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La ministra principal de Escocia, Nicola SturgeonAFP

Escocia

Nicola Sturgeon, jefa del Ejecutivo escocés, se juega su futuro político con la ley trans

Un revés judicial sobre el proyecto de ley de Reconocimiento de Género, podría tumbar sus ambiciones independentistas

Isla Bryson, antes Adam Graham, fue condenado por dos violaciones el 24 de enero de 2023. Fue una primicia en Escocia: cometió los delitos cuando era un hombre. Comenzó su «transición» hacia el sexo femenino al inicio del juicio. Sin embargo, no cambió de sexo.

En un principio, el Servicio Penitenciario Escocés (Sps) la envió a una cárcel de mujeres, decisión respaldada por el ministro (escocés) de Justicia. Ante la creciente polémica, Nicola Sturgeon, jefa del Ejecutivo escocés, tuvo que tranquilizar a la opinión pública anunciando que Bryson sería trasladada a una prisión masculina.

¿Es Bryson hombre o mujer? Ante los diputados de Holyrood, sede del Parlamento escocés, la First Minister fue incapaz de responder. Bryson es «individual» y violador. Douglas Ross, líder de los conservadores escoceses, le dijo que estas personas se aprovechan de los fallos de la política del Gobierno.

El caso Bryson amenaza con llevarse a Sturgeon por delante

Incluso más que de los fallos: el caso Bryson amenaza con llevarse a Sturgeon por delante. Esta semana se han amontonado las malas noticias. La administrativa: el SPS ha confirmado que todos los presos transexuales recién condenados serán internados inicialmente en una cárcel basada en su sexo de nacimiento hasta que se complete una revisión más amplia del sistema.

Las políticas: el antecesor de Sturgeon en el cargo, Alex Salmond, hoy su más acérrimo enemigo, ya dice abiertamente que el empecinamiento de Sturgeon en seguir adelante con el proyecto de ley de Reconocimiento de Género (Recognition Gender Bill en inglés), que abre la puerta a las peticiones del lobby trans, podría amenazar el tan ansiado camino hacia la ansiada independencia de Escocia. Sturgeon pretendía sacar provecho político de la coincidencia entre el caso de Bryson y la tramitación parlamentaria de su proyecto. Más es lo contrario que está ocurriendo: su popularidad se erosiona lenta, pero inexorablemente.

La maniobra que denuncian Salmond, hoy líder de Alba, formación rival del Partido Nacional Escocés de Sturgeon, así como otras personalidades políticas de Escocia, es la batalla judicial que se avecina entre Edimburgo y Londres a cuenta del proyecto: por primera vez desde la restauración de la autonomía escocesa en 1999, un Gobierno central ha vetado -haciendo uso de sus facultades- un proyecto de ley que estaba siendo tramitado -y aun no aprobado- por el Parlamento escocés.

La decisión del primer ministro Rishi Suhnak ha surtido efecto inmediato, por lo que la única salida que le queda a Sturgeon es la de los tribunales

La decisión del primer ministro Rishi Suhnak ha surtido efecto inmediato, por lo que la única salida que le queda a Sturgeon es la de los tribunales. Y su resultado es más que incierto: un fallo contrario podría tener consecuencias políticas letales para una gobernante de carisma consolidado, inasequible al desaliento e ignorante, por lo menos hasta la fecha, de lo que significa una derrota electoral.

El constante apoyo de Sturgeon a las causas LGBT y la satisfacción sistemática de sus pretensiones los interesados –devuelven el favor con campañas a favor de la independencia– han constituido una de las líneas directrices de su acción al frente del Ejecutivo regional. Pero por primera vez desde que se convirtió en First Minister, allá por 2014, Sturgeon parece incapaz de captar los deseos profundos de la opinión pública.

Un revés judicial sobre el proyecto de ley de Reconocimiento de Género, sumado a la negativa de Londres acerca de un nuevo referéndum sobre la independencia, podría ser demasiado.