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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo ruso, Vladimir PutinAFP

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Rusia o Estados Unidos: ¿quién ha dado carpetazo a más tratados internacionales?

La suspensión del tratado de desarme nuclear, anunciado el martes por el presidente ruso, se suma a una larga lista de acuerdos que se han quedado en el olvido

El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció el martes que suspendía la aplicación del New Start, el tratado de desarme nuclear firmado con Estados Unidos en 2010. Tras 13 años de mayor o menor éxito, y que supuso, como su nombre en inglés pretende dar a entender, un 'nuevo comienzo' en la relación entre ambos países. Putin, de manera unilateral, ha tirado por tierra los esfuerzos de su predecesor, Dmitri Medvédev, y ha dado un paso más en su retórica contra Occidente.

Este tipo de movimientos al estilo Putin, no suponen una novedad en el ámbito diplomático. El presidente ruso no es ni será el primer dirigente que amenaza con salirse de un tratado internacional. Existen más ejemplos a lo largo de los últimos años, muchos de ellos protagonizados tanto por Washington como por Moscú.

Si retrocedemos en el tiempo hasta 2016, recordaremos que Putin retiró su firma del tratado que rige la Corte Penal Internacional –Estados Unidos tampoco forma parte de este acuerdo–. Aunque se trató de una decisión más simbólica que práctica, ya que Moscú nunca había ratificado su adhesión, la iniciativa se tomó después de que la ONU denunciara la «ocupación temporal de Crimea» por parte de Rusia.

Estados Unidos también es otro buen ejemplo, sobre todo durante la presidencia de Donald Trump. En 2018 decidió salirse del acuerdo nuclear con Irán. Cinco años después, Irán y Estados Unidos continúan a la gresca, incapaces de reavivar el pacto. El Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) tenía como principal objetivo limitar el programa nuclear de la República Islámica, a cambio de que Occidente levantara algunas sanciones impuestas a Teherán.

Asimismo, en 2019, Washington se retiró formalmente del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) –un preludio del New Start–, un acuerdo histórico de control de armas, precisamente con Rusia, alegando que socavaba los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos.

El entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, culpó a Moscú de la decisión por incumplir sistemáticamente los términos del acuerdo. Estados Unidos pretendía diseñar un nuevo acuerdo que contara con la participación de China, a quien considera su principal rival estratégico a largo plazo.

Pekín, por supuesto, se ha negado a formar parte de ningún acuerdo de control armamentístico, mientras lleva años aumentado su gasto en defensa y se desconoce que capacidad real tiene el gigante asiático de producción de armas nucleares.

En 2020, Washington también abandonó el Tratado de Cielos Abiertos de 1992, que autorizaba a los países a sobrevolar el territorio del otro para realizar vuelos de observación sin armas. Trump justificó la retirada acusando a Rusia de imponer límites a los vuelos estadounidenses cerca de Kaliningrado, un área entre Polonia y Lituania donde el Ejército ruso mantiene una fuerte presencia.

A modo de respuesta, Moscú se retiró del Tratado de Cielos Abiertos un año después, en 2021. El acuerdo, firmado en 2002 por un total de 31 países, se quedó huérfano tras la salida, primero, de Estados Unidos y luego de Rusia.

Las diferencias entre ambos países ha provocado que por acusaciones mutuas de incumplimiento hayan acabado suspendiendo o retirándose de la mayor parte de los acuerdos. La falta de sintonía es más que evidente y ha ido en aumento durante los últimos años.

Aunque fuese durante la Administración Trump cuando el país norteamericano abandonó gran parte de los tratados internacionales que tenía con Rusia, ha sido con la llegada de Biden cuando las relaciones entre ambos han llegado a un punto de no retorno.

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