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El escritor francés Michel Houellebecq, durante el 67º Festival de Cine de San SebastiánDaniel González / GTRES

El debate que polariza Francia

Michel Houellebecq matiza sus palabras contra los musulmanes y evita una polémica que se volvía en su contra

El rector de la Gran Mezquita de París se reúne con el novelista y retira su querella

El culebrón de Navidad en Francia ha culminado de forma pacífica gracias al acuerdo alcanzado in extremis entre Michel Houellebecq y el rector de la Gran Mezquita de París -y figura tutelar del islam de Francia-, Chems-Eddine Hafiz: el novelista acepta matizar y rectificas sus últimas declaraciones sobre los musulmanes; a cambio, el líder religioso acepta retirar la querella que había presentado por «provocación al odio» hacia sus correligionarios.

La polémica empezó a raíz del diálogo de 45 páginas que mantuvieron Houellebecq y el filósofo Michel Onfray en el último número de Front Populaire, publicación soberanista -en sentido euroescéptico- y antiliberal dirigida por el segundo.

En un momento de la pieza periodística, el autor de Sumisión hace afirmaciones como la siguiente: «Cuando territorios enteros estén bajo control islámico, creo que se producirán actos de resistencia: habrá atentados delante de mezquitas, en cafés frecuentados por musulmanes, en suma, ‘bataclanes’ a la inversa».

«Bataclanes» es una referencia a la sala de espectáculos parisina, escenario de uno de los atentados perpetrados el 13 de noviembre de 2015 y cuyo balance fue de 90 muertos. Más adelante en el texto, el novelista afirmaba que el «deseo de los franceses autóctonos» no era tanto que los musulmanes terminasen por asimilarse, como que «dejasen de violarles y agredirles».

Unas palabras que suscitaron la indignación de muchas personalidades musulmanas, y en especial de Hafiz, que el 28 de diciembre presentó su querella. Houellebecq replicó el 4 de enero por medio de una tribuna en la web del semanario Le Point en la que además de mantener lo dicho, insistía en su mala opinión de la religión fundada por Mahoma: «Esta vez se me acusa de islamofobia, lo cual es más pertinente. El islam es una religión que no me interesa demasiado, así que hasta cierto punto me declaro culpable; siempre que añada que soy islamófobo a tiempo parcial. De hecho, tengo poco interés en el islam. Había releído el Corán en su totalidad cuando escribía Sumisión; eso me bastaba».

Cuando el texto ya estaba publicado y la polémica se enconaba, el Gran Rabino de Francia, Haim Korsia, tomó cartas en el asunto proponiendo una reunión entre Houellbecq y Hafiz, de cara a rebajar la creciente tensión. Ambos aceptaron y tomaron café, en presencia de Korsia, el jueves 4 de enero.

De entrada, el rector de la Gran Mezquita indicó al novelista la indignación que sus palabras habían generado en amplios sectores de la comunidad musulmana. Houellebecq, por su parte, admitió, por su parte, según detalla Le Figaro, que «los párrafos en cuestión son ambiguos».

Le Figaro los ha reproducido íntegramente -el diálogo inicial con Onfray duró alrededor de seis horas y Front Populaire ofreció un amplio resumen- y El Debate hace, a continuación, lo propio.

Sobre el pasaje de los atentados, Houellebecq precisa que no cree «que se den actualmente las condiciones (para una guerra civil, nota del editor [Le Figaro]). En primer lugar, habría que impedir a la policía entrar en ciertos barrios; no es el caso: a veces tienen dificultades, tienen que utilizar grandes medios, pero se las arreglan. Entonces habría que impedir la entrada del propio ejército; y eso parece poco probable por el momento».

En relación a la violencia de los musulmanes, el novelista aclara: «a los franceses les da igual el velo, el burkini, la comida halal, etc., en cuanto dejan de percibir a los musulmanes como una amenaza para su seguridad. Lo que piden, e incluso exigen, es que se expulse a los delincuentes extranjeros y, en general, que la justicia sea más severa con los pequeños delincuentes. Mucho más severa». Las explicaciones han convencido a Hafiz, que en aras de apaciguamiento ha decido retirar su querella.

Houellebecq también ha quedado satisfecho con el desenlace, concluyendo, siempre en Le Figaro: «Este tipo de debate no debe dirimirse en los tribunales. Sobre todo porque, en el peor de los casos, el juicio habría tenido lugar durante el debate sobre la eutanasia. Pero en este tema tengo mucho en común con el rector y con los líderes religiosos en general».