Francia no podrá frenar a los inmigrantes ilegales que lleguen a su frontera desde un país vecino

El problema de la inmigración masiva no es exclusivo de un país en la Unión Europea. Todos sufren las consecuencias de lo que supone recibir a millones de personas de otros países que llegan sin control y sin que el sistema sea capaz de absorberlos.

Esto ya se vio en 2015 con la crisis denominada de «refugiados» pero que en la práctica eran inmigrantes económicos de numerosos países que no estaban en conflicto. Hoy en día sigue siendo exactamente lo mismo. La situación de la isla de Lampedusa así lo atestigua.

Son varios los países que han cerrado la frontera con Italia para evitar que las decenas de miles de africanos llegados en los últimos días a la pequeña isla del Mediterráneo entren en su territorio. Uno de ellos es la Francia de Emmanuel Macron, hasta ahora.

El pasado 22 de septiembre, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que el gobierno francés no puede expulsar sistemáticamente a los inmigrantes ilegales que entren en su territorio desde un país vecino.

Por esta razón varias ONG inmigracionistas denunciaron la situación al Consejo de Estado y este lo elevó a dicho tribunal. Según explican en el comunicado, «el interesado debe disponer, en principio, de un plazo determinado para abandonar el país voluntariamente […] la expulsión forzosa sólo se utiliza como último recurso».

El tribunal ubicado en Luxemburgo añadió que, fuera cual fuera la circunstancia, la expulsión debía cumplir con los requisitos, normas y procedimientos establecidos en la directiva de devolución europea.