Corea del Norte
La vida en las cárceles de Corea del Norte: torturas, violaciones y vejaciones a la orden del día
«Dentro de la cárcel parecíamos conejos, encerrados en una celda y recibiendo comida a través de las rejas. No nos trataban como humanos, sino como a una especie de animal. No debíamos movernos en la celda y teníamos que sentarnos con las manos a los lados y mirar hacia abajo. Tampoco podíamos hablar, así que lo único que se oía era el sonido de la respiración de la gente».
Este es uno de los testimonios que recoge el nuevo informe de la ONG Korea Future sobre las condiciones inhumanas y torturas que sufren los presos en las cárceles de Corea del Norte.
Con entrevistas de cientos de supervivientes, testigos y torturados que han huido del país, imágenes satélites, análisis arquitectónicos y modelos digitales de instalaciones penitenciarias, Korea Future ha logrado crear la imagen más detallada del sistema penitenciario secreto del régimen de Kim Jong-un.
«El objetivo de nuestro informe es básicamente revelar las violaciones de derechos humanos que se han producido en las prisiones de Corea del Norte. Dicho informe constata que, incluso 10 años después de que la ONU creara una Comisión de Investigación, continúan las violaciones sistemáticas y generalizadas de los derechos humanos», declaró Kim Jiwon, investigador de Korea Future.
«Comparable al Gulag soviético, el objetivo del sistema penitenciario de Kim Jong-un no es detener y rehabilitar a las personas condenadas, ni tampoco disminuir la reincidencia y aumentar la seguridad pública. Es aislar de la sociedad a las personas cuyo comportamiento supone una amenaza para la defensa de la autoridad singular del líder», afirmó la ONG.
Según la CNN, el informe ha logrado identificar a cientos de torturadores activos actualmente, la mayoría de ellos funcionarios de alto rango como generales de división. Además, Korea Future ha solicitado investigaciones y enjuiciamientos para todos aquellos partícipes de la violencia.
Testimonios
La CNN destacó los testimonios de tres personas que fueron detenidas mientras intentaban cruzar la frontera, un delito sancionable en Corea del Norte. Una de las víctimas, que se encontraba ya en la recta final de su embarazo, fue obligada a abortar; el segundo en cuestión, solo recibió 80 gramos de maíz al día durante un mes; mientras que el último de este grupo fue obligado a mantener una misma postura incómoda 17 horas al día durante un mes entero.
Otro superviviente afirmó que había sido detenido en varias ocasiones al intentar cruzar la frontera con China para encontrar trabajo y que las condiciones en prisión habían mejorado ligeramente desde su primera experiencia hasta la última.
«En el 2000 nos obligaban a gatear cuando nos movíamos, pero en 2017 nos dejaban caminar inclinando la espalda 90 grados hacia adelante», declaró el exprisionero a la CNN. También explicó que, durante su última estancia, los funcionarios de prisión les proporcionaban mantas para sobrevivir a las temperaturas invernales de Corea del Norte, que oscilan entre los -5 y los -3 °C.
La misma víctima informó de numerosas violaciones a mujeres detenidas por parte de los guardias de seguridad. «Me di cuenta de que los guardias del centro violaban a las presas por la noche. Mandaban a algunas mujeres a lavar su ropa por la noche y cuando salían, las violaban. Esto me hizo entender que ciertas cosas no cambian con los años».
Un crimen contra la humanidad
James Heenan, representante de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Seúl, declaró en un vídeo para la CNN que las personas son condenadas arbitrariamente en Corea del Norte, sin la celebración de un juicio previo y que son torturadas o ejecutadas.
«También están obligadas a realizar trabajos forzados. Las personas en las cárceles se ven obligadas a trabajar en condiciones inhumanas sin remuneración para el propio beneficio del Estado. Esta es una de las violaciones de derechos humanos más comunes», afirmó Heenan.
«Esto es lo que la Comisión de la ONU ha concluido: que atrocidades como la tortura y los malos tratos que se llevan a cabo en estos centros penitenciarios alcanzan el nivel de crimen contra la humanidad», concluyó.