Fundado en 1910

La Wehrmacht cruzando la frontera polaca el 1 de septiembre de 1939

Polonia

Polonia y Alemania ante el reto de resolver los efectos de la II Guerra Mundial

Las consecuencias de las acciones alemanas en tierras polacas durante la Segunda Guerra Mundial deberían resolverse en un acuerdo bilateral entre los gobiernos polaco y alemán

Durante la Segunda Guerra Mundial, Polonia sufrió el mayor número de pérdidas personales y materiales (en relación con la población total y el patrimonio nacional) de entre todos los países europeos.

Los alemanes exterminaron de forma deliberada y organizada a la población en los territorios ocupados y explotaron intensamente a la población polaca, tanto mediante trabajos forzados como mediante una economía de saqueo.

También drenaron el capital que habían acumulado a lo largo de los siglos saqueando depósitos, imponiendo excesivas cargas fiscales y trasladando los costes de la guerra y la ocupación a la sociedad polaca.

La culminación del trabajo de destrucción fue la demolición de la capital del Estado, Varsovia, y de miles de ciudades y pueblos polacos.

Las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial –demográficas, económicas, infraestructurales, en el ámbito de la ciencia, la educación y la cultura– continúan sintiéndose por los polacos en la actualidad.

Cada año de guerra y ocupación empujaba al Estado polaco hacia un nivel inferior de desarrollo en todos los aspectos de la vida pública, económica o social.

El Estado polaco contemporáneo se encontraría hoy en un lugar completamente diferente en cuanto a desarrollo si no fuera por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial.

Varias generaciones de polacos tuvieron que hacer un enorme esfuerzo para reconstruir aquello que fue destruido por la guerra y levantar el país de las ruinas.

Hasta el día de hoy, Alemania no ha dado cuenta de sus robos y saqueos sistemáticos de obras de cultura y arte pertenecientes al Estado polaco y a sus ciudadanos.

Los sucesores legales del Tercer Reich no se sienten obligados a reparar los crímenes y daños causados, no muestran ninguna voluntad de reparar el daño realizado a Polonia y a los polacos, ni muestran deseos de devolver los recursos expoliados.

Cuestionan la responsabilidad política y jurídica hacia Polonia por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, y sus acciones se limitan a gestos simbólicos y palabras sobre la responsabilidad moral.

Mientras tanto, la comunidad internacional tiene desgraciadamente una idea escasa, y en muchos aspectos incluso errónea, de la magnitud de los daños de la guerra, que tuvieron como consecuencia la limitación del potencial de desarrollo de Polonia.

Esto justifica plenamente la necesidad de hacer más realista y detallado el relato de las pérdidas sufridas por Polonia como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.

La enorme magnitud de las pérdidas en tiempos de guerra no puede reflejarse en ningún recuento cuantitativo, ya que es imposible dar cuenta de la magnitud de la miseria en tiempos de guerra, las muertes humanas y los dramas asociados, a veces multigeneracionales.

Sin embargo, por el bien de las generaciones presentes y futuras, así como por el bien de la verdad histórica, es esencial una evaluación completa y sistemática de las pérdidas de guerra sufridas por la República de Polonia.

La ausencia de un relato de este tipo impide también una evaluación completa de la dimensión real de los logros de Polonia después de la Segunda Guerra Mundial hasta el día de hoy.

Sin embargo, la cuestión de una evaluación completa de las pérdidas de Polonia en la Segunda Guerra Mundial tiene un aspecto mucho más amplio y ciertamente no menos importante que la mera indemnización.

Describir la dimensión real de las injusticias sufridas por los polacos durante la guerra es una expresión de respeto y homenaje a las víctimas y su sufrimiento.

Al hacerlo, hay que reiterar que nunca será posible un cálculo preciso de la magnitud de todas las pérdidas sufridas durante la guerra: su escala es tan importante que algunas de ellas escapan a todos los métodos de investigación.

Otro obstáculo es la falta de gran cantidad de datos estadísticos de antes y después de la Segunda Guerra Mundial, a partir de los cuales se podría determinar con mayor precisión el escenario de desarrollo de la situación socioeconómica.

Una complicación adicional es que gran parte de las pruebas de los crímenes de guerra han sido sistemáticamente destruidas y sus rastros borrados.

Además, es imposible contar y tasar el impacto del sufrimiento físico y psicológico de las víctimas: miles de niños huérfanos, arrebatados a sus padres, desplazados o germanizados, prisioneros de guerra, internos en campos de concentración, trabajadores forzados.

Es imposible hacer un recuento de los traumas y lesiones causados por la pérdida de seres queridos. Pero, sin duda, todos estos factores tuvieron un enorme impacto en la eficiencia y la productividad de la sociedad polaca en su conjunto y, por tanto, en la magnitud de las pérdidas del Estado polaco.

En la actualidad, la República de Polonia y la República Federal de Alemania están unidas por buenas relaciones políticas y económicas, ambos países son también miembros de las Naciones Unidas, la Unión Europea, el Consejo de Europa, la OTAN y otras organizaciones que trabajan por la paz y la seguridad en Europa y en el mundo, y las sociedades y los gobiernos de ambos países están dispuestos a profundizar y desarrollar estas relaciones positivas.

Por lo tanto, las consecuencias de las acciones alemanas en tierras polacas durante la Segunda Guerra Mundial deberían resolverse en un acuerdo bilateral entre los gobiernos polaco y alemán.

  • Arkadiusz Mularczyk es secretario de Estado de política europea. Análisis en el marco del proyecto realizado con el Instituto de Memoria Nacional y la Fundación Nacional Polaca.