318 días de guerra en Ucrania
El liderazgo militar ruso queda tocado y hundido tras la carnicería de reclutas en Makiivka
El alto mando ruso está en la cuerda floja. El ataque con sistemas de artillería HIMARS el día de Año Nuevo contra unas instalaciones empleadas para alojar a reclutas rusos en la localidad de Makiivka, en Donetsk, ha desatado la ira de la población rusa y de los sectores más nacionalistas.
Según el Kremlin, 89 reclutas habrían muerto en el ataque. El alto mando ucraniano eleva la cifra a entre 400 y 600 soldados rusos muertos, todos ellos reclutados recientemente entre la población civil en virtud del decreto de movilización parcial firmado por Putin.
La debacle ha sido tal que incluso los más firmes partidarios de la estrategia seguida por el Kremlin hay una actitud catastrofista y se exigen responsabilidades.
El sorprendente error cometido por el Ejército ruso al reunir a cientos de nuevos reclutas en un mismo lugar, totalmente expuesto a la artillería ucraniana y junto a un depósito de municiones, acrecentó las críticas que desde hace meses se están vertiendo sobre el Ejército ruso y el decreto de movilización.
Lo peor de todo es que el Ejército ruso no sabe dar una explicación de la catástrofe: ¿Por qué se reunió a cientos de reclutas en un solo punto? ¿Por qué existía un almacén de municiones junto a los alojamientos de los soldados?
¿El comandante responsable de los reclutas conocía la existencia de dicho almacén o se le ocultó? Y si se le ocultó, ¿por qué motivo? Son todas preguntas que el Kremlin no sabe, o no quiere, responder.
El ministerio de Defensa ruso, por medio de un vídeo del teniente general Sergei Sevryukov, trató de protegerse de las críticas con el argumento de que el ataque se debió a «la presencia y uso masivo por parte del personal, en contra de las prohibiciones, de teléfonos móviles dentro del alcance de los sistemas de armas enemigos».
El intento del ministerio de Defensa de culpar del ataque a los mismos reclutas muertos por utilizar teléfonos móviles de forma irregular acrecentó aún más la ira de los ultranacionalistas rusos.
En los canales de propaganda rusa de Telegram, donde los conocidos como milbloggers difunden toda clase proclamas proguerra, se responsabiliza directamente a la «negligencia de los comandantes» rusos, señaló en su informe diario el Institute for the Study of War (ISW).
La comunidad de milbloggers, cada vez más influyente por los miles de sus seguidores y con conocidos periodistas y militares retirados entre sus miembros, acusó al mando militar ruso de incompetente y de utilizar a los reclutas movilizados como «masa sin rostro».
En ese sentido, se responsabiliza al mando ruso de agrupar a cientos de soldados en una única posición dentro del alcance de la artillería ucraniana, y se recuerda que el empleo de teléfonos móviles en el frente es inevitable y que es absurdo tratar de evitarlo.
La principal crítica contra el ministerio de Defensa ruso se refiere al almacenaje de municiones junto a los dormitorios de los reclutas.
El ministerio de Defensa británico señaló en su actualización diaria del estado de la guerra que «el Ejército ruso tiene un amplio historial de almacenamiento inseguro de municiones».
El Ejército ruso, sin embargo, no ha querido aclarar los motivos por los que se decidió alojar a los soldados de esa manera junto a un almacén de municiones.