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Sede Wagner San Petersburgo

Acceso a la sede del Grupo Wagner en San PetersburgoAFP

448 días de guerra en Ucrania

La nueva estrategia del Kremlin para anular al Grupo Wagner: más grupos paramilitares

Su modus operandi es similar, eso significa que la regla es que no hay reglas

En esta guerra de Ucrania donde el grupo de mercenarios Wagner parece tener más protagonismo y poder de fuego que el propio Ejército ruso, el Kremlin ha descubierto lo rentable que resulta dar carta blanca a organizaciones paramilitares. Por un lado les sirve para intentar avanzar posiciones y por otro, para restar poder a Yevgueni Prigozhin.

Los ejércitos de sicarios, aunque en teoría están prohibidos, se multiplican en Rusia y su potencial para avanzar en territorio ucraniano gana terreno en la estrategia, hasta ahora fallida de Moscú. Durante décadas han estado ahí, pero en esta fase de la guerra adquieren fuerza. En tiempos donde escasean las tropas y los jóvenes rusos intentan escapar al lazo del reclutamiento se han convertido en mano de obra calificada.

Su modus operandi es similar al de los Wagner. Eso significa que la regla es que no hay reglas. Allí donde van arrasan con todo. Desde 2014, cuando Putin se apropió de la península de Crimea ante el aturdimiento e indiferencia militar de Europa, estos combatientes han crecido a la sombra del todo poderoso Grupo Wagner.

En el Kremlin hay sentimientos encontrados sobre la organización que lidera Prigozhin. El excesivo poder que ha alcanzado irrita al Gabinete de Putin y en especial al ministro de Defensa, Serguei Shoigú, que es frecuente víctima de los ataques verbales de una organización que ocupa todas listas negras del mundo.

«Definitivamente estamos viendo más organizaciones armadas irregulares que nunca », admite Kateryna Stepanenko, en el Instituto para el Estudio de la Guerra. (ISW por sus sigas en inglés). «Putin –continúa– ahora está totalmente comprometido con el reclutamiento de estas fuerzas para evitar llamar a una movilización total». Hacerlo significaría reconocer públicamente que la Federación Rusa está en guerra, término prohibido de pronunciar.

El presidente de Rusia anunció al día siguiente del Día de la Victoria que se convocara a los reservistas, pero aún así los efectivos son insuficientes y los paramilitares le ahorran al amargo trago continuar con reclutamientos forzosos que han provocado la estampida de jóvenes del país.

Vladimir Osechkin, director del grupo de Gulagu.net no considera estas organizaciones genuinos grupos armados al margen del Ejército y duda de su eficacia.

Según ISW su participación, hasta ahora, en la conquista fallida de Ucrania no ha arrojado victorias sonadas. «Son –reflexiona– unidades creadas por el gobierno y responde a él», resume. Estos soldados se entrenan en bases militares estatales, utilizan equipamiento militar estatal y operan bajo el paraguas financiero de oligarcas y empresarios vinculados al Kremlin que sacan un rédito de sus actividades.

«Es probable que Rusia esté buscando patrocinar y desarrollar compañías militares privadas alternativas para eventualmente reemplazar a Grupo Wagner en su importante papel de combate en Ucrania», escribió el Ministerio de Defensa de Reino Unido en una de sus comentarios que sube a la redes.

Con el apoyo a estos grupos el pulso entre los Wagner y el Kremlin podría ser favorable al Gobierno o, al menos, complicarle más la existencia a los mercenarios que han adquirido un poder desmesurado y cuyo máximo representante no cesa de dar muestras de tener ambiciones políticas.

Prigozhin ha demostrado no tener límites y puesto en el punto de mira de sus críticas también al jefe del Estado Mayor, Valery Gerasimov. Su actitud tuvo como respuesta de Putin, al que le servía los banquetes, colocar a Gerasimov al frente de la invasión como mando indiscutible.

La verborragia contra él y la estrategia en Ucrania de Prigozhin han ido en aumento, así como sus quejas de que Moscú mantenía a sus mercenarios a pan y agua y sin municiones. Este escenario cambió al convertirse sus protestas en una bolsa de nieve que arrasaba con todos a su paso. Aún así, el malestar y la tensión persisten.

Sin escarmentar, el líder del Grupo Wagner hace apenas unos días proclamó a los cuatro vientos que la Brigada Separada Mecanizada número 72, había huido de Bajmut dejando tras de sí un reguero de 500 muertos. Su anunció, puesto en suspenso oficialmente, fue confirmado por Ucrania .

En este escenario, tanto el Kremlin como el Grupo Wagner analizan cómo aprovechar y reaccionar con las nuevas fuerzas paramilitares que pretenden hacer la competencia a un poder establecido como son los Wagner.

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