Unión Europea
Orban se burla de la UE en un tuit por el Qatargate y se venga de las acusaciones de corrupción
Viktor Orban es blanco de ataques permanente de la Comisión Europea. El presidente de Hungría recibe presiones constantes a las que, en buena medida, termina sometiéndose bajo amenaza, real, de no recibir los fondos de la Unión Europea que le corresponden.
De Ursula von der Leyen para abajo le miran como si fuera un extraterrestre y le acusan de corrupción por su sistema de contratación pública que califican de «riesgo para el presupuesto de la UE», por su presunta opacidad.
Al húngaro no le ha quedado más remedio que resignarse y que poco a poco va haciendo las reformas exigidas. Orban ha perdido algunas batallas con Bruselas, pero conserva el sentido de humor y no ha necesitado de demasiado tiempo para aplicar el clásico: dónde las dan las toman.
Esta mañana se ha burlado de los supuestos altos niveles de exigencia en la lucha contra la corrupción de la Unión Europea y ha subido un tuit a su cuenta del pajarillo azul donde un grupo de dirigentes históricos, entre ellos Ronald Reagan, se carcajean bajo el siguiente epígrafe: Y entonces dicen: la Unión Europea está seriamente preocupada por la corrupción en Hungría.
La imagen va precedida de un saludo temprano cargado de ironía: Buenos días al Parlamento Europeo y le arroba para que no les pase desapercibido a ninguno. De este modo, pone en evidencia a la UE que atraviesa su momento más difícil tras destaparse el escándalo de corrupción que, hasta el momento, ha involucrado a medida docena, entre eurodiputados y asesores, de socialistas y socialdemócratas.
Entre estos no parece que esté ni el de Von der Leyen ni el del comisario de Presupuesto Johannes Hahn. Éste último es el que denunciaba lo que considera, «irregularidades sistemáticas y de deficiencias y debilidades en la contratación pública» de Hungría.
Asimismo, Hahn fue el que propuso la suspensión de la entrega de 7.500 millones de euros a Budapest, petición que fue aprobada por unanimidad por la Comisión.
Entre sus explicaciones argumentó que el gobierno húngaro se quedaba en la teoría, pero no concretaba las 17 reformas exigidas: «La cuestrión es simple. Seguimos en el nivel de las promesas, de los anuncios. Es algo serio, pero nada más», insistía el comisario.