Vuelven los problemas de baja moral en el Ejército ruso tras los últimos avances ucranianos

Si un fantasma ha recorrido y minado los esfuerzos del Ejército ruso en su invasión a Ucrania desde el inicio de la guerra, el 24 de febrero de 2022, ha sido la baja moral de sus tropas.

Según varios informes rusos con testimonios recogidos en el frente, las quejas de los soldados por la falta de armamento, la mala calidad de los equipos y los múltiples problemas que los oficiales son incapaces de solucionar, han vuelto con fuerza y son ahora constantes.

En los últimos meses, parecía que el Kremlin había logrado conjurar este problema gracias a un mayor esfuerzo en el reclutamiento, así como ha los meses que han tenido para preparar las líneas defensivas en los territorios ocupados y organizar mejor las líneas de suministros.

Sin embargo, la contraofensiva ucraniana en curso desde hace dos meses, aunque no ha logrado avances territoriales significativos, sí que ha tenido éxito en un objetivo: ha sembrado el caos en las filas rusas a lo largo de toda la línea del frente.

Las deserciones, los casos de enfrentamientos entre tropas, los conflictos étnicos, los casos de alcoholismo y drogadicción se repiten sin fin en el bando ruso.

Algunas operaciones de las fuerzas rusas fracasan simplemente porque los soldados son incapaces de empuñar un arma y dar dos pasos, lastrados por el alcohol y las drogas.

Según el Institue for the Study of War (ISW), soldados rusos se quejan de que carecen de transportes ligeros, y parte del equipo está inservible.

En otros casos, las unidades de artillería reciben obuses remolcados D-20 obsoletos, inadecuados para el combate de contrabatería.

Robotyne

En cuanto a los avances de la contraofensiva ucraniana, las fuerzas de Kiev lograron en los últimos días un importante triunfo al conquistar la estratégica ciudad de Robotyne, en la región de Zaporiyia.

Se trata del primer éxito importante desde el inicio de una contraofensiva que avance mucho más lento de lo previsto.

Según el informe de la guerra elaborado por el ISW, el avance en Robotyne es tácticamente significativo, ya que permitirá a las tropas ucranianas operar más allá de los campos minados rusos.

El Ejército ruso trata de adaptarse a las nuevas condiciones que plantea la contraofensiva ucraniana y está reorganizando sus defensas.

En Jersón, donde se teme un futuro avance ucraniano, se están creando nuevas unidades de armas combinadas mediante la reorganización del personal ya movilizado.

También se están reclutando nuevos soldados en provincias remotas de Rusia para conformar un nuevo distrito militar en Zaporiyia y Jersón.

Según el ministerio británico de Defensa, el objetivo es reforzar las defensas en ambas provincias ocupadas.