La ONU expulsa a Irán de la Comisión de la Mujer por la represión de las manifestaciones
La Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer expulsó este miércoles a Irán del organismo como resultado de la represión del régimen de los ayatolás a las protestas desatadas tras la muerte de la joven kurda Masha Amini después de ser detenida en Teherán por llevar mal colocado el velo.
Se trata de un gesto más simbólico que efectivo, aunque la decisión ha desatado la indignación de las autoridades iraníes, que ven cómo empiezan a quedar excluidos de los organismos internacionales y cada vez más aislados.
La expulsión fue consecuencia de una iniciativa de Estados Unidos, junto con los miembros del Comité Económico y Social de Naciones Unidas. La medida salió adelante con 29 votos a favor, 8 en contra y 16 abstenciones.
El argumento del organismo de la ONU para hacer efectiva la expulsión es que, en medio de la fuerte represión contra los manifestantes y, en especial, contra las mujeres que exigen igualdad de derechos, Irán no puede pertenecer a una herramienta cuya finalidad es, precisamente, promover la igualdad entre hombres y mujeres.
Según Efe, Irán había ingresado este año y con un mandato de cuatro años en la Comisión de la Mujer, compuesta por 45 Estados. Ahora, sin embargo, los ayatolás quedarán excluidos.
«La Comisión es el principal órgano de la ONU para promover la igualdad de género y empoderar a la mujer. No puede hacer su importante trabajo si es minada desde dentro. La membresía de Irán en este momento es una fea mancha en la credibilidad de la Comisión», dijo la embajadora estadounidense, Linda Thomas-Greenfield, al presentar la resolución.
Estados Unidos ya había anunciado a principios de noviembre su intención de buscar la expulsión de Irán y su iniciativa ha recibido un amplio apoyo entre los países de la Unión Europea y otros de sus aliados, como Australia, Canadá o Israel.
También votaron a favor países latinoamericanos que figuran entre los 54 miembros del Comité Económico y Social, como Argentina, Chile, Colombia, Guatemala, Panamá o Perú, mientras que México se abstuvo.
Por el contrario, otros países se mostraron muy críticos con la iniciativa, como fue el caso de Rusia, China, Nicaragua o Bielorrusia, que votaron en contra y acusaron a Washington de actuar por motivos políticos y de usar dobles raseros.
Durante la reunión de este miércoles, Rusia solicitó que, antes de pronunciarse, el Consejo Económico y Social pidiese una opinión jurídica sobre la legalidad de la medida, una petición que fue rechazada en una votación porque Moscú no la presentó por escrito con al menos 24 horas de antelación, tal y como establecen las normas.
El embajador iraní ante la ONU, Amir Saeid Jalil Iravani, calificó la decisión de expulsar a su país de la Comisión de la Mujer de «ilegal» y denunció que no hay ningún precedente de un paso similar.
Además, Iravani insistió en que la decisión se basa en «denuncias sin fundamento y argumentos fabricados» y subrayó que es fruto exclusivamente de la «hostilidad» de Estados Unidos hacia el Gobierno iraní.
Human Rights Watch (HRW) señaló en un comunicado que la expulsión de Irán es un paso adelante para que Teherán rinda cuentas «por su larga historia de discriminación y crueldad con las mujeres y niñas».
Sin embargo, la ONG pidió a la comunidad internacional verdadera presión sobre el Gobierno iraní para que «ponga fin a su campaña de violencia» y se persiga a los responsables de violaciones de los derechos humanos.
Las revueltas en Irán comenzaron por la muerte en septiembre de Mahsa Amini, pero han evolucionado y ahora los manifestantes piden el fin de la República Islámica fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979.
Hasta ahora, Irán ha ahorcado a dos presos de 23 años por su implicación en las protestas, el último de ellos esta semana en una ejecución pública en la ciudad de Mashad, colgado del mástil más alto de una grúa.
Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional han denunciado los juicios como «farsas», además de calificarlos de «injustos» y de suponer una «venganza».
En los casi tres meses de protestas han muerto más de 400 personas y al menos hay 15.000 detenidos, según la ONG Iran Human Rights, con sede en Oslo.
La fuerte represión policial ha provocado duras condenas internacionales y sanciones de los países occidentales.