Cómo vivir en primera persona la realidad de la tortura en Venezuela

El edificio Antall del Parlamento Europeo ha sido protagonista de una exhibición atípica. Bajo el título 'Torturas: violación de Derechos Humanos en Latinoamérica' los espectadores han podido vivir en primera persona mediante gafas de realidad virtual la atmósfera que se respira en uno de los edificios con peor fama de Venezuela, el Helicoide.

Este edificio situado en Caracas, diseñado originalmente para ser un centro comercial en lo alto de una colina, hoy es la prisión más temida del país. Está controlada por el SEBIN, el servicio de inteligencia del Estado. Muchos de los que entran no salen. Los que logran volver a ver la luz del Sol ya no serán los mismos para el resto de su vida. Traumas, pesadillas o problemas de salud crónicos son algunas de las consecuencias de la estancia en este lugar.

Los presos son en su gran mayoría políticos. No hay una razón de peso para ser detenido y retenido contra tu voluntad en el Helicoide. Víctor Navarro es un joven venezolano y portavoz de esta exposición. Su objetivo es concienciar a cuantos más ciudadanos mejor en contra de la violación sistemática de los DD.HH. en países como Venezuela, pero no solo en su país. Navarro sabe que lo que hoy se aplica en el régimen de Maduro antes se aplicó bajo el castrista en Cuba.

No existe ninguna grabación del interior del edificio, nadie ha conseguido tomar una solo foto. Nunca. Pero gracias a testimonios como el de Víctor Navarro y otros 30 presos se ha conseguido representar en realidad virtual lo que sería el paso por esta cárcel.

Así eran las torturas

Habitáculos construidos para seis personas, pero en donde se acinan 35. Esquinas donde se amontonan excrementos propios y ajenos ya que se limpian las celdas una vez a la semana. Cortes en talones y plantas de los pies para que permanecer de pie sea un suplicio. Simulación de ahogamiento con paños empapados. Descargas eléctricas. Amenazas de muerte constantes con un cañón de una pistola en la boca que apenas te deja respirar. Guardas que cubren los cuerpos de los presos inmovilizados con cucarachas. Y todo lo que el ser humano puede imaginar para hacer daño.

Navarro, antes de pasar por este calvario, era un estudiante de comunicación social en la universidad de la capital. Él y otros compañeros ganaron una beca para una estancia de estudios en Estados Unidos. A su vuelta, la embajada estadounidense les invitaba a eventos que pudieran interesarlos. Ellos acudieron en varias ocasiones hasta que tanto Víctor como otros fueron apresados. Cuenta este joven que una de las primeras personas que vio al salir de aquella prisión fue a Delcy Rodríguez quien le habría dicho: «esto te pasa por hablar con los gringos».

La vicepresidente venezolana fue recibida el lunes pasado con gran entusiasmo por los líderes europeos, en especial Pedro Sánchez quien llegó a darle incluso besos, saltándose el protocolo para estas ocasiones. Rodríguez tiene prohibido el acceso al espacio Schengen, pero en este viaje pudo acceder gracias a la inmunidad diplomática de la que disfruta. A pocos metros se encontraba Víctor Navarro, uno de los miles de venezolanos torturados por un sistema controlado, entre otros, por la misma Delcy Rodríguez.