cinco días, el Ejército ucraniano lanzó una audaz contraofensiva en el este de Ucrania que le permitió recuperar la casi totalidad del territorio de la región de Jarkov, unos 2.000 kilómetros, el equivalente a todo el territorio que Kiev había perdido desde abril.
El éxito ucraniano se ha debido a una estrategia del alto mando de Kiev sostenida en tres pilares. Por un lado, meses de desgaste de las capacidades ofensivas rusas. En segundo lugar, el inicio de una primera contraofensiva en Jersón (sur de Ucrania, al noroeste de Crimea) que forzó a Rusia a desplazar gran parte de sus efectivos y recursos desde el este al sur.
Por último, y más importante, el eficaz empleo de los sistemas occidentales de misiles HIMARS, y otros sistemas de artillería, contra objetivos rusos.
El gran contratiempo para Rusia ha sido la pérdida de la ciudad de Izium, punta de lanza que le permitió completar la conquista de Lugansk en mayo y desde donde pretendía lanzar la gran ofensiva para conquistar Donetsk.
El avance de las tropas ucranianas y el repliegue ruso logró romper no sólo las líneas rusas, también logró desmantelar la propaganda del Kremlin y la narrativa de una guerra victoriosa para Rusia.
Kadyrov, que anunció en un arranque de cólera a finales de noviembre su dimisión como presidente checheno, dimisión que aún no ha hecho efectiva, controla una poderosa fuerza paramilitar que ha protagonizado varios episodios de importancia durante la guerra.
Tanto en el fracasado primer envite sobre Kiev, al principio de la guerra, como en el asedio de Mariúpol o la batalla del Donbás, las tropas chechenas de Kadyrov han sido esenciales para los avances rusos.
Asimismo, el presidente checheno anunció el envío de 10.000 nuevos combatientes chechenos al frente de Jersón, información que no ha sido confirmada por el Kremlin y que, de hacerse real, los analistas internacionales dudan que vayan a permitir a Rusia recuperar el empuje en el campo de batalla.
Las declaraciones de Kadyrov muestran, una vez más, que es un elemento incontrolable para el Kremlin y que únicamente se le consienten sus excesos verbales por su lealtad a Putin.
El descontento con el Kremlin por los continuos reveses de sus tropas en la guerra es general entre los blogueros militares y nacionalistas que marcan el paso al gobierno ruso.
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En los foros de veteranos del Ejército ruso, y de grupos ultranacionalistas rusos, se está reclamando desde hace varias horas la cabeza del ministro de Defensa, Sergei Shoigu.
Incluso se ha propuesto su sustitución por el jefe militar del Grupo Wagner, Yevgeniy Prigozhin, un escurridizo oligarca muy cercano a Putin al que se le dio por muerto en varias ocasiones.