India
Rahul Gandhi pierde su escaño por difamar a Narendra Modi
Las reglas que rigen la vida parlamentaria en la India, primera democracia del mundo por número de habitantes, son implacables: el miembro del Lok Sabha (cámara baja del Parlamento) que reciba una condena igual o superior a dos años de cárcel, pierde automáticamente su escaño.
Es lo que ha ocurrido con Rahul Gandhi, heredero del principal linaje político de la India contemporánea y líder del Partido del Congreso hasta 2019. Precisamente, fue en la campaña electoral de aquel año, cuando el entonces candidato de la formación asoció el apellido de su rival y actual primer ministro, Narendra Modi, al de tres delincuentes homónimos.
«¿Por qué todos los ladrones se apellidan Modi?», soltó Gandhi en referencia al magnate indio de los diamantes Nirav Modi, prófugo de la Justicia, a Lalit Modi, expresidente de la Federación de Cricket, suspendido a vida por indisciplina, mala conducta e irregularidades y a Narendra Modi. No fue él, sin embargo, quien interpuso la querella por difamación contra Gandhi, sino un aliado político homónimo con el que no guarda parentesco.
Asimismo, el revés judicial sufrido por Gandhi ha desatado una ola de protestas que ha trascendido el ámbito del Partido del Congreso. «La democracia está en peligro», se podía leer en la pancarta de una manifestación celebrada el viernes en las inmediaciones del Lok Sabha en Nueva Delhi. Sus promotores vinculan la condena a Gandhi, excesiva, según ellos, tratándose de un caso de difamación, con la deriva autoritaria emprendida por el Gobierno de Modi.
Mas esta crítica, ajustada a sólidos fundamentos, no quita que el fallo es un nuevo contratiempo de los tantos acumulados por Gandhi a lo largo de una carrera política comenzada en 2004, fecha en la que accedió por primera vez al Lok Sabha. Para el liderazgo del Congreso, el heredero, que cumplirá 53 años en junio, hubo de esperar hasta 2013: los caciques preferían que su madre, Sonia, llevase las riendas.
En lo tocante al cargo de primer ministro, Gandhi encabezó por primera vez la candidatura del Congreso en los comicios de 2014. Entonces, los votantes prefirieron apartar al Congreso del poder –el balance del primer ministro saliente, Manmohan Singh, no les convenció– y dar su oportunidad a Modi, candidato del nacionalista Bharatiya Janata Party (Bjp).
Gandhi tuvo una nueva oportunidad en 2019, pero el no saber calibrar la sólida popularidad de Modi y su imagen de heredero jugaron en su contra: el Congreso fue humillado con el peor resultado de su historia, por debajo de los 100 escaños. Gandhi dimitió, creyendo que un repliegue temporal de la primera línea de la política le permitiría, a plazo, relanzar su carrera. La sentencia del 23 de marzo trunca, de momento, sus planes.