433 días de guerra en Ucrania
La gran oportunidad de primavera: ¿la esperanza para la paz pasa por una contraofensiva ucraniana?
Estrategas y analistas occidentales encuentran ahora que es crucial que Ucrania lance una ofensiva exitosa esta primavera.
Todo estaba preparado para los meses de invierno, pero las filtraciones de seguridad, en el Pentágono junto a la ralentización y mala coordinación de los gobiernos de Europa occidental para dotar al Ejército ucraniano de mayor número armamento y munición frenaron la contraofensiva.
Todo hace pensar que el Ejército ucraniano se prepara ahora para una amplia ofensiva en primavera. Sobre el terreno es totalmente plausible que Ucrania consiga la victoria, si cuenta con un apoyo eficaz de la OTAN, aunque no será tan completa y decisiva como desean Kiev y sus partidarios.
¿Por qué ahora es especialmente importante considerar una victoria destacada para alcanzar un punto de negociación de pretensiones más limitadas para Ucrania?
Porque, a medida que la guerra continúe, Estados Unidos se enfrentará a decisiones cada vez más difíciles sobre costes, sostenibilidad y riesgos, en particular, en lo que respecta a dotar de armamento a Ucrania. Esto con elecciones a la vista donde Biden está en la cuerda floja.
Del mismo modo el compromiso de Occidente con Ucrania parece decaer a medida que aumenten los costes y los riesgos, tanto como se agotan las existencias militares.
Perforar las defensas rusas
Ucrania recibe enormes cantidades de armamento occidental: los tanques y los vehículos de combate de infantería aumentarán su destreza en la guerra blindada.
Esperan con estos últimos envíos perforar las defensas rusas y dotar a su infantería de mayor movilidad y protección. La artillería móvil y las defensas aéreas harán que el tándem sea aún más poderoso.
Los estrategas occidentales sostienen que Rusia se enfrenta a escasez de tropas, municiones y equipos
Aun con todo, se requieren de unos meses hasta que llegue todo el armamento comprometido, y Kiev sigue preocupada por la escasez de artillería y proyectiles.
Pero los estrategas occidentales sostienen que Rusia se enfrenta a escasez de tropas, municiones y equipos, por lo que su Ejército no está en condiciones para lanzar otra ofensiva a corto plazo y su postura es defensiva.
Mucho depende del éxito de la próxima ofensiva ucraniana. Entre otras cosas, los partidarios del país estarán observando atentamente, evaluando si la victoria que busca Kiev es factible.
Los líderes militares ucranianos han demostrado ser astutos, ágiles e ingeniosos y el efecto acumulativo del armamento occidental aumentará su fuerza en combate de múltiples maneras.
Los recientes patrones de despliegue de tropas ucranianas sugieren que la ofensiva ucraniana va a avanzar hacia el sur, hacia la provincia de Zaporiyia, para cortar el corredor terrestre ruso hacia Crimea.
Para ello, Ucrania intensificaría sus ataques contra bases, depósitos rusos, y las líneas de suministro ferroviario que atraviesan Tokmak, un importante centro en esta zona hacia el sur, hasta Melitópol y de ahí a Jersón y Crimea.
Los ataques contra la región de Melitópol también se intensificarían. Si las fuerzas ucranianas alcanzan Berdiansk o Mariúpol, puertos clave en la costa del mar de Azov, incomunicarán a las fuerzas rusas en la orilla izquierda de Kherson y en Zaporizhzhia, aumentando su vulnerabilidad al cerco y dificultando el suministro y la defensa de Crimea, incluso si el puente del estrecho de Kerch está totalmente reparado en julio, como está previsto.
Territorios perdidos
Un vector alternativo de ataque podría ser desde Jersón hacia la propia Crimea, aunque ello requeriría un difícil cruce del río Dniéper.
Sin embargo, la decisión de Rusia de aumentar los despliegues y construir líneas de trincheras en el norte de la península sugiere que no ha descartado esa posibilidad.
Kiev pretende recuperar todos los territorios perdidos desde 2014, incluida Crimea y todo el este de Ucrania
En cualquier caso, un avance hacia el sur también podría poner el puente del estrecho de Kerch, gravemente dañado por un camión bomba en octubre, al alcance de los misiles ucranianos.
Kiev pretende recuperar todos los territorios perdidos desde 2014, incluida Crimea y todo el este de Ucrania, una definición de victoria que el presidente Zelensky ha articulado en repetidas ocasiones y a la que no renunciará a la ligera.
Sin embargo, la OTAN puede estar cada vez más cerca de presionar a Kiev para que tome decisiones difíciles, porque quiere evitar una guerra interminable y, sobre todo, aún más costosa para las economías occidentales que empiezan a encontrar fuertes vientos contrarios.
Cualquier fin de la guerra pasa porque los líderes ucranianos hicieran dolorosas concesiones. Sin embargo, el curso de la guerra, junto con las tendencias políticas y económicas en Occidente, puede obligarles a aceptar que la continuación de los combates no producirá la victoria en los términos que desean.
Kiev insistirá en ingresar en la OTAN y puede que lo consiga
Sea cual sea la configuración territorial exacta de la Ucrania de la posguerra, Kiev insistirá en ingresar en la OTAN y puede que lo consiga. Hay diferentes formas de imaginar resultados territoriales de posguerra:
Una posibilidad es que Rusia se retirase a las líneas anteriores a la invasión, conservando Crimea y el territorio del Donbás, que ocupaba desde 2014.
Otra probabilidad supone que Ucrania recupere todo Zaporiyia, el litoral del mar de Azov, y Jersón, incluido el segmento de la costa del mar Negro ocupado por Rusia.
Rusia conservaría Crimea y gran parte de Donbás (la provincia de Lugansk y la parte de la provincia de Donetsk que controla), pero renunciaría al corredor terrestre hacia la península que ahora tiene a través de las partes meridionales de las provincias de Donetsk y Zaporiyia.
Este último escenario, con todo, supone la más ventajosa posibilidad de victoria para Ucrania conservaría aproximadamente el 93 % de la superficie que tenía antes de la invasión y cerca del 89 % del territorio que tenía antes de 2014.
Un acuerdo de este tipo estaría lejos de las aspiraciones de Kiev, pero evitaría a Ucrania más muerte y destrucción, y le permitiría llevar a cabo una reconstrucción de posguerra y el regreso de refugiados y desplazados (casi 14 millones) a sus hogares.
Independientemente de la configuración territorial exacta de una Ucrania de posguerra, Kiev insistirá en ingresar en la OTAN y (dadas las circunstancias) es muy posible que lo consiga.
Aunque la Alianza no consiga reunir la unanimidad necesaria para admitir a Ucrania, podría obtener una garantía de seguridad de Estados Unidos, Gran Bretaña, Polonia y los países bálticos, considerados por los ucranianos como sus más incondicionales partidarios.
Ahora, una victoria ucraniana en términos muy limitados (que no coinciden con el ideal de Kiev) se ha convertido en algo no sólo imaginable sino plausible.