Asia
Los jóvenes de las protestas de Tailandia votan por un cambio «inevitable»
El próximo domingo, los tailandeses acudirán a las urnas con la ilusión puesta en un cambio democrático
Cientos de miles de jóvenes protagonizaron en 2020 un histórico movimiento de protesta que rompió tabúes y agitó los cimientos del poder en Tailandia. El próximo domingo muchos de ellos acudirán a las urnas convencidos de que con su voto van a impulsar una reforma democrática «inevitable» en su país.
El acoso judicial –con casi 2.000 jóvenes procesados– ha enterrado las protestas, que alteraron el panorama político al reivindicar un profundo cambio democrático que alcanza a la todopoderosa monarquía, pero los ideales revolucionarios siguen intactos.
Inmersos en política, comprometidos con el activismo o, incluso, desencantados con la deriva del movimiento inicial, la mayoría de los manifestantes tienen decidido su voto en favor del «cambio» y contra partidos que representen «el poder militar» –tras el golpe de Estado de 2014–.
Ese espíritu se centra sobre todo en un partido, el reformista Move Forward, heredero de Future Forward –cuya ilegalización activó las protestas de 2020-, que según las encuestas podría conseguir el 20 por ciento de los votos en las elecciones generales del 14 de mayo, lo que le convertiría en la segunda fuerza política tras el también opositor Pheu Thai.
Candidato al Parlamento
«Fui uno de los que luchó en las calles; ahora llevaré la lucha al Parlamento, donde defenderé las demandas del pueblo», apunta a Efe Piyarat Chongthep, candidato al Legislativo por Move Forward y quien aún tiene siete procesos judiciales en marcha por cargos menores vinculados a las protestas.
El joven, de 32 años, renunció en 2022 a su puesto como director de WeVolunteer –un grupo que ejercía labores de seguridad durante las manifestaciones– para dar el salto a la política al considerar que la sociedad tailandesa ha cambiado en cuatro años «a pasos agigantados».
Aunque el aspirante remarca que el cambio llegará «a través de acuerdos», no mediante una «revolución» o «con las armas».
Con un programa que incluye la abolición del servicio militar obligatorio y deja abierta la posibilidad de reformar las severas leyes que protegen de toda crítica a la Casa Real de Tailandia, este partido aúna las simpatías de la mayoría de los manifestantes.
«Tenemos que hablar sobre temas que se han mantenido debajo de la alfombra. Sobre los poderosos y los magnates que controlan la sociedad. Sobre las instituciones que obstruyen el progreso. Sobre las leyes obsoletas», apunta el candidato.
Democracia más allá del voto
Procesada por tres delitos de lesa majestad –castigados cada uno con hasta 15 años de cárcel– por su participación en las pacíficas protestas, Mind no se arruga al hablar de política y del cambio en la sociedad tailandesa.
«Las manifestaciones parecen extinguirse, pero en realidad han sembrado desde 2020 una nueva mentalidad para que la gente sienta como algo normal hablar sobre política», apunta la joven, de 27 años, que colabora en el canal de Youtube Friends Talk donde entrevista a candidatos y acude a mítines electorales.
La activista, que comenzó a interesarse por la política siendo una adolescente durante la dictadura militar (2014-2019), asegura que las protestas han ayudado a que la gente «preste más atención» a estas elecciones y converse «con normalidad» sobre temas tan peliagudos como la monarquía.
«La gente no solo quiere emitir su voto, sino que quiere tener la esperanza de que las cosas cambien para mejor (...) Tailandia será un lugar mejor cuando el Parlamento acepte las demandas del pueblo y busque soluciones», remarca.
Conflicto generacional y desafecto
Con las primeras reivindicaciones del movimiento reformista, Tissa, de 26 años y fundadora de una productora audiovisual, se entusiasmó al saber que «no estaba sola» y muchos jóvenes tenían las mismas inquietudes respecto al futuro del país.
Su asistencia a las marchas y apoyo público chocaron de frente con los ideales conservadores de su padre, lo que propició numerosas «discusiones familiares».
«Él no entendía que yo cuestionara la situación del país, porque (decía) 'no tenía la suficiente experiencia'», recuerda la joven.
Sin embargo, fue ella misma la que comenzó a apartarse del movimiento a raíz de una serie de decisiones ideológicas y de gasto «con las que no coincidía», a pesar de seguir comprometida con las reivindicaciones de cambio.
La joven no duda al asegurar que tiene el voto decidido en apoyo del partido «reformista», a su parecer, «el único que puede acercar a Tailandia a una democracia moderna» y permanece convencida de que el cambio es «inevitable».
El cambio es ahora
Kapook, de 34 años, usó su destreza en la cocina para hornear galletas que vendía a través de las redes sociales y cuyos beneficios donaba íntegramente a las protestas, con las que «conectó» de inmediato.
Ahora, voluntaria para Move Forward, partido con el que su novio acude en la lista electoral, la tailandesa sigue comprometida con el movimiento y afirma sin dudar que «el cambio vendrá con estas elecciones».
A pesar de que votará a la formación a la que ayuda, evita catalogarla como «tan progresista» debido a que, en su opinión, han «transigido mucho al negociar con (partidos) conservadores».
«Surgirá un partido que represente ideologías más progresistas y radicales, formado por personas relacionadas con las protestas. Aunque dudo de que esta ideología extremista logre suficientes apoyos», sentencia.