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Jueza federal de EE.UU. Tanya Chutkan

Jueza federal de EE.UU. Tanya ChutkanShane McCoy / @USMarshalsHQ

Perfil de la jueza federal Tanya Chutkan

Una izquierdista de hierro para juzgar a Trump

Los abogados del expresidente ya han anunciado su intención de recusarla por la saña que demostró en un juicio anterior

«Los presidentes no son reyes. Y el demandante no es el presidente». Tanya Sue Chutkan (Kingston, Jamaica, 5 de julio de 1962), la jueza designada por sorteo para juzgar a Donald Trump en el caso del supuesto intento de modificar el resultado de los comicios presidenciales de 2020, no se paró en barras cuando, hace dos años, autorizó el acceso de la comisión que investiga el asalto al Capitolio a 700 documentos que Donald Trump quería mantener en secreto.

Nacida en Jamaica y criada en Kingston, con un padre que mezcla la sangre caribeña con la hindú, Chutkan emigró a Estados Unidos a principios de los ochenta para licenciarse en Derecho por la Universidad de Washington y ampliar estudios -hasta el doctorado- en la de Pensilvania.

La jueza Chutkan dispone de una amplia experiencia en materia penal, habiendo, según su biografía oficial, disponible en la web del Tribunal Federal de Washington D.C.« argumentado varios casos en apelación y juzgado más de treinta, incluidos muchos casos graves».

Tras más de diez años trabajando para un influyente bufete neoyorquino, la magistrada de 61 años y madre de dos hijos fue nombrada jueza federal del Distrito de Columbia (Washington) por Barack Obama en 2014. Confirmada por el Senado en una votación de 95 votos frente a 0 -aunque a raíz de un procedimiento algo complejo-, le fueron encargados, al igual que muchos jueces de la capital federal, varios juicios relacionados con los graves incidentes acaecidos en Capitolio el 6 de enero de 2021.

Fue entonces cuando afloró su verbo franco: Los alborotadores del 6 de enero «profanaron y desfiguraron los pasillos del Capitolio y mostraron su desprecio por el Estado de derecho», dijo entonces, añadiendo durante una vista oral: «No es patriotismo, no es defender a América defender a un hombre -que sabe perfectamente que ha perdido- en lugar de defender a la Constitución que intentaba subvertir».

Hasta aquí, se podría decir que sus valoraciones son las propias de su cargo. El problema estriba en que a continuación se dejó llevar por su impulso progresista; e incluso 'wokista', al criticar la comparación entre los disturbios que siguieron a la muerte de George Floyd y los sucesos del Capitolio: «Comparar las acciones de personas de todo el país que protestaban, en su mayoría pacíficamente, por los derechos civiles, con una turba violenta que pretendía derrocar al gobierno legalmente elegido es una falsa equivalencia y minimiza el peligro muy real que la turba del 6 de enero suponía para nuestra democracia».

No hizo falta más, ya en aquel momento, para que los partidarios del expresidente invocarán una conspiración judicial e ideológica. El senador republicano por Texas, Ted Cruz, ya ha tildado a Chutkan de «jueza de extrema izquierda», afirmando que «se va a doblegar para servir a la administración Biden» y que todas sus decisiones serán hostiles a Trump.

Los abogados de Trump, favorito republicano para las elecciones presidenciales de 2024, pretenden trasladar el juicio a un Estado políticamente más favorable, como Virginia. Se trataría de algo extraño en Estados Unidos, donde los delitos deben juzgarse en el lugar donde se cometieron.

Y el mismísimo interesado confirmó ayer esa línea: «No hay manera de que pueda tener un juicio justo con la jueza 'asignada'», dijo Trump en una publicación en redes sociales. «¡Todos lo saben y ella también! Pediremos inmediatamente la recusación de esta jueza por motivos muy poderosos e igualmente cambiar el lugar, fuera de DC», agregó.

De Chutkan depende ahora no dejarse llevar por el apasionamiento ideológico.

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