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Putin ceremonia Rusia

Vladímir Putin, el 30 de septiembre durante la ceremonia de anexión a Rusia de los territorios ocupados en UcraniaAFP

299 días de guerra en Ucrania

Rusia ya solo aspira a asustar a Occidente sin posibilidad real de derrotar a Ucrania

A pesar de la anunciada ofensiva ruso-bielorrusa para conquistar Kiev, es poco probable que el Kremlin mantenga la capacidad de romper el actual bloqueo

No vencer al enemigo no es sinónimo, necesariamente, de ser derrotado. Rusia aspiraba el 24 de febrero de 2022 –cuando inició la invasión a Ucrania– a derrotar de forma absoluta a Ucrania y alzarse como un imperio victorioso como nunca se había visto dese tiempos de las conquistas del zar Pedro el Grande.

La realidad con la que ha chocado el presidente ruso Vladímir Putin, sin embargo, es muy diferente. Putin se ha encontrado con que no podrá derrotar al Ejército ucraniano e, incluso si afianza las ganancias territoriales en Ucrania, tiene muy difícil presentar la guerra en Ucrania como una campaña victoriosa.

Con sus tropas agotadas y sin capacidad de hacer nuevos avances territoriales, el alto mando ruso aspira a no perder los territorios que aún ocupa y a alargar la guerra todo lo que pueda para forzar una negociación ventajosa para poner fin a los combates.

Para lograr ese objetivo, el Kremlin está desarrollando una estrategia del miedo y, en concreto, miedo a una nueva gran ofensiva sobre Kiev desde Bielorrusia en las próximas semanas.

La semana pasada, el jefe del Ejército ucraniano, el general Valeriy Zaluzhny, aseguró que la nueva intentona rusa para conquistar Kiev era una certeza, algo inevitable. Lo mismo señaló el ministro ucraniano de Defensa Oleksii Reznikov.

Sin embargo, parafraseando a Shakespeare, «algo huele a podrido» en este asunto. En especial, chirría mucho el exceso de señales que el Kremlin está ofreciendo para sumar dos más dos y que el resultado sea «ofensiva sobre Kiev en invierno».

Desde hace semanas, tropas rusas están embarcadas en ejercicios conjuntos con tropas bielorrusas cerca de la frontera ucraniana.

Rusia no ha dejado de trasladar material militar a Bielorrusia. Hace dos semanas, el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, se presentó en Minsk casi por sorpresa aguando el día libre del presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, que tuvo que abandonar un partido de hockey sobre hielo –su gran pasión en la vida– para reunirse con el Shoigu en el palacio presidencial.

La guinda del pastel ha sido la visita este lunes del presidente ruso Vladímir Putin a Minsk. Putin, que al igual que Ucrania considera Bielorrusia una extensión de la Federación Rusa que aspira a anexionar, utiliza el territorio bielorruso a placer, consciente de que la supervivencia de Lukashenko depende única y exclusivamente del parecer del inquilino del Kremlin.

Lukashenko, sabedor de que su régimen es insostenible sin el apoyo de Rusia, se deja mangonear y obedece fielmente a su amo moscovita.

Sin embargo, ¿habrá realmente ofensiva ruso-bielorrusa sobre Kiev en enero o febrero? Según el Institute for the Study of War (ISW), «la capacidad del ejército ruso, incluso reforzada por elementos de las fuerzas armadas bielorrusas, para preparar y llevar a cabo operaciones ofensivas mecanizadas a gran escala efectivas en los próximos meses sigue siendo cuestionable».

El ISW apunta a que el Ejército ruso necesita reequiparse y que ya no tiene tiempo para cumplir ese objetivo de cara a una supuesta ofensiva este invierno.

Además, «es poco probable que Lukashenko comprometa al ejército bielorruso (que también tendría que ser reequipado) en la invasión de Ucrania».

Para tratar de disimular ese estancamiento –un fracaso del objetivo de conquistar los territorios rusófonos de Ucrania e imponer un régimen títere en Kiev– el Kremlin recurre a los bombardeos masivos contra ciudades ucranianas, amenazas de bombas nucleares y el fantasma de una nueva ofensiva sobre Kiev.

Con un solo objetivo: asustar a los aliados occidentales de Ucrania y forzar una negociación ventajosa para Moscú.

¿Significa esto que Rusia será incapaz de salir victoriosa de esta guerra? Seguramente no podrá derrotar y aplastar a Ucrania, pero si Kiev no consigue alcanzar su objetivo de recuperar el 100 % de su territorio soberano, incluida Crimea, Moscú tendrá una jugosa victoria que presentar al pueblo ruso que bien le habrá valido la pena las decenas de miles de soldados muertos para ampliar sus fronteras. Luego tocará velar armas para una nueva intentona en diez o veinte años.

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