Fundado en 1910

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en la cumbre de la OTAN de VilnaAFP

La incertidumbre sobre el futuro de Ucrania protagoniza la primera jornada de la cumbre de la OTAN

Kiev reclama una hoja de ruta definida sobre su adhesión a la Alianza. El secretario general ofrece un «mensaje claro y positivo» sobre la invitación a Ucrania, pero evita precisar plazos concretos

La cumbre de la OTAN que está teniendo lugar en Vilna los días 11 y 12 de julio abrió con la noticia sobre el principio de acuerdo sobre la adhesión de Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Tras una intensa ronda de negociaciones bilaterales, horas antes del comienzo del encuentro se anunció que Turquía finalmente levantaría su bloqueo al país nórdico. En el foro que antecede al arranque oficial de la cumbre, el secretario general, Jens Stoltenberg, anticipó que «será histórica», en referencia al cada vez más cercano ingreso del país nórdico como 32º miembro de la organización, que en esta ocasión ha asistido en calidad de invitado.

Sin embargo, las buenas noticias no se extienden hasta Ucrania. A pesar de que el calendario incluye la celebración del primer Consejo OTAN-Ucrania, programado para el miércoles día 12, en el que el país eslavo participa en igualdad de condiciones con el resto de miembros, por el momento nadie se atreve a hacer predicciones sobre su eventual adhesión a la alianza. Los líderes que asisten a la cumbre insisten en la necesidad de avanzar rápido pero con seguridad, en tanto que el camino más corto no siempre es el más seguro.

Son frecuentes las menciones a la unidad y sintonía que comparten los miembros de la Alianza acerca de esta cuestión. No obstante, mientras que Francia y Alemania han anunciado nuevos suministros de ayuda militar, y los países del este urgen a que se simplifiquen los trámites y se alcance un compromiso explícito sobre los plazos, desde Estados Unidos se muestran más escépticos. En una entrevista con la CNN, el presidente Joe Biden cuestionó la existencia de consenso entre los Estados miembros, debido a los riesgos que entrañaría incluir a un país en guerra.

Preguntado sobre esta misma cuestión, Jens Stoltenberg ha manifestado que Ucrania se encuentra cada vez más cerca de la organización que preside, no solo de cara a contrarrestar la amenaza rusa sino también por su adaptación a los principios de la entidad. Sin embargo, la guerra que transcurre en el país es precisamente uno de los obstáculos más destacados. El secretario general ha recordado que la decisión que tomen los aliados acerca de la invitación tiene que tener en cuenta esta circunstancia.

El otro escollo reside en los requisitos indispensables de buena gobernanza, basados en la lucha contra la corrupción, las instituciones modernas y seguras y la interoperabilidad de las fuerzas del país y las de la organización. Sobre esta cuestión ha asegurado que Ucrania se encuentra «en camino». Prueba de ello es el anuncio de la posibilidad de reducir el plan de acción para su adhesión, de los dos pasos actuales a solo uno, por lo que Stoltenberg se atreve a transmitir un «mensaje claro y positivo» sobre la cuestión.

Esta indefinición no ha sentado nada bien en Kiev. Desde allí, horas antes de viajar a Lituania, el presidente ucraniano ha criticado que «la incertidumbre significa debilidad». En un tuit que ha sido ampliamente comentado a lo largo de esta primera jornada, Volodimir Zelenski ha calificado de «absurdo» que no se haya establecido un marco temporal para la invitación o la membresía de Ucrania, y ha lamentado la impresión de que no existe disposición para convertir a su país en un miembro más de la Alianza. Se prevé que el presidente Zelenski desarrolle esta apreciación en su intervención del miércoles, tal y como prometió en el tuit incendiario.