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Grupo Wagner Bielorrusia

Fuerzas especiales del Grupo Wagner se entrenan en BielorrusiaAFP

517 días de guerra en Ucrania

Putin mira de reojo a los mercenarios Wagner, situados más cerca de Moscú que antes de la rebelión

La cuestión del Grupo Wagner aún no se ha dado por zanjada en el Kremlin: Putin podría estar preparando el golpe definitivo a los mercenarios

El destierro del Grupo Wagner y de su líder, el oligarca Yevgeny Prigozhin, a Bielorrusia tras su intento de asalto a Moscú el 24 de junio, ha ocasionado un resultado inesperado: los mercenarios díscolos se encuentran ahora más cerca de Moscú que antes de su defenestración.

Según incide el Institute for the Study of War (ISW), en su nueva base bielorrusa, el Grupo Wagner se encuentra a 720 kilómetros de Moscú por carretera, mientras que en su anterior base de Krasnodar Krai se situaban a 1.370 kilómetros de la capital rusa.

La decisión de Vladimir Putin de forzar al exilio a Prigozhin y sus mercenarios se interpretó como una manera de atajar el intento de rebelión a la vez que se amarraba al régimen del presidente bielorruso Alexander Lukashenko y aumentaba la presión sobre Ucrania y Polonia.

Los mercenarios ahora tenían su base a tiro de piedra de Kiev y Varsovia. De todos esos escenarios, el único que parece haberse cumplido es el que afecta a Lukashenko.

El dictador bielorruso ve con creciente recelo la presencia de los incómodos mercenarios en su territorio. Los combatientes, sedientos de resarcirse tras la humillación del Kremlin, podrían tratar de controlar las estructuras internas de Bielorrusia del mismo modo en que Prigozhin lo intentó primero con Rusia.

Es en ese contexto en el que se encuadran las recientes declaraciones de Lukashenko ante Putin durante el encuentro que ambos mantuvieron en San Petersburgo.

Un afligido Lukashenko advertía a un, en apariencia, indiferente Putin que los mercenarios de Wagner planeaban darse «una vuelta» por Varsovia.

Lukashenko se quejó también ante el presidente ruso de que la presencia de Wagner en su territorio supone una amenaza a su poder, una amenaza que podría extenderse a Rusia si Wagner consigue reponerse del golpe recibido y recuperar su influencia.

Lukashenko, apunta el ISW, habría tratado de hacer ver a Putin que Wagner en Bielorrusia es un problema mayor que antes, y que hay que acabar del todo con sus capacidades.

Según el ISW, sin embargo, el Grupo Wagner, desarmado y confinado en su base bielorrusa, no supone ya una amenaza ni para Ucrania, Polonia ni la OTAN, y, probablemente, tampoco para Rusia y el régimen de Vladimir Putin.

Los mercenarios se vieron obligados a entregar su armamento pesado a las fuerzas regulares rusas una vez fracasó el intento de rebelión.

Para poder ser de nuevo una amenaza, los mercenarios Wagner tendrían que mecanizarse de nuevo, adquirir armamento pesado y reconstruir sus ahora inexistentes líneas de suministros.

Nada en Rusia sucede por casualidad, y la visita del dictador bielorruso al presidente Putin incluyó una visita turística que encerraba un importante mensaje.

Ambos líderes recorrieron juntos las instalaciones de la isla fortaleza de Kronstadt, lugar del levantamiento antibolchevique protagonizado por soldados y marineros rusos en 1921.

El gobierno soviético derrotó y reprimió sin piedad a los rebeldes en un hecho histórico con el que se ha querido comparar la rebelión de Prigozhin y sus mercenarios.

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