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Vladimir Putin y Alexander Lukashenko

El presidente ruso Vladimir Putin y el bielorruso Alexander LukashenkoAFP

414 días de guerra en Ucrania

Las armas nucleares convierten a Bielorrusia en territorio ruso «de facto»

El despliegue de armas nucleares rusas en Bielorrusia tiene como contrapartida una absorción de la soberanía bielorrusa por parte de Moscú

Hace unos días el dictador bielorruso, Alexandr Lukashenko, reclamaba a Rusia medidas de seguridad que implicaran que Moscú defendería Bielorrusia como si fuera su propio territorio.

La petición era una gota destinada a llenar un poco más el vaso de la cesión de soberanía bielorrusa al Kremlin. Una vez lleno, Bielorrusia pasaría a integrar la Federación Rusa como un ente federativo más.

Sin embargo, en la práctica, Bielorrusia ya funcionar de facto como territorio ruso. Las tropas de Moscú emplearon el territorio bielorruso como plataforma para lanzar la invasión a Ucrania el 24 de febrero de 2022.

Siguen utilizando el suelo bielorruso para lanzar ataques aéreos sobre Ucrania, los soldados rusos entran y salen de Bielorrusia sin ningún impedimento, y los nuevos reclutas rusos han recibido formación en bases militares bielorrusas antes de ir a combatir al frente ucraniano.

Un último acontecimiento ha supuesto el último clavo en el ataúd de la soberanía bielorrusa: el despliegue de armas nucleares rusas.

El despliegue de armas nucleares rusas en Bielorrusia anunciada por Putin causó un gran revuelo en los medios de comunicación internacionales.

Sin embargo, en la práctica tiene poco efecto y, de hecho, era un movimiento ya esperado. El mismo gobierno ruso reconoció que el movimiento era un gesto destinado a responder a la ampliación de la OTAN con la incorporación de Finlandia.

El Kremlin también insistió en que el despliegue era la respuesta a una solicitud del dictador Lukashenko, para quien la presencia de armas nucleares rusas en Bielorrusia obligaría a Moscú a defender el territorio bielorruso como si fuera territorio ruso.

Y razón no le falta. Con el despliegue nuclear, los destinos militares, y políticos, de Bielorrusia quedan definitivamente ligados a la voluntad de Moscú.

La declaración formal de unión entre ambos países pasa a ser ahora una mera formalidad cuyo cumplimiento queda al arbitrio de la estrategia política del Kremlin.

El Kremlin, que ha tratado de situar el despliegue en una esfera de igualdad con el despliegue de armas nucleares de Estados Unidos en los países de la OTAN del este de Europa, tiene en las armas nucleares la herramienta definitiva para absorber la soberanía bielorrusa.

Según informa The Moscow Times, de ahora en adelante Bielorrusia será un «bastión militar» ruso cuyo control se cede a Lukashenko, del mismo modo en que Chechenia es un territorio ruso cuyo control absoluto se ha cedido a Ramzan Kadyrov.

El siguiente paso, señala el diario opositor ruso, será el control económico de Bielorrusia por parte del Kremlin. Apunta el diario a que Moscú prevé otorgar ayuda económica masiva a Bielorrusia, que quedará bajo control ruso vía deuda.

A partir de ahora, resultará mucho más difícil para Lukashenko negarse a enviar tropas bielorrusas a la guerra de Ucrania si Rusia se lo demanda.

Por el momento, el presidente ruso, Vladimir Putin, ya anunció el incremento de la cooperación militar en Rusia y Bielorrusia.

Habrá que ver si ese incremento de la cooperación militar implica o no un proceso de absorción del Ejército bielorruso en las fuerzas armadas rusas.

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