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El presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan visita una de las zonas afectadas por el devastador terremoto

El presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan visita una de las zonas afectadas por el devastador terremotoAFP

El número de muertos por el terremoto en Turquía y Siria supera ya los 21.000, mientras la esperanza se apaga

En la región más afectada es muy difícil encontrar comida y combustible a pesar de que desde 1999 funciona un fondo de emergencia para terremotos

Mientras que los equipos de rescate apuran el tiempo para encontrar a más supervivientes, aumenta la desesperación y la ira entre parte de la población por la lenta respuesta del Gobierno turco.

El nuevo balance basado en datos oficiales y médicos es de 17.674 muertos en Turquía y 3.377 en Siria, aumentando el balance general a 21.051 muertos. Los expertos consideran que el balance aumentará.

El presidente de Turquía, el islamista Recep Tayyip Erdogan, prometió castigar a los saqueadores que han asaltado tiendas en las últimas horas y, aunque reconoció algunos errores en la gestión del desastre, pidió paciencia y unidad.

El número de muertos por los devastadores terremotos del lunes superan este jueves ya los 21.000 en Turquía. Aunque hay más de 100.000 miembros de equipos de salvamento y del Ejército movilizados para rescatar a los supervivientes, el tiempo invernal y la amplitud de la zona afectada complican los trabajos.

«La gente entra a las tiendas para robar lo que hay porque no queda otra, nada está abierto, no hay ayuda ni servicios básicos», explica a Efe Mehmet, que vive en una pequeña localidad a las afueras de Iskenderun.

Sin gasóleo para las retroexcavadoras

Aunque su casa sigue en pie su familia no puede vivir en ella por miedo a derrumbes. Este conductor de excavadora de 40 años también está frustrado porque su empresa no tiene gasóleo y no puede usar esa maquinaria para ayudar en los trabajos de desescombro.

En la región es muy difícil encontrar combustible y los atascos kilométricos en las carreteras son moneda corriente. Para un corto trayecto de pocos kilómetros se necesitan horas.

«Erdogan solo sale en televisión a decir cosas, pero no ayuda a las zonas del interior y menos a esta provincia de Hatay, porque aquí hay muchos alevíes», sostiene Mehmet.

Los alevíes son una confesión cercana al islam aunque más abierta en el dogma y representan alrededor del 20 % de la población de Turquía, donde tienen un importante papel en los movimientos laicos y de izquierda.

Pese a que la tensión y el malestar se nota en el ambiente, no todos los turcos están dispuestos a hablar de política y prefieren centrarse en sobrevivir o en ayudar a los afectados.

La oposición, liderada por el partido socialdemócrata CHP, pero también numerosos usuarios en las redes sociales, critica la gestión de las autoridades tras los seísmos.

Impuesto especial para desastres

Después de que otro devastador terremoto en el noroeste de Turquía matase a más de 18.000 personas en 1999, se estableció un impuesto destinado a acumular fondos para desastres como el actual.

«¿Dónde está ese dinero?», se pregunta el líder socialdemócrata, Kemal Kilicdaroglu, que acusó a la burocracia gubernamental de ralentizar las ayudas a los damnificados.

Erdogan afronta el próximo 14 de mayo unas elecciones cruciales que valorarán sus 20 años al frente de Turquía. La elevada inflación, de casi el 58 % en enero, había desinflado su popularidad y la gestión de esta catástrofe puede sellar su suerte en las urnas.

Vino con un terremoto y se irá con otro terremotoCan DundarPeriodista opositor turco

«Vino con un terremoto y se irá con otro terremoto», vaticina el periodista opositor Can Dundar, que tuvo que exiliarse en Alemania tras ser condenado a la cárcel por sus reportajes en el diario Cumhuriyet.

«Erdogan llegó al poder con la destrucción del terremoto de 1999 y parece que se irá con la destrucción del terremoto de 2023. Este terremoto, que costó miles de vidas, lo entierra entre los escombros de la política», señala el periodista en vídeo un vídeo.

La esperanza se apaga

La esperanza de encontrar más supervivientes se desvanecía este jueves en las zonas afectadas por el potente terremoto, uno de los más mortíferos en décadas en la región.

Los equipos de rescate continúan la búsqueda de miles de personas que se sospechan están atrapadas entre los escombros, pero el optimismo mengua ante las gélidas temperaturas y la superación del plazo de 72 horas que se considera crucial para salvar vidas.

A ello hay que sumar las pérdidas económicas, que según la agencia de calificación Fitch probablemente pueden «superar los 2.000 millones de dólares» y «podrían alcanzar los 4.000 millones de dólares o más».

Unos 23 millones de personas están «potencialmente en riesgo, incluidos unos cinco millones de personas vulnerables», según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que teme una grave crisis sanitaria, con enfermedades como el cólera, que causaría aún más daños que el terremoto.

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