Brasil
De Meloni a López Obrador, las calculadas reacciones al asalto de Brasilia
Biden se refirió al «escandaloso asalto a al democracia», Petro, que no admite el autogolpe de Castillo, atizó a la OEA, el dictador cubano Díaz-Canel hablo de «violentos y antidemocráticos»
El mundo volvió a sorprenderse con los sucesos de Brasilia. En Europa las noticias llegaron tarde por la diferencia horaria y en América, prácticamente, en tiempo real. Las imágenes de la turba al asalto de las sedes del Poder Legislativo, Judicial y Ejecutivo andaban a la zaga de las vistas hace, exactamente, dos años en el Capitolio de Estados Unidos.
En la capital de la principal economía de Sudamérica no se vieron sujetos con pellejos de animales, ni cuernos, ni enfrentamientos a golpes entre los vándalos y agentes policiales o de seguridad, porque la avalancha no encontró resistencia pese a ser la crónica de un ataque anunciado. En el verano brasileño, el gentío iba a la carrera en camiseta con los colores nacionales.
Pasaron como Atila por los despachos, rompieron cristales y en estos tiempos de inteligencia artificial dejaron, en primer plano y de la forma más estúpida, registro gráfico de sus desmanes.
Líderes sin distinción de banderas salieron a condenar los hechos. Cada cual lo hizo a su modo y en ese modo, quedaron retratados.
Joe Biden calificó la situación de «escandalosa». «Condeno el asalto a la democracia y al traspaso pacifico del poder en Brasil. Las instituciones democráticas de Brasil cuentan con todo nuestro apoyo y no debe socavarse la voluntad del pueblo brasileño. Espero seguir trabajando con Lula», escribió el demócrata en su cuenta de Twitter.
Gustavo Petro, aliado de Lula y exguerrillero del M19, apuntó directo contra «el fascismo» que «decide dar un golpe. Las derechas no han podido mantener el pacto de la no violencia", escribió antes de aprovechar para atizar a Luis Almagro.
«Es hora urgente de una reunión de la OEA, si quiere seguir viva como institución y aplicar la carta democrática», planteo. Difícil hacerlo cuando se trata de un asalto por fuera del gobierno y que apenas ha durado cuatro años.
Ironías de la historia, el «representante gubernamental de Colombia» como se presenta en su cuenta no condenó el autogolpe de Pedro Castillo en Perú y con Argentina, Venezuela, México y Bolivia se niega a reconocer el Gobierno de Dina Boluarte que a su vez expresó su «rechazo» a la «violencia» en la «embestida intolerante de quienes buscan imponer su visión política, sin respetar la ley y las instituciones democráticas».
De ahí que quizás sorprenda también el tuit de Luis Arce al hablar de «grupos antidemocráticos. Los fascistas siempre buscarán tomar por la fuerza lo que no lograron en las urnas».
Aunque tampoco es para llevarse las manos a la cabeza después de leer al dictador cubano, Miguel Díaz-Canel referirse a actos «violentos y antidemocráticos» para «generar caos» e incumplir «la voluntad popular».
Gabriel Boric se sumó desde Chile a las críticas de lo que calificó como «impresentable ataque a los tres poderes del Estado Brasilero»; Luis Lacalle Pou, lo hizo desde Uruguay y difundió un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores con una frase de censura: «Lamentamos y condenamos las acciones llevadas a cabo en Brasil que atentan contra la democracia y las instituciones».
También el liberal Guillermo Lasso desde Ecuador condenó el «vandalismo» mientras Andrés Manuel López Obrador, que no reconoce el gobierno de Perú, se refirió al «reprobable y antidemócratro intento golpista de los sonservadores de Brasil azuzados por la cúpula del poder oligárquico, sus voceros y fanáticos»
La red del pajarillo azul es la más utilizada par expresar gestos de solidaridad o condolencias por lo sucedido. El secretario general de la ONU Antonio Guterres, también condenó «el asalto a las instituciones democráticas de Brasil. La voluntad de los brasileños y las instituciones deben respetarse. Tengo plan confianza que así será. Brasil es una gran país democrático».
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo manifestó su «absoluta condena» y «pleno apoyo» a Lula mientras Josep Borrell expresó su «consternación» por las «acciones de violencia y la ocupación ilegal» de los poderes del Estado de los «extremistas».
El presidente Pedro Sánchez se olvidó de su disolución del delito de sedición para los separatistas y la luz verde a los golpistas para malversar fondos mientras sean para otros y escribió: «La mayor amenaza para la democracia y la paz es el resurgir de los movimientos extremistas. Los métodos los conocemos y se repiten milimétricamente país a país: lo vimos en Estados Unidos y lo estamos viendo ahora en Brasil.».
Giorgi Meloni se despachó en su cuenta. «Lo que está pasando en Brasil no puede dejarnos indiferentes. Las imágenes» del asalto «son inaceptables e incompatibles con cualquier forma de disidencia democrática. Urge un retorno a la normalidad. Nos solidarizamos con las instituciones brasileñas».
En Francia, Emmanuel Macron escribió en francés y portugués arrobando a Lula: «...El Presidente Lula puede contar con el apoyo incondicional de Francia».
El presidente de Francia se enfrenta mañana a una reforma de las pensiones y trata de imponer un aumento de la edad de jubilación que le va a dar más de un quebradero de cabeza. Difícil será que las calles de París no vuelvan a incendiarse con protestas aunque el Eliseo esté blindado.