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El presidente ruso, Vladimir Putin, durante el mensaje de Año NuevoAFP

319 días de guerra en Ucrania

Opositores al Kremlin confían en una capitulación en Ucrania que derroque al régimen de Putin

El político opositor ruso Leonid Gozman cree que la guerra sólo puede acabar cuando se desmantele el actual régimen político en Rusia

El último serio golpe sufrido por las tropas rusas en Ucrania, la masacre de Makiivka donde cientos de reclutas alojados junto a un almacén de municiones murieron bajo el fuego de artillería ucraniano, supone un clavo más en el ataúd del presidente ruso Vladimir Putin.

Así lo creen, al menos, en los círculos opositores al Kremlin, que cada vez confían más en una capitulación rusa que ponga fin a la guerra en Ucrania y al régimen de Putin en Moscú.

El episodio sangriento de Makiivka tal vez no sea la gota que colma el vaso, pero el vaso está a rebosar tras la sucesión de humillaciones sufridas por el Ejército ruso en el campo de batalla: la retirada de Jersón, la retirada de Jarkov, la retirada de Kiev, el hundimiento del acorazado Moskva, el ataque del puente de Kerch en Crimea, los constantes ataques contra objetivos militares dentro del territorio de la Federación Rusa…

Ni siquiera los sectores más pro Kremlin de la propaganda ultranacionalista ven una salida clara. La moral está por los suelos y el discurso derrotista se ha convertido en hegemónico.

En un artículo publicado en el periódico The Moscow Times, el político opositor ruso Leonid Gozman cree que es ingenuo pensar que es posible un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, por muy ventajoso que sea para Moscú.

El motivo es muy simple: Putin quiere «destruir Ucrania como Estado, como cultura, como nación». «Putin ha dicho repetidamente que los rusos y los ucranianos son uno, hablan el mismo idioma y que Ucrania es una invención de Lenin».

Y puesto que Ucrania «nunca aceptará la exigencia de Rusia de dejar de existir como Estado, la guerra no puede terminar con la firma de un tratado de paz».

La guerra, asegura Gozman, sólo puede terminar «con la derrota militar y política completa de la Rusia de Putin y el desmantelamiento del régimen actual».

«El régimen de Putin debe dejar de existir: no Rusia, sino el Estado actual, hostil al mundo entero, incluido él mismo. Cualquier otro resultado solo daría como resultado un alto el fuego temporal, ya que una vez que el régimen de Putin recupere sus fuerzas, simplemente lanzará otro ataque», aseguró.

Gozman, que cree que Ucrania liberará todo su territorio «porque está claro que la Rusia de Putin no puede ganar en el campo de batalla», rechaza los movimientos en occidente a favor de una salida dialogada sin humillar a Putin.

En ese sentido, defiende que toda conversación con Rusia debería estar orientada no a lograr un acuerdo de paz, sino una capitulación del Kremlin que se firmaría tras desalojar a Putin del poder.

Del mismo modo que «en 1945 fue el mariscal de campo Wilhelm Keitel quien firmó el documento de rendición de Alemania a las fuerzas soviéticas en Berlín» tras la muerte de Hitler.

«¿Quién puede ser nuestro Keitel hoy?», se pregunta el político opositor ruso. «Cualquiera del círculo cercano del líder serviría, creo. No se requiere ocupación para eso: en 1918, Alemania firmó todos los tratados que se le dijo que firmara, aunque ningún soldado enemigo pisó siquiera su territorio».

«Los aliados de Putin lo harán cuando quede absolutamente claro que la guerra se ha perdido, que el frente está al borde del colapso, que se han quedado sin recursos y que la economía está en caída libre», hizo hincapié.

Esos aliados, o «compinches», como los define Gozman, de Putin se apresurarían a firmar la paz con Ucrania por interés personal: «No podría importarles menos Ucrania, o Rusia, pero sí les importa salvar su propio pellejo. Cada uno de ellos sólo necesita una cosa: el perdón occidental» para volver a hacer negocios.

Se debe, además, obligar a Rusia a pagar reparaciones y a entregar a un tribunal internacional a los presuntos criminales de guerra.

El tratado deberá establecer también la desmilitarización de Rusia y la renuncia a su arsenal nuclear. Por último, propone un nuevo Plan Marshall para la reconstrucción de la Rusia post Putin.

Gozman concluye asegurando que sólo la capitulación de Rusia y el desmantelamiento del régimen de Putin podrá garantizar la paz en Europa y la prosperidad al pueblo ruso.

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