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Una patrulla ucraniana en el frente de DonetskAFP

348 días de guerra en Ucrania

Ucrania se atrinchera en Bakhmut dispuesta a convertir la plaza en un cementerio de tropas rusas

Zelenski advirtió que Ucrania no se retirará de Bakhmut y un general ucraniano advierte que la ciudad es una «fortaleza inexpugnable»

Los gerifaltes del Kremlin necesitan una victoria inmediata en Ucrania después de casi un año de guerra y una cascada de fracasos en el campo de batalla.

La conquista de Soledar, en Donetsk, hace unas semanas no es suficiente. Hace falta una victoria contundente.

Encabezados por el presidente ruso, Vladimir Putin, los miembros del alto mando ruso exigen, en palabras de los servicios de inteligencia británicos, «avances radicales».

Sin embargo, no será sencillo. El principal punto de acción de las tropas rusas, allí donde más fácilmente podría tener éxito una ofensiva rusa, la ciudad de Bakhmut, no será un plato fácil de digerir.

Tras meses de ofensiva la plaza se ha convertido en una «fortaleza inexpugnable», señaló el general Oleksandr Syrsky, comandante de las Fuerzas Terrestres ucranianas, en una entrevista concedida a Kyiv Post.

El presidente ucraniano, Volodimr Zelenski, advirtió en la noche del lunes que no se retirarán de Bakhmut sin dar batalla.

No es la primera vez que lo dice. El pasado 3 de febrero ya había declarado que Ucrania «no entregará Bakhmut. Lucharemos hasta el final».

Según los servicios de inteligencia ucranianos, Rusia tratará de dar un golpe definitivo para doblegar a Kiev y poner fin a la guerra con una incontestable victoria de Moscú.

Para ello, movilizarán a entre 300.000 y 500.000 soldados para una gran ofensiva en el este del país. En concreto, los informes ucranianos apuntan a que el gran avance se pretende realizar en las regiones de Lugansk, Donetsk y Zaporiyia, aunque hay dudas sobre la fecha.

Algunas fuentes apuntan a que los avances comenzarán el 24 de febrero, coincidiendo con el primer aniversario de la guerra.

Otras fuentes apuntan a que se podría retrasar a mediados de primavera o incluso en verano, ante las dudas de éxito.

Según la inteligencia ucraniana, la pieza clave de la futura ofensiva masiva rusa es la ciudad de Bakhmut. El general Syrsky, sin embargo, se mostró confiado en las posibilidades ucranianas de defenderla.

«La ciudad está rodeada de alturas y colinas dominantes que, en sí mismas, impiden el avance enemigo. La construcción de barreras de ingeniería, como minas o concertinas, y la orografía lo convierten en una fortaleza inexpugnable que conducirá a la destrucción de las mejores divisiones de los invasores», aseguró este general responsable de romper las líneas rusas en Jarkov en septiembre de 2022.

La inteligencia ucraniana apuntó también a que la mayor parte de las cientos de miles de tropas movilizadas, o en proceso de movilización, por el Kremlin irán a la guerra con una preparación mínima.

La falta de un entrenamiento adecuado se ha apuntado en varios análisis realizados por estudios occidentales como el punto débil de cualquier intento de ofensiva de Moscú.

La inteligencia militar de Kiev apunta a que el Kremlin no ofrece entrenamiento a sus reclutas porque considera que no lo necesita. Le basta con mandar a todos esos nuevos soldados sobre las líneas enemigas en oleadas de ataques suicidas, aunque de ello se derive una altísima mortandad, para desbordar a las defensas ucranianas.

A continuación, una vez diezmadas las primeras oleadas rusas y desbaratadas las exhaustas defensas ucranianas, Moscú mandaría a su Ejército regular, bien entrenado y equipado, y a sus tropas de élite.

Según el comandante en jefe del Ejército ucraniano, Valerii Zaluzhnyi, esta estrategia estaría funcionando y que Rusia no tiene problema en mandar a decenas de miles de sus ciudadanos movilizados a la muerte segura: «Aún tienen una reserva de 1,2 o 1,5 millones de personas» para movilizar.