Jóvenes afganos

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Sin poder ir al colegio, dos hermanas enseñan el arte del circo en Afganistán

Las hermanas Bahara y Najma decidieron animar a otros jóvenes enseñándoles su gran pasión: el arte del circo

Bahara, de 15 años, y Najma, de 17, siguen a la espera de que los fundamentalistas permitan la enseñanza secundaria femenina, vetada desde su regreso al poder en agosto de 2021, y mientras tanto enseñan en las cercanías de su casa de barro en el oeste de Kabul las habilidades circenses que aprendieron en un circo-escuela.

«No existe otra opción para nosotras, tenemos que vivir. Sin una meta en la vida, permanecer en casa se hace muy difícil, así que comenzamos a enseñar el arte del circo a los niños, para que así al menos se ocuparan con algo», explica a EFE la joven maestra Bahara.

Las hermanas tienen limitado el movimiento por las continúas restricciones de los talibanes, que han ido repitiendo el comportamiento de su anterior régimen entre 1996 y 2001, cuando en base a una rígida interpretación del islam y su estricto código social conocido como pastunwali, prohibieron la asistencia femenina a las escuelas y recluyeron a las mujeres en el hogar.

Najma, como su hermana, insiste en que al permanecer encerradas en casa y sin escuela, con un nubarrón de pesimismo por todos lados, decidieron enseñar a los niños a hacer malabares o artes teatrales para así «entretenerlos mental y físicamente», y aportar optimismo.

El profesor

Detrás de los conocimientos circenses de las dos hermanas está Khalilullah Hamid, fundador del circo Afghan Parwana (la Mariposa Afgana), que durante las dos décadas que siguieron a la caída de los talibanes enseñó estas habilidades a cientos de estudiantes.

La situación sin embargo cambió con el regreso de los fundamentalistas al poder y la huida de los donantes extranjeros, que ha supuesto que el número de pupilos caiga en picado hasta los alrededor de 45 que tiene en la actualidad, una situación que además mantiene al límite por la falta de fondos.

«Me encuentro en aprietos incluso para alimentar a mi familia, ¿cómo puedo entonces apoyar al circo? Pero es algo que me interesa. Para mantenerlo vivo animo a los maestros y a los niños a que acudan al circo, que se entretengan», explica Hamid.

Este amante del mundo circense, que fundó Afghan Parwana para «crear un mundo más brillante para los niños y jóvenes de Afganistán», infundiendo en ellos «alegría, esperanza y paz» en un país en guerra, ahora solo atisba un futuro turbio.

«Me temo que el arte circense parece haber acabado en Afganistán. Durante los últimos 20 años tuvimos cientos de estudiantes y varios donantes para apoyar a los niños y la paz en Afganistán, pero en el último año no tenemos proyectos ni donantes. Si la situación sigue así, el arte circense se habrá acabado en Afganistán», lamenta.

Pesimismo

La psicóloga Azada Joya explicó a EFE que al efecto en la juventud de los años de guerra en Afganistán, se han sumado ahora las restricciones impuestas por los talibanes, lo que les lleva a ver todo como un sinsentido, faltos de perspectiva de futuro.

Por ello, añade, actividades como las impulsadas por las hermanas Bahara y Najma resultan de gran ayuda para romper ese círculo negativo, evitando que se depriman más.

«Como consultora de psicología, siempre les digo a mis alumnos (...) que se involucren en otras actividades como el deporte, pequeños proyectos, manualidades, tareas de estudio, para que (...) entiendan que el cielo no permanecerá siempre nublado, y un día el sol brillará y todo estará bien», remarcó Joya.

Para ayudar con el circo a que la situación mejore, el fundador de la Mariposa Afgana y las dos hermanas coinciden en que necesitarían más fondos y material para volver a formar a cientos de niños en estos tiempos de incertidumbre en Afganistán. Así, dicen, disfrutarían no solo los artistas, sino también los espectadores.

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