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El primer ministro británico, Rishi Sunak

El primer ministro británico, Rishi SunakAFP

Reino Unido

Los conservadores británicos engrasan su maquinaria electoral hundidos en las encuestas

La cita anual de los tories, que se reúnen desde este domingo hasta el miércoles en Manchester, se prevé menos turbulenta que el año pasado, cuando el partido estaba inmerso en la tormenta económica desatada por Liz Truss

Con las elecciones en el Reino Unido a un año vista, el Partido Conservador del primer ministro británico, Rishi Sunak, comienza a engrasar esta semana la maquinaria electoral en un congreso en el que tratará de insuflar optimismo a un partido hundido en las encuestas.

La cita anual de los tories, que se reúnen desde este domingo hasta el miércoles en Manchester (norte de Inglaterra), se prevé menos turbulenta que el año pasado, cuando el partido estaba inmerso en la tormenta económica desatada por Liz Truss, pero Sunak estará bajo presión para convencer a los suyos de que puede evitar la abrumadora derrota electoral que pronostican los sondeos.

La batalla ideológica del ala ultraliberal en defensa de los bajos impuestos, el malestar entre los moderados por los recortes medioambientales que ha anunciado el Gobierno y la mano dura contra la inmigración se perfilan entre los grandes temas del congreso.

Horizonte electoral

Sunak heredó hace menos de doce meses el liderazgo de una formación lastrada por los escándalos de Boris Johnson y el Gobierno fallido de Truss, y afronta la recta final hacia los comicios, que se esperan a finales de 2024, con una intención de voto del 24 %, frente al 45 % de los laboristas, que ya organizan su regreso al poder después de trece años de gobiernos conservadores.

«En su fuero interno, probablemente casi nadie piensa que puedan ganar las próximas elecciones», explicó a Efe Ben Clift, profesor de Economía Política en la Universidad de Warwick, que destaca el desgaste de imagen que han sufrido los cinco últimos primeros ministros tories, desde David Cameron, pasando por Theresa May, Johnson, Truss y el propio Sunak.

Cada de uno de ellos ha sumido al Reino Unido «en todo tipo de dificultades y graves crisis, y han perdido cualquier clase de fe por parte de los votantes», sostuvo Clift.

Uno de los indicios más claros de la falta de confianza en sus propias opciones de continuar en el Gobierno es que 47 diputados conservadores han renunciado ya a optar a un escaño en los siguientes comicios.

«Están empezando a dimitir de sus cargos dentro del Partido Conservador, o en el Parlamento, porque lleva bastante tiempo lograr un puesto en la administración pública o en una empresa», afirmó a Efe Emmanuel Godin, profesor del departamento de Política de la Universidad de Portsmouth.

Votos y medioambiente

Inspirado por el fuerte rechazo que ha provocado la extensión de la zona de bajas emisiones en Londres, Sunak ha anunciado en las últimas semanas varios pasos atrás en los objetivos contra el cambio climático, entre ellos retrasar cinco años, hasta 2035, el veto a la venta de automóviles de combustión.

Su decisión ha molestado a un sector de su propio partido, pero parece haber mejorado su popularidad entre los votantes tories. En apenas un mes, la satisfacción entre los miembros del partido con Sunak se ha elevado desde los números rojos a 26 puntos positivos, según un sondeo del influyente portal ConservativeHome.

El líder conservador aspira a ganar votantes «que creen que el discurso sobre el medioambiente ha ido demasiado lejos, que estamos dramatizando las cosas y que eso es muy costoso en tiempos de crisis financiera», declaró Godin.

Batalla entre facciones

La perpetua lucha entre facciones del Partido Conservador estará protagonizada previsiblemente este año por el ala ultraliberal del partido, liderada por Truss y su entorno, partidarios de rebajar impuestos y disminuir el peso del Estado, y por el grupo escorado a la derecha política que ve en la ministra del Interior, Suella Braverman, una buena candidata para sacar rédito de la retórica antiinmigración.

Ambos sectores tratarán de ganar peso en Manchester, con la vista puesta tanto en el programa electoral que debe elaborar Sunak en los próximos meses como en la eventual renovación profunda que llegaría si el partido pasa a la oposición.

Pese al desastre financiero que provocó Truss en su breve paso por Downing Street, sus partidarios mantienen una voz influyente: «Quieren mantener la ideología y el legado de (Margaret) Thatcher», comentó Clift.

Braverman, que esta semana ha abogado por rebajar los derechos que ofrece a los refugiados la Convención de la ONU, «tiene grandes ambiciones y está claro que se ve a sí misma como una líder potencial», agregó.

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