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Dina Boluarte y Pedro CastilloPaula Andrade

Perú

Claves para entender Perú: del autogolpe de Castillo al gobierno de Dina Boluarte

La cuarta economía de Sudamérica se merece tener una imagen «que se ajuste a la realidad de los acontecimientos» y que la justicia de respuesta a aquellos que violaron las leyes, defiende una misión de InPERU

Perú necesita «seguridad y confianza» para mantener las inversiones. El país necesita también que se conozca la secuencia y la verdad de la crisis que estalló tras el «intento de golpe de Estado que protagonizó el expresidente Pedro Castillo». Con el objetivo de aclarar este escenario complejo, –y confuso para muchos–, una delegación de peruanos encabezada por el exembajador en España, Carlos Pareja, viajó a Washington, Bogotá y ahora se encuentra en Madrid en escala antes de ir a Londres.

La cuarta economía de Sudamérica se merece tener una imagen «que se ajuste a la realidad de los acontecimientos» y que la justicia de respuesta a aquellos que violaron las leyes, incendiaron las calles y dejaron un rastro de «66 muertos» por los disturbios, coincide la delegación.

«Pero los relevos se hicieron siempre dentro del marco constitucional», insiste Francis Stenning, presidente de InPERU, organización empresarial de cierto paralelismo con la CEOE en España. «No somos una democracia perfecta. No creo que exista una», observa antes de insistir en que «las instituciones funcionan» y todas las decisiones se han ajustado a derecho.

El mensaje lo comparte José Ugaz, exfiscal especial de Perú y pieza determinante en el desarmado de la red de corrupción de Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori. Para entender las razones que llevan a un sector de la población a defender al expresidente golpista hay que tener en cuenta los antecedentes previos al 7 diciembre, día que anunció la disolución del Congreso, declaró que gobernaría nueve meses por decreto antes de convocar elecciones y atribuyó a la futura Cámara competencias de Asamblea Constituyente.

Un ejemplo de la incompetencia lo ilustra. «Al ministro de Transporte y Comunicaciones, [Juan Silva] un profesor, le preguntaron qué méritos tenía para desempeñar ese cargo. La respuesta fue: Tengo carnet de conducir. Hoy, está prófugo de la justicia».

La «velocidad con la que se hizo patente la corrupción» con Castillo fue insólita. «La manera tan grosera» se escenifica en «las reuniones que celebraba en un local donde decidían los actos de corrupción a cometer. La prensa no tardó en descubrir ese centro de reuniones y le bastó con colocar unas cámaras» para dejar registrado quién entraba y salía y describir lo que se cocinaba entre esas paredes.

El «discurso encendido» de Castillo alimentó «la polarización» social. El «rico contra el pobre», lo «rural, lo andino», se enfrentó a la ciudad, a «Lima». El «factor identitario» le resultó útil, «el uso del sombrero, la prédica sindicalista y las promesas infinitas» aunque «Castillo no habla quechua y ni siquiera español fluido,» observan Ugaz y el embajador Pareja.

El triunfo electoral de Pedro Castillo «fue por poco, pero fue legítimo», destaca José Ugaz

El maestro rural que no fue capaz en campaña de definir ante un periodista lo que era un monopolio, cuando se comprometía a acabar con ellos, logró presentar su destitución, tras la intentona golpista, como si fuera «una víctima del Congreso» con el argumento de que «nunca se aceptó su triunfo en las elecciones. Fue por poco, pero fue legítimo», destaca Ugaz.

Ese escenario lo han aprovechado «los más radicales, la izquierda extrema y los restos de Sendero Luminoso», la organización terrorista maoista leninista, más sanguinaria de todos los tiempos en América. «Llegaron a tomar cuatro aeropuertos», recuerdan.

El no del Congreso al anticipo electoral

Dina Boluarte, asumió la Jefatura del Estado, de acuerdo al orden de sucesión constitucional. La exvicepresidenta, coinciden en la delegación, «se equivocó cuando anunció que pretendía quedarse en la Presidencia hasta el 2026» pero «reculó, pidió elecciones en reiteradas ocasiones, pero el Congreso se niega».

La Constitución peruana impide convocar elecciones antes de haber transcurrido dos años de mandato. Para hacerlo se necesita una reforma constitucional y ahí está el problema.

La derecha está de acuerdo en hacer una reforma constitucional para convocar elecciones anticipadas, pero la izquierda la condiciona a convocar un referéndum para celebrar una ConstituyenteEmbajador Carlos Pareja

El embajador Carlos Pareja explica por qué una crisis de semejantes dimensiones no ha podido resolverse ya con un adelanto electoral. «La derecha está de acuerdo en hacer una reforma constitucional para convocar elecciones anticipadas, pero la izquierda la condiciona a convocar en simultáneo un referéndum para celebrar una Constituyente». Resultado, no hay consenso.

Hay otra opción viable: «La presidenta Boluarte -explica- podría dimitir. Automáticamente, asumiría el presidente del Congreso que está obligado a convocar elecciones inmediatas».

Con Perú más calmado, aunque bajo el azote de un ciclón, las revueltas sofocadas, salvo focos aislados y el gobierno administrando razonablemente, no parece oportuno para esta misión poner sobre la mesa «esta opción», coinciden.

66 muertos

Llegado este punto y con la incógnita a despejar sobre si pasado el temporal volverán las movilizaciones, la pregunta obligada apunta a la responsabilidad de los 66 muertos, la mayoría por intervención de las fuerzas de seguridad y otros por la actuación violenta de los manifestantes que esta misma semana empujaron a media docena de policías hasta un río donde murieron ahogados.

El apoyo de la derecha al gobierno de Boluarte, se explica en esta misión «de buena voluntad» porque, «supuestamente es de izquierdas, pero su discurso se ha distanciado bastante del de Castillo. Sus ministros son competentes, quieren la gobernabilidad y el orden». Con eso bastaría para que Perú pudiera retomar la senda del crecimiento sostenido, pero el factor externo no ayuda.

México se niega a entregar la presidencia transitoria de la CELAC que le corresponde a Perú

Andrés Manuel López Obrador apoyó incondicionalmente a Castillo. El presidente de México retiro a su embajador de Lima y Honduras y Colombia llamaron a los suyos a consultas y no han vuelto. «México se niega a entregar la presidencia transitoria de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que le corresponde a Perú», lamentan.

Gabriel Boric, que no había apoyado el autogolpe de Castillo ni suscrito una carta de apoyo al golpista, sorprendió en la última cumbre de la CELAC con un discurso donde arremetió contra el Gobierno el Boluarte. «Estas decisiones –reflexionan– favorecen el relato en contra de la democracia de Perú».

La próxima escala de la misión de InPERU será Londres. Entre tanto, la justicia sigue su curso, Pedro Castillo afronta una causa por sedición y ocho por corrupción y los empresarios intentan convencer al mundo de que, a pesar de todo, Perú es un país confiable y como se ha visto, las instituciones funcionan.